La agresiva devaluación del yuan en los últimos dos años ha obligado al Gobierno de Xi Jinping a tomar medidas extraordinarias para mantener la competitividad de su divisa. El mecanismo más directo para incidir en el mercado es a través de las reservas de divisas (activos en propiedad de un banco central en monedas extranjeras […]
Dirigentes Digital
| 08 feb 2017
La agresiva devaluación del yuan en los últimos dos años ha obligado al Gobierno de Xi Jinping a tomar medidas extraordinarias para mantener la competitividad de su divisa. El mecanismo más directo para incidir en el mercado es a través de las reservas de divisas (activos en propiedad de un banco central en monedas extranjeras para hacer frente a deudas propias o influir en la política monetaria) y China todavía tiene las mayores por volumen del mundo. Sin embargo, el incremento en la demanda de divisas extranjeras como el dólar y las salidas de capital privado del mercado asiático han provocado que el colchón se quede bajo mínimos de 2011. Sólo en enero, se hizo uso de 12.300 millones de dólares (11.546 millones de euros) para estabilizar el yuan tras la semana de vacaciones del Año Nuevo Lunar. La retirada dejó las reservas de divisas en su valor más bajo de los últimos seis años, una tendencia que se ha ido agudizando desde los máximo de 2014 (4 billones de dólares-3,75 billones de euros), según los datos del Banco Popular de China. Actualmente, la partida se encuentra en los 2,99 billones de dólares (2,8 billones de euros), con lo que rompe la barrera psicológica de los 3 billones de dólares. Esta caída se suma a los 320.000 millones de euros dispuestos a lo largo de 2016. Como consecuencia el yuan logró recuperarse en enero hasta un 1%, motivado también por una acentuada caída en el valor del dólar. La fuga de capitales experimentada ante la devaluación constante del yuan es uno de los problemas a los que el Gobierno debe hacer frente durante este ejercicio. El endurecimiento de los requisitos para convertir la divisa local en moneda extranjera, a lo que se suma el límite de 50.000 dólares (46.950 euros) por persona al año, son algunas de las medidas implantadas desde el uno de enero. Se estima que hasta 762.000 millones de dólares (715.000 millones de euros) salieron del país asiático sólo en los primeros once meses de 2016, según los datos de Bloomberg. La volatilidad de las divisas emergentes en función de las circunstancias macroeconómicas se ha hecho patente en otros casos como el de Brasil y el de Rusia. El país latinoamericano tuvo que recurrir a alternativas tras la profunda recesión que vivió entre 2013 y 2015, aunque en este caso escogió los swaps o intercambios de divisas (acuerdo por el que se intercambia el principal y los intereses de un préstamo en una moneda por el principal y los intereses de otro equivalente pero en otra divisa). Rusia tuvo que acudir a sus reservas entre 2013 y 2015 tras el colapso en los precios del petróleo y las sanciones económicas impuestas por su intervención en Crimea, cuando el valor del rublo cayó hasta un 50% frente al dólar.