El mundo esta girando hacia la ecología y el interés por la tendencia “green” ocupa ya el interés de inversores, mercados, gobiernos y reguladores. Europa parece haber tomado la iniciativa ante las necesidades de hacer frente a la contaminación y al cambio climático y de hecho, hemos podido ver la emisión de bonos verdes por […]
BolsasEl mundo esta girando hacia la ecología y el interés por la tendencia “green” ocupa ya el interés de inversores, mercados, gobiernos y reguladores.
Europa parece haber tomado la iniciativa ante las necesidades de hacer frente a la contaminación y al cambio climático y de hecho, hemos podido ver la emisión de bonos verdes por parte de países como Alemania, Francia, Países Bajos, entre otros, y desde hace unos días España.
Sin embargo, hay que tener en cuenta que los principales bancos centrales del mundo también tienen su contribución en la transición ecológica del momento.
De hecho, Roland Rott, responsable de Investigación sobre ESG e Inversión Sostenible, y Stephanie Lipman, analista ESG, de La Française, han señalado que “los bancos centrales y los supervisores pueden reforzar las finanzas de transición respaldando las normas de información y contabilidad relacionadas con el clima, al tiempo que siguen promoviendo herramientas y metodologías para la evaluación del riesgo”.
Así, los expertos señalan que ya han observado cómo los organismos de supervisión están adoptando este vínculo entre las finanzas de transición y la evaluación del cambio climático como un riesgo sistémico y un factor que bien podría influir en la estabilidad de los precios.
Por su parte, el Banco Central Europeo (BCE) ya concluyó a principios de este año un stress test para toda la economía. “Los bancos de la zona euro ya están en el punto de mira después de que el banco central publicara una guía sobre cómo espera que aborden los riesgos climáticos y les pidiera que presentaran planes de acción para lograrlo”, escriben desde La Française.
En lo que respecta a la Reserva Federal, el banco central de Estados Unidos creó a principios de este año un nuevo Comité de Supervisión del Clima para reforzar su capacidad de identificar y evaluar los riesgos financieros derivados del cambio climático y para desarrollar un programa adecuado que garantice la resistencia de las empresas supervisadas a esos riesgos.
China y su Banco Popular ya ha dicho que estudiará la posibilidad de incluir los riesgos climáticos en su test de estrés anual a las entidades financieras del país.
“En Francia, por ejemplo, el Gobierno publicó recientemente una ley climática revisada que incluye, entre otras cosas, un nuevo requisito para que las empresas financieras realicen un stress test climático que cubra los riesgos físicos y de transición”, revelan los expertos y añaden: “El Banco de Inglaterra, por su parte, está llevando a cabo el primer test de estrés de carácter climático a nivel de banco individual”.
Hay que tener en cuenta también sin duda a la ‘Red para la Ecologización del Sistema Financiero’ (NGFS), definido como “un grupo de Bancos Centrales y Supervisores dispuestos, de forma voluntaria, a compartir las mejores prácticas y contribuir al desarrollo de la gestión del riesgo medioambiental y climático en el sector financiero y a movilizar la financiación principal para apoyar la transición hacia una economía sostenible”.
Así, y siempre según desde La Française, desde la creación del grupo en 2017, la NGFS ha aumentado su número de miembros de ocho a 89, e incluye al FMI y al BIS (Bank of International Settlements, Banco de Pagos Internacionales por sus siglas en inglés) como observadores, y a la Reserva Federal de Estados Unidos. Franck Elderson, miembro del Comité Ejecutivo del BCE, fue nombrado de nuevo presidente del GNFS en septiembre de 2020. En un reciente discurso explicó el objetivo general de la supervisión: al obligar a los bancos a evaluar y gestionar adecuadamente los riesgos relacionados con el clima, el BCE está, de hecho, salvaguardando también la financiación de la transición a una economía con bajas emisiones de carbono.
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