¿Hasta dónde estamos dispuestos a llegar para encontrar algún sponsor que nos costee el representar a nuestro país en los Juegos Olímpicos? Parece una locura, pero son muchos los deportistas que no acuden a esta competición financiados por sus federaciones deportivas. Muchas de estas entidades nacionales están arruinadas y no pueden pagar los gastos de […]
Dirigentes Digital
| 02 jun 2016
¿Hasta dónde estamos dispuestos a llegar para encontrar algún sponsor que nos costee el representar a nuestro país en los Juegos Olímpicos? Parece una locura, pero son muchos los deportistas que no acuden a esta competición financiados por sus federaciones deportivas. Muchas de estas entidades nacionales están arruinadas y no pueden pagar los gastos de todos los deportistas llamados a representar a nivel internacional a su nación. Para poder asistir a la cita olímpica, muchos son los deportistas de diferentes modalidades que se devanan los sesos para dar con la mejor manera para encontrar un patrocinador que les financie el viaje y la estancia. Sin embargo, las medidas restrictivas del Comité Olímpico vetan el mostrar marcas que no sean sponsors oficiales del evento, lo que complica aún más la tarea de los deportistas que buscan patrocinadores. Entre los casos más pintorescos está el de Nick Symmonds. El atleta estadounidense subastó en eBay un espacio de su brazo para que fuese comprado por alguna marca que quisiera patrocinarlo. A cambio, Symmonds se tatuaría el logo de su sponsor en el brazo y competiría con ello. La ganadora fue T-Mobile, quien pagó 21.800 dólares para que el atleta corra en los Juegos de Río 2016 con el logo de la compañía en el brazo. Sin embargo, el corredor tendrá que tapar su hombro para evitar que el nombre de la empresa no sea visible durante las pruebas, debido al reglamento vigente del COI con respecto a las marcas no patrocinadoras del evento. Otro caso curioso es el de Khatuna Loring. La arquera estadounidense ganó el dinero necesario para ir a los Juegos Olímpicos gracias a la fama y publicidad que consiguió al convertirse en la entrenadora que enseñó a Jennifer Lawrence a usar el arco para la saga de “Los Juegos del Hambre”. Algunos antes que Symmonds ya usaron eBay para subastar partes de su cuerpo como espacio publicitario, mientras que otros aprovecharon las redes sociales para conseguir su objetivo financiero. Pero, sin duda alguna, el caso más extremo fue el de Fuahea Semi, un atleta de la isla de Tonga. Este, al saber que no podría usar el nombre de su sponsor durante los Juegos Olímpicos de invierno celebrados en Sochi debido a las leyes que tiene el COI, decidió cambiarse el nombre a Bruno Banani, que es el mismo nombre de una marca de ropa interior y perfumes, y con ello logró tener recursos para asistir a la competición olímpica. Estos son algunos de los deportistas que recurrieron a su ingenio o a su desesperación para poder ir a los Juegos Olímpicos. No obstante, siguen siendo muchos los que no consiguen encontrar patrocinadores, por mala suerte o por no estar dispuestos a hacer alguna locura, y tiene que acabar viendo al competición desde el televisor de sus hogares.