La inversión socialmente responsable está viviendo un claro auge en los últimos años impulsada por la regulación aprobada desde Bruselas con su Plan de Acción de Finanzas Sostenibles. Pero, desde Portocolom AV llevan quince años invirtiendo bajo los criterios financieros de la Iglesia católica, de ello vamos a hablar con Ana Guzmán, directora de inversiones […]
La inversión socialmente responsable está viviendo un claro auge en los últimos años impulsada por la regulación aprobada desde Bruselas con su Plan de Acción de Finanzas Sostenibles. Pero, desde Portocolom AV llevan quince años invirtiendo bajo los criterios financieros de la Iglesia católica, de ello vamos a hablar con Ana Guzmán, directora de inversiones y de impacto de Portocolom.
En noviembre se publicó una doctrina, llamada Mensuram Bonam, en la cual por primera vez desde el Vaticano se recogen los principios que debe tener cualquier inversión alineada con la fe católica. Entre ellos, lo que más destaca es que, por primera vez, no solo se hace referencia a las exclusiones, sino que también se aboga por un compromiso activo con las empresas a través del dialogo y se habla de la inversión de impacto. No solo se hace referencia ya a tratar de evitar el daño, sino que también se busca impulsar el impacto positivo. Por otro lado, también se ha hecho una actualización de las exclusiones, aquellas que han surgido con motivo de la globalización y de internet.
Hay que llevar a cabo un proceso de cómo interiorizar estos criterios, que van más allá de lo puramente financiero. Lo que nosotros vemos, primero, es observar cuales son aquellos aspectos más relevantes para el cliente para saber qué es más prioritario dentro de la doctrina. Después, hacemos un primer análisis macroeconómico, luego sectorial y por último nos centramos en las compañías para ver aspectos más técnicos y saber si se alinean con la doctrina. Miramos cuál es la cadena de proveedores, cómo son los contratos con los trabajadores, el uso de los combustibles fósiles… la cartera final sería muy parecida a la un cliente que no esté interesado en estos criterios, pero le añadimos una serie de restricciones o de aspectos que buscamos potenciar.
Sí, sí se puede adaptar tanto a la renta fija como a la renta variable. Al final lo que tenemos que analizar nosotros es cómo se aproxima una compañía a determinados criterios o cómo entiende el compromiso con la sostenibilidad.
Si vamos a la doctrina social de la Iglesia, lo que vemos es que se pone a la persona en el centro. Entonces, las compañías en las que nos fijamos tienen que tener a la persona en el centro, esto significa que tengan un trato justo y buscando la maximización de valor, no solo para los inversores, sino también para sus trabajadores, sus clientes, sus proveedores, la comunidad, el medioambiente…
Es muy positivo que haya una regulación que nos permita a todos hablar de lo mismo y establecer un marco común en el cual movernos. Aunque, a día de hoy hay mucha incertidumbre porque queda mucha normativa por aprobar. Para nosotros, al haber desarrollado un modelo propio, el tema de los artículos de la regulación es más marco general, pero no nos afecta de una manera significativa a la hora de valorar las compañías o los fondos en los que invertimos porque vamos a seguir aplicando nuestro modelo propio estando siempre dentro del marco regulatorio.