El oro, considerado el activo refugio por excelencia, es visto ahora por muchos inversores como una de las pocas opciones que otorga el mercado ante el entorno de alta inflación y subida de tipos de interés que estamos viviendo. La cotización de los futuros de este metal precioso, aunque ha sufrido volatilidad estos meses, encontró […]
BolsasEl oro, considerado el activo refugio por excelencia, es visto ahora por muchos inversores como una de las pocas opciones que otorga el mercado ante el entorno de alta inflación y subida de tipos de interés que estamos viviendo.
La cotización de los futuros de este metal precioso, aunque ha sufrido volatilidad estos meses, encontró su punto álgido en los meses de marzo, abril y mayo, llegando incluso a máximos de 1.900 dólares por tonelada en algunos momentos. Tal y como se observa en el gráfico, donde podemos observar el movimiento del oro en el último año, donde se señala que ahora mismo que el metal precioso se mueve alrededor de los 1.850 dólares por tonelada.
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Prueba de ello es que, tal y como señalan desde Spectrum Markets, el índice de sentimiento SERIX de los inversores minoristas sobre el metal amarillo alcanzó 116 en mayo, el nivel más alto medido hasta la fecha.
"Teniendo en cuenta el contexto macroeconómico, no es de extrañar que los inversores busquen aprovechar una caída del precio del oro para realizar asignaciones en valores refugio”, indica Michael Hall, jefe de distribución de Spectrum Markets.
Fuente: Spectrum Markets
Y aunque, tal y como señalan desde Wisdom Tree, las perspectivas del oro y la plata están obstaculizadas por los mayores rendimientos de los bonos y la apreciación del dólar, lo cierto es que reconocen “la inflación tenazmente elevada debería hacer que sus precios continúen subiendo”.
Los inversores tienen ahora demasiadas preocupaciones en mente como para enfrentarse a un riesgo demasiado elevado en los mercados.
La guerra en Ucrania, con las correspondientes tensiones geopolíticas y los problemas de suministro, así como los datos de alta inflación y de preocupación por el crecimiento, entre otros factores, han hecho que los inversores estén muy atentos a los bancos centrales y a los movimientos de los diferentes activos.
Así, y con los principales bancos centrales, como la Reserva Federal o el BCE, virando hacia una política económica más dura y retirando las ayudas a la economía, los expertos auguran ahora panorama de diferente envergadura para los distintos escenarios.
La mirada está posada en la principal inquietud de los inversores, la inflación, cuyo peor escenario seria llegar a la temida estanflación, definida como aquella situación de alta inflación y de estancamiento de la economía.
“La evolución de la economía mundial presenta muchas incertidumbres. A largo plazo, las amenazas incluyen los riesgos geopolíticos y la posibilidad de errores de cálculo, la toma de decisiones equivocadas en materia de política monetaria y financiera, y el aumento de los niveles de tensión en los mercados financieros. Actualmente, los economistas están revisando rápidamente a la baja sus previsiones de crecimiento mundial, ya que se espera que aumente la amenaza de estanflación”, indica Thomas Hildebrandt, Senior Portolio Manager de la gestora nórdica Evli Fund Management, que añade: “A corto plazo, el alivio podría venir de la mano de la relajación de la inflación, al menos en los EE.UU., la disminución de los casos de coronavirus en China y el levantamiento de las medidas de bloqueo, así como la disminución de las operaciones militares en Ucrania”.
Por su parte, Pedro del Pozo, director de inversiones financieras en Mutualidad de la Abogacía, comenta sobre previsiones de estanflación del Banco Mundial, que estas son una posibilidad, “pero probablemente no sea el escenario central de cara a los próximos meses. Antes, habrá que ver el éxito de las políticas monetarias restrictivas que se están aplicando".
"No veremos estanflación si las políticas monetarias restrictivas tienen éxito y vemos un cierto ‘aterrizaje’ suave", aunque advierte que ese aterrizaje suave "lleva implícito una caída de la actividad y del PIB",comenta a continuación, y señala que "si al final los peores augurios de estanflación terminan haciéndose sobre la economía, la renta variable sufrirá en un entorno de bajo crecimiento y de tipos de interés altos, y se verían afectados tanto la parte de beneficio empresarial o como la parte de multiplicador”.
La estanflación podría beneficiar al oro
Y como los expertos cada vez hablan más de inflación elevada combinada con recesión, de estanflación, es importante conocer cuál sería la deriva del oro ante esta posibilidad de mercado.
Tal y como señala Nitesh Shah, director de materias primas y análisis macroeconómico de WisdomTree, estos episodios de estanflación son “extremadamente raros” y por lo tanto, dice, es muy difícil la extracción de conclusiones cuantitativas a partir de ellos.
Pero ejemplifica: “Entre el tercer trimestre de 1973 y el primer trimestre de 1975, el PIB estadounidense decayó en términos reales y, además, la inflación subió de un 7,4% al 10,3%. Por su parte, los precios del oro se incrementaron en dicho período en un 73%. A finales de la década de 1970, también se constató una desaceleración económica combinada con una aceleración de la inflación, con los precios del oro duplicándose con creces en 1979”.
Y aunque, tal y como señalan desde WisdomTree, las perspectivas del oro y la plata están obstaculizadas por los mayores rendimientos de los bonos y la apreciación del dólar, lo cierto es que reconocen “la inflación tenazmente elevada debería hacer que sus precios continúen subiendo”.
El movimiento de la plata y del oro siguen la misma estela de forma conjunta donde según las observaciones mensuales de los últimos 20 años, los precios se han movido en la misma dirección casi el 80% del tiempo.
Y es que aunque, tal y como señala Carsten Menke de Julius Baer, la iniciativa de Biden de impulsar la producción de paneles solares en EE.UU genera un escenario importante para la plata, lo cierto es que a su juicio, “es poco probable que tenga un impacto significativo en el mercado y los precios”.
“Seguimos convencidos de que la plata debería seguir la estela del oro, tanto a corto como a medio y largo plazo. La demanda de inversión debería seguir siendo el motor dominante de ambos metales, y debería desaparecer en el futuro, suponiendo que la Reserva Federal de EE.UU. siga endureciendo su política monetaria y que la economía estadounidense no entre en recesión”, matiza Menke.
“Utilizando nuestro escenario base revisado de estimación del oro, nuestro modelo de plata indica que es probable que los precios de la plata aumenten a los U$S 28,89 para el primer trimestre de 2023 (desde los U$S 21,93/oz)”, comenta Shah.
Sin embargo, señala que una recesión económica podría tratar a la plata de forma distinta que al oro.
“Nuestro modelo sobre la plata asume que la sensibilidad del metal a los precios del oro es bastante estable a lo largo del ciclo económico. Sin embargo, en realidad, la correlación entre los dos metales fluctúa. Creemos que, si una recesión se convierte en el principal impulsor del precio del oro, la actividad manufacturera podría contraerse, generando una presión negativa sobre el precio de la plata mientras el oro continúa apreciándose. Esto podría incrementar la relación oro/plata”, concreta el experto de WisdomTree.
“Si bien una recesión no es nuestro escenario base, los mercados están cada vez más preocupados respecto a que la economía decaiga. La rentabilidad del oro podría superar a la de la plata en dicho escenario”, recalca.
Fuente: Bloomberg