Wall Street cede terreno semanal preocupado por la magnitud de la recesión

Balance negativo en los últimos cinco días para los principales índices de Wall Street, pese a que en la última sesión de la semana, el Dow Jones terminada un 0,25% al alza hasta los 23.685 puntos, el S&P500 cerraba en los 2.863 enteros (0,39%) y el Nasdaq Composite terminaba en los 9.014 puntos, después de sumar un 0,79%. Mientras, el índice de volatilidad CBOE aumentaba para situarse cerca de un máximo de 11 días.

Los tres principales índices bursátiles de EE.UU. han subido aproximadamente un 30% desde sus mínimos de marzo, ya que los inversores se mostraron positivos por un repunte en la actividad comercial después de que varios estados aliviaron los bloqueos. A pesar de ello, en un año el mercado de valores del país se encuentra un 4% más alto en comparación con el año anterior. Eso sí, este es el momento más caro para comprar acciones en 20 años.

Datos económicos de la semana 

Entre los datos más destacados de los últimos días, destaca el del IPC del mes abril de Estados Unidos que ha registrado su mayor caída mensual desde noviembre de 2008 debido al impacto del la pandemia de coronavirus sobre la demanda. En concreto bajó un 0,8% (tras el descenso del 0,4% en marzo), destacando la caída del precio de la gasolina en más del 20% (la mayor disminución desde noviembre de 2008, después de caer un 10,5% en marzo), lo que indica el parón en la actividad económica del país por las órdenes de confinamiento. Esta caída se compensó con el aumento del precio de los alimentos, un 1,5%, la mayor ganancia desde enero de 1990, sobre todo por la escasez de carne en el país en medio de brotes de COVID-19 en las plantas de procesamiento de carne.

En los 12 meses hasta abril, el IPC ganó un 0,3%, el aumento anual más bajo desde octubre de 2015, después de aumentar un 1,5% en marzo.

También malos datos los de las ventas minoristas en Estados Unidos que registraron en abril un desplome del 16,4% hasta los 403.900 millones de dólares, mucho más de lo esperado por los expertos. Se trata de la mayor disminución desde que el gobierno comenzó a seguir la serie en 1992, y solo los comerciantes online informaron de un aumento en los ingresos del 8,4%, según el Departamento de Comercio. Excluyendo vehículos, el mes pasado las ventas minoristas se hundieron un 17,1%, casi el doble de lo previsto. Las ventas en restaurantes y bares bajaron un 29,5% en abril a un mínimo de 15 años, las ventas en supermercados bajaron un 13,2%, y las tiendas de ropa colapsaron, cayendo un 78,8%. Sorprendentemente, las ventas en las tiendas de alimentos y licores cayeron un 13,1% el mes pasado después de un aumento del 26,9% en marzo. 

La caída del mes pasado probablemente reflejó la escasez ya que el precio de los alimentos consumidos en el hogar en abril registró su mayor aumento desde febrero de 1974.

La cifra interanual de las ventas minoristas alcanza una bajada del 21,6% en abril y desde enero a abril se ha hundido a una tasa anualizada del 7,6% en el primer trimestre, la mayor caída desde el segundo trimestre de 1980.

El consumo supone más de dos tercios de la actividad económica del país, en concreto alrededor del 68% de la economía del país proviene de los gastos de consumo personal, que cayeron un 7,6% en el primer trimestre. Los economistas predicen un colapso histórico en la tasa de gasto del consumidor de hasta un 50% en el segundo trimestre.

Aún así, un informe de la Universidad de Michigan mostró que su índice de sentimiento del consumidor aumentó a principios de mayo, ya que algunos hogares recibieron su parte del paquete fiscal de casi 3 billones aprobado por el Congreso, y aplaudieron los descuentos de precios y los bajos tipos de interés. Sin embargo, las percepciones de los consumidores sobre las perspectivas financieras personales para el próximo año continuaron debilitándose, cayendo al nivel más bajo en casi seis años.

También esta semana se publicó el índice de precios al productor para la última semana de abril que cayó un 1,3%. Se trata del mayor descenso desde diciembre de 2009. En los últimos 12 meses disminuyó un 1,2%, la mayor caída desde noviembre de 2015. Excluyendo los componentes volátiles de servicios de alimentos, energía y comercio, los precios al productor bajaron un 0,9% el mes pasado.

Otro de los malos datos publicados es el de la producción industrial que según un informe de la Reserva Federal cayó en un histórico 11,2% en abril, debido a una caída récord de 13,7% en la producción en las fábricas. La economía se contrajo a una tasa de 4,8% en el trimestre enero-marzo y se espera que la producción se contraiga a un ritmo de hasta el 40% en el segundo trimestre, el más profundo desde la década de 1930.

También destacó esta semana el dato semanal de desempleo. El coronavirus continúa golpeando el mercado laboral de EE.UU. y conocimos que casi otros 3 millones de estadounidenses solicitaron beneficios por desempleo para la semana que terminó el 9 de mayo, según cifras del Departamento de Trabajo. En total 36,5 millones están en paro. Según la Reserva Federal los más afectados han sido los trabajadores de bajos ingresos y menos educados. La Fed estimó que el 40% de los hogares con unos ingresos de menos de 40.000 dólares anuales incluía a alguien que perdió su trabajo desde febrero.

El miércoles las noticias no fueron muy positivas para Wall Street después de la sombría perspectiva del presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, sobre la economía y la advertencia del experto estadounidense en enfermedades infecciosas Anthony Fauci de que el virus aún no está bajo control. Jerome Powell advirtió sobre un “período prolongado” de crecimiento débil e ingresos estancados y pidió más estímulo fiscal. 

La Cámara de Representantes y el Senado de los Estados Unidos están deliberando nuevas respuestas a la pandemia, que ha matado a casi 86.000 personas en Estados Unidos. Los funcionarios de la Casa Blanca han dicho que quieren evaluar cómo funciona una ronda inicial de reaperturas económicas por parte de los estados antes de decidir qué hacer.

Powell subrayó la importancia de asegurarse de que la caída más profunda desde la Gran Depresión de 1929 no se salga de control pero dejó claro que la Fed no llevará los tipos de interés por debajo de cero.

Aunque muchas partes del país están reabriendo, las empresas y las fábricas funcionan muy por debajo de su capacidad. Más estados y gobiernos locales están diseñando planes para reiniciar sus economías.“Las próximas seis u ocho semanas serán fundamentales” para determinar si los consumidores y los trabajadores se sienten lo suficientemente seguros como para regresar al mercado, comentaba el martes el presidente de la Reserva Federal de Richmond, Thomas Barkin.

Esto no hace sino respaldar la afirmación de los economistas de que tomaría un tiempo para que la actividad se recupere después de casi detenerse a mediados de marzo, y están lidiando con la posibilidad de una debilidad económica prolongada debido a la pandemia de coronavirus. 

A finales de semana aumentaron las preocupaciones sobre las relaciones comerciales entre China y Estados Unidos cuando Trump dijo que estaba muy decepcionado con el país asiático por no contener el coronavirus, que la pandemia mundial había afectado su acuerdo comercial con Pekín, y que no estaba interesado en renegociar. Además el presidente estadounidense amenazó con imponer nuevos impuestos a las compañías de EE.UU. que producen bienes fuera de Estados Unidos, una medida que podría alejar las cadenas de suministro de China y levantar nuevas barreras comerciales. Y el jueves Trump firmaba una orden ejecutiva para renovar el veto declarado hace un año y extender la prohibición a las empresas estadounidenses de adquirir y utilizar dispositivos elaborados por compañías tecnológicas extranjeras que puedan suponer “un riesgo para la seguridad nacional”. Entre ellas se encuentran las chinas Huawei y ZTE.