Las inversiones alternativas son todas aquellas que se salen de los mercados tradicionales y que pueden ayudar a los inversores a tener una cartera más diversificada y con menos riesgo. De ello hablamos con Camilo Prado Román, Catedrático de Finanzas en la Universidad Rey Juan Carlos y autor del libro Manual de inversiones alternativas. ¿Ǫué […]
Las inversiones alternativas son todas aquellas que se salen de los mercados tradicionales y que pueden ayudar a los inversores a tener una cartera más diversificada y con menos riesgo. De ello hablamos con Camilo Prado Román, Catedrático de Finanzas en la Universidad Rey Juan Carlos y autor del libro Manual de inversiones alternativas.
Las inversiones alternativas están orientadas a obtener retornos positivos en cualquier entorno de mercado. Estos retornos suelen tener una baja correlación con el comportamiento de los activos financieros tradicionales y, por lo tanto, su rendimiento no está directamente relacionado con la evolución de los mercados financieros (mercados monetarios, renta fija y renta variable).
Su función principal dentro de las carteras de los inversores es la de diversificación del riesgo, esto es, que su incorporación en una cartera de inversión debe mejorar la rentabilidad manteniendo constante el riesgo, o reducir el riesgo manteniendo constante la rentabilidad.
Este tipo de inversiones engloba multitud de activos, los principales serían los activos inmobiliarios, el capital riesgo, las materias primas, los metales preciosos (oro, plata, platino, paladio), el arte y los activos de colección (pintura, monedas, sellos, escultura, obra gráfica, muebles y antigüedades, libros antiguos, incunables, autógrafos, joyas, objetos memorabílicos) u otros nuevos como las criptomonedas.
Es difícil conocer el peso medio de las inversiones alternativas en las carteras, puesto que varios de estos activos se negocian en mercados OTC (over-the-counter), también llamados mercados no organizados o mercados de contratos a medida. Se dice en el mercado que el peso medio de las inversiones alternativas en las carteras europeas es de un 20% y de un 6% en España.
Efectivamente, en España se invierte principalmente en mercados que podríamos calificar de tradicionales, esto es, renta fija, pero también en inmuebles. Esto puede ser calificado como algo especial de nuestro mercado que nos hace diferentes, y me explico, por un lado, se invierte en renta fija, activo considerado como seguro y que se negocia en el mercado financiero y por otro, se invierte en activos del mercado inmobiliario, considerado activo alternativo; desde mi punto de vista, el inversor español lo considera también como activo seguro.
Las inversiones alternativas se recomiendan a largo plazo como norma general, esto es debido al tiempo que se tarda en hacer liquida la inversión. Por otro lado, se debe poner especial interés en la fiscalidad de estos activos, que puede mejorar o empeorar la rentabilidad de la inversión.
El principal atractivo de estas inversiones es que sirven como diversificadores del riesgo de la cartera, puesto que tienen una baja correlación con la gestión tradicional.
Lo importante es la elección de los activos que incluyas en tu cartera de inversión, puesto que estos activos deberán generar rendimientos que superen la tasa de inflación, en el caso de no superarlo no mantendrás tu poder adquisitivo. La subida de tipos de interés influirá en la financiación que solicites para tu inversión puesto que la encarecerá. En este entorno, estas inversiones, al considerase inversiones a largo plazo, podrían conseguir que este efecto se diluya por el horizonte temporal de la inversión y también por la fiscalidad de esta, que influye mucho en la rentabilidad de este tipo de inversiones.
Lo primero que debe hacer el inversor para desarrollar una estrategia inversora es conocer su situación patrimonial (activos y pasivos), esto es, conocer cuánto dinero posee para invertir, cuánto riesgo puede soportar, y conocer las deudas y cargas que le afectan. Posteriormente buscar el activo que más le convenga y que este sea, accesible y que tenga la característica de la universalidad en los mercados, por ejemplo, la inversión en bullions (oro amonedado), en oro o en obra gráfica de artistas contrastados. Se recomienda que estas inversiones deben pesar en las carteras de inversión alrededor del 20%.