2017 avanza y la mejora macro se hace cada vez más patente a ambos lados del Atlántico, repunta la inflación y las políticas fiscales escalan posiciones (especialmente en Estados Unidos), despejando el camino para una retirada de los bancos centrales y la salida de los tipos mínimos. El cóctel perfecto para la banca, aunque las […]
Dirigentes Digital
| 09 mar 2017
2017 avanza y la mejora macro se hace cada vez más patente a ambos lados del Atlántico, repunta la inflación y las políticas fiscales escalan posiciones (especialmente en Estados Unidos), despejando el camino para una retirada de los bancos centrales y la salida de los tipos mínimos. El cóctel perfecto para la banca, aunque las dudas que genera la ‘salud’ de su balance y el impacto del riesgo político enturbian sus perspectivas. 2016 cerró para las entidades financieras españolas con unos resultados “positivos”, destaca Nuria Álvarez, analista de Renta 4. Unas cuentas “donde una de las características principales ha sido el esfuerzo en términos de provisiones derivado tanto del efecto de la retroactividad de las cláusulas suelo, como la entrada en vigor de la nueva circular que ha afectado especialmente a los créditos refinanciados”. Destaca esta experta que “que aunque la gestión del negocio en un entorno de tipos bajos persistentes es complicada, la banca fue capaz de mantener a raya el deterioro de la rentabilidad del crédito y continuar sacando partido de los bajos costes del pasivo (tanto por el lado minorista como mayorista). Algo que se ha traducido en una estabilización del margen de intereses que tan solo ha descendido un -0,9%, con diferencias importantes en función de la entidad”. Por otra parte, añade, en términos anuales “la mejora en los ratios de capital ha vuelto a ser evidente, a pesar del consumo que se ha visto en el cuarto trimestre impactados por factores puntuales”. Con todo, considera que los objetivos de la banca para 2017 “han sido prudentes, con estabilidad esperada en la parte alta de la cuenta de resultados en un entorno donde los volúmenes continuarán débiles”. Explica Álvarez que, después de que el Banco Central Europeo (BCE) “haya levantado algo el pie del acelerador desde el punto de vista regulatorio, y teniendo en cuenta que aún quedan por definir el impacto que tendrán la IFRS9 (2018) y el TLAC/MREL, la batalla de las entidades continuará estando enfocada en ganar rentabilidad en un escenario donde no se esperan subidas de tipos antes del segundo semestre de 2019”. En este contexto, apunta a “dos elementos clave que darían mayor visibilidad al sector en lo que a recurrencia de resultados y mejora de los mismos se refiere: una recuperación de los tipos por un lado y, por otro, una aceleración más evidente de la concesión de crédito”. El sector, concluye, “cotiza a una media de 0,8 veces valor en libros, desde el 1,5 veces de Bankinter al 0,3 veces de Banco Popular, en un entorno de menor incertidumbre y una mejora lenta pero gradual de la rentabilidad (el ROE medio en 2016 ha sido del 7%) y los volúmenes”. Por lo que su recomendación es “aprovechar posibles correcciones del mercado para tomar posiciones en el sector destacando nuestra preferencia por Banco Santander y Banco Sabadell”.