Compartir espacios en los que vive gente con intereses comunes. Ese es el punto de partida del coliving, una nueva forma de convivir que se proyecta como la propuesta favorita para los trabajadores nómadas. Lo que comenzó como una tendencia a principios del siglo XX en EEUU, se ha convertido en una práctica demandada a […]
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| 26 jun 2019
Compartir espacios en los que vive gente con intereses comunes. Ese es el punto de partida del coliving, una nueva forma de convivir que se proyecta como la propuesta favorita para los trabajadores nómadas. Lo que comenzó como una tendencia a principios del siglo XX en EEUU, se ha convertido en una práctica demandada a nivel global.
Aunque a España llegó hace tan solo un par de años, este fenómeno residencial ya se encuentra asentado en las principales ciudades de ámbito nacional. Según los datos recogidos en el ‘II Observatorio de la Vivienda en España’, elaborado por Century 21, en el momento actual un 0,3% de las personas de entre 18 y 34 años vive en este tipo de espacios. Si bien se trata de una cifra aún insignificante, esta práctica ha comenzado a tener una gran aceptación en ciudades como Málaga, Madrid o Valencia.
Este tipo de espacios han sido planteados como una solución de alojamiento para aquellas personas que, por cuestiones laborales, pasan una determinada temporada en una ciudad. Es decir, la idea pasa por conectar a gente con intereses y necesidades similares. El objetivo es que estos inquilinos tengan aficiones, intereses o profesiones parecidas.
Los inmuebles pueden llegar a ocupar un edificio entero y cubren todo tipo de necesidades: desde salones, terraza, salas de trabajo y, por supuesto, habitaciones individuales con servicios de limpieza. Algunos de ellos, incluso, tienen habilitado un gimnasio. Una derivada del coworking, con la diferencia de que aquí los individuos lo utilizan como un modo de residencia temporal. “El coliving no tiene porqué ser barato“, sostiene el socio para Iberia y Head para Alternative Investments de Aire Partners. El precio medio de estos espacios puede llegar a alcanzar los 1.000 euros al mes.
En Madrid uno de los ejemplos más representativos viene de la mano de PROJETS. La compañía, fundada en Berlín a principios de 2017, desembarcó en Madrid el pasado mes de abril. Ubicados en el distrito de Tetúan, sus instalaciones ofrecen al usuario todo tipo de comodidades: desde toallas y sábanas, hasta un administrador de la comunidad que ayuda al nuevo usuario a instalarse en la ciudad.
Con apenas de cinco años de vida y un despegue todavía lento, los expertos han comenzado a ver en la flexibilidad del alojamiento una manera de reinventar el sector. “Tenemos una oportunidad que hay saber desarrollar”, subraya el consejero delegado de Excem Socimi Sir, Antonio Mochon.