El sector financiero siempre se encuentra entre los sospechosos habituales para la opinión pública. En los años de la Gran Recesión, los rescates y ciertas prácticas comerciales pusieron el foco sobre el sector, que años después trata de redimirse en esta crisis pandémica. Precisamente la dificultad de mantener una buena reputación se encuentra entre los […]
Tipos de interésEl sector financiero siempre se encuentra entre los sospechosos habituales para la opinión pública. En los años de la Gran Recesión, los rescates y ciertas prácticas comerciales pusieron el foco sobre el sector, que años después trata de redimirse en esta crisis pandémica.
Precisamente la dificultad de mantener una buena reputación se encuentra entre los ‘Retos del sistema financiero’, título de una conferencia organizada por la iniciativa vasca Finanza. Pablo Hernández de Cos, gobernador del Banco de España, y Gregorio Villalabeitia, presidente de Kutxabank, discutieron sobre qué debe hacer el sector para salir del candelero social.
De hecho, el discurso del gobernador llevaba por título ‘Claves para la reputación y la sostenibilidad de los modelos de negocio bancarios en España’. Durante su intervención, de Cos recalcó que “los bancos y el negocio bancario se sustentan en la confianza que depositan los clientes en las entidades y la que generan las entidades entre sí”. Para el gobernador, la mala conducta de las entidades “además de socavar esta confianza, acaba también generando costes financieros directos en forma de litigios, devolución de importes a clientes, indemnizaciones”.
Por ese motivo, para el dirigente del organismo supervisor no solo se trata de una cuestión de imagen. Dicha mala imagen tiene unos costes que se materializan en los juicios que tienen que afrontar las entidades. En concreto, entre 2014 y 2020, las entidades financieras españolas afrontaron un coste total de 19.000 millones de euros, según los cálculos del Banco de España.
Para tratar de asegurar un comportamiento adecuado, los bancos pusieron un importante énfasis en respetar ciertos valores como la transparencia, la información a la clientela, la publicidad y la adecuada promoción de los servicios bancarios, tal y como los cita de Cos. Asimismo, una vez que estalló la crisis financiera posterior a 2008, se comenzó a exigir a los bancos un mejor estudio del riesgo a la hora de proporcionar crédito, así como un análisis más detallado de la clientela.
Sin embargo, eso no quita que en 2020 se respondieron más de 6.200 consultas escritas y más de 40.000 llamadas para responder dudas de los clientes acerca de sus productos financieros. En particular, el año pasado adquirió importancia la consulta sobre las moratorias hipotecarias, entre otras medidas adoptadas desde las Administraciones.
Por su parte, Villalabeitia complementa la visión que ofrece de Cos. Lamenta que la reputación de todo el sector haya sufrido, “tanto los que fuimos rescatados como los que no”, remacha. Según el dirigente de Kutxabank, los costes por litigiosidad suponen entre el tercer y cuarto componente de costes, lo que requiere un mayor grado de atención por parte de la banca, dado que esa situación también “afecta al entorno de las decisiones judiciales”.
A lo que explica de Cos, habría que sumar los 26 expedientes sancionadores que el Banco de España ha emitido entre 2016 y 2020 por infracciones en materia de conducta. Aunque estos expedientes no representan un coste tan elevado como los litigios en sí o las devoluciones a las que se han visto obligados los bancos, pero en conjunto acumulan sanciones superiores a los 52 millones de euros, con un importe medio de 2 millones por sanción. Asimismo, la Comisión Ejecutiva ha aprobado 982 requerimientos durante el mismo período
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