¿Cómo se define la inversión de impacto y por qué es importante? Son inversiones que tienen el objetivo de generar, además de una rentabilidad financiera para el inversor, un impacto social y medioambiental positivo y medible. La inversión de impacto proporciona capital para solucionar los problemas sociales más relevantes en sectores como la agricultura, la energía, […]
Son inversiones que tienen el objetivo de generar, además de una rentabilidad financiera para el inversor, un impacto social y medioambiental positivo y medible.
La inversión de impacto proporciona capital para solucionar los problemas sociales más relevantes en sectores como la agricultura, la energía, la educación o el acceso al ahorro y al crédito. En este sentido, la inversión de impacto se impone como la herramienta clave para que el capital privado contribuya a cubrir la brecha de financiación necesaria para cumplir los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
Por último, la inversión de impacto es la demostración de que, como decía Yin Yong Kim, el antiguo presidente del Banco Mundial, “los problemas de la pobreza y el desarrollo se solucionan con las mismas herramientas con las que los países ricos se hacen más ricos, el ahorro, el emprendimiento y la inversión”.
La inversión sostenible o con criterios ESG es una estrategia de inversión que tiene en cuenta criterios medioambientales, sociales y de gobernanza en la toma de decisiones de inversión. En la inversión sostenible, el impacto se considera en mayor o menor medida, empleando distintas estrategias que favorecen que las empresas invertidas apliquen estos criterios en sus procesos.
En comparación con la inversión con criterios ESG, la inversión de impacto va más allá. Con esta estrategia de inversión se busca intencionadamente generar un impacto social y medioambiental positivo y medible, además de una rentabilidad financiera competitiva.
La industria de la inversión de impacto ha crecido notablemente en los últimos años y la tendencia a la búsqueda de un impacto social y medioambiental claro con el capital invertido está teniendo lugar en prácticamente todos los mercados y clases de activos.
En España, según las estimaciones de Inverco, esto se traduciría en un mercado potencial de unos 12 billones de euros y, según los datos de SpainNAB, el Consejo Asesor Nacional para la Inversión de Impacto, en nuestro país existen actualmente 2.378 millones de euros de activos bajo gestión catalogados como inversión de impacto.
Nosotros creemos que estamos en un momento clave en España para consolidar esta tendencia y llevar nuestro país al lugar que se merece en el panorama de inversión de impacto internacional. Concretamente en el área social, España ha sido tradicionalmente un país donde las coberturas sociales han sido y siguen siendo referente para muchos países, y creo que estamos en disposición de ser un referente también en la inversión de impacto social.
Los inversores de impacto tienen distintas expectativas sobre la rentabilidad financiera que esperan conseguir con sus inversiones. Hay quien acepta retornos más bajos como parte de su estrategia para generar impacto, aunque la mayoría persigue generar retornos financieros de mercado. Como en los fondos tradicionales, la rentabilidad depende más del subyacente de los fondos que de la capacidad o no de generar impacto de las inversiones, no existe un trade off claro entre rentabilidad e impacto, existen distintas filosofías de inversión.
En las encuestas que realiza el GIIN periódicamente entre inversores de impacto, se evidencia que la gran mayoría busca rentabilidades similares a las del mercado (65% aproximadamente), frente a un 20% aproximadamente dispuesto a recibir intereses por debajo de mercado, y un 15% que aspira a la conservación del capital.
Además de promover la inversión de impacto, la fundación apoya iniciativas y empresas sociales en fase semilla cuyo fin es mejorar los medios de vida de las personas más vulnerables tanto en países en vías de desarrollo como en España. Esto lo hacemos aplicando cada vez más un enfoque de ‘venture philanthropy’ que combina apoyo financiero y no financiero en función de las necesidades de los emprendedores sociales. La idea es servir de catalizadores, facilitando la continuidad de estos proyectos y su capacidad de generar impacto y alcanzar la sostenibilidad económica.
Por su parte, con sus inversiones, la gestora busca generar, además de un impacto social y medioambiental positivo y medible, una rentabilidad financiera positiva para sus partícipes. Para ello invierte en empresas más consolidadas que contribuyen a la mejora de los medios de vida de personas que se encuentran en situación de vulnerabilidad tanto en España como en el continente africano.
Para la fundación, el éxito es que los proyectos que apoyamos alcancen la envergadura y solidez que les permitan acceder a la inversión requerida en etapas posteriores. Es el caso, por ejemplo, de Feltwood, una empresa social apoyada mediante un préstamo convertible que el pasado septiembre cerró una ronda de financiación de 1,2 MM de euros con la participación de EIT Foods y Viscofan como principales inversores.
Por otro lado, cuando lanzamos la gestora, la idea era que la fundación apoyase modelos empresariales prometedores en sus momentos iniciales y que, una vez consolidadas, esas empresas fuesen invertidas por GSII. Hoy esto ya es una realidad, ya que el apoyo de OVF a través ha ayudado a la consolidación de empresas cuya facturación y beneficios hacen que sean invertibles por GSII. Este es el caso de Burn Manufacturing, una empresa social que está revolucionando el sector de las cocinas en el Este de África y que contó con el apoyo de la fundación en 2019.
¡Empezar! Hay plataformas de crowdfunding social que permiten empezar a invertir con impacto social por importes desde 100€. Esto permite empezar a sentir y ver que conseguir rendimiento económico y social es posible. Hay proyectos en todos los sectores, solo hay que buscar el que a uno le interesa, invertir y empezar a ver que, además de rentabilidad, se puede generar mucho impacto.
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