El sol es el centro del Sistema Solar porque a su alrededor giran los planetas, satélites, cometas, etc., y porque de él reciben la luz y el calor que les da la vida. Si el astro rey enferma o se pudriera, todos los demás astros terminarían enfermos y podridos. En España, la corrupción está instalada […]
Dirigentes Digital
| 21 oct 2014
El sol es el centro del Sistema Solar porque a su alrededor giran los planetas, satélites, cometas, etc., y porque de él reciben la luz y el calor que les da la vida. Si el astro rey enferma o se pudriera, todos los demás astros terminarían enfermos y podridos.
En España, la corrupción está instalada en los principales centros del poder político, económico, empresarial y sindical. Una situación penosa, lamentable y denigrante que está contagiando su enfermedad a buena parte de las pocas instituciones públicas que aún están saneadas.
Del caso de los EREs fraudulentos del PSOE e Izquierda Unida, pasamos al caso Bárcenas y la trama Gürtel en el Partido Popular, a los tejemanejes de la familia Pujol en CiU y, cómo no, al indignante caso de corrupción de las tarjetas ‘black’ de Caja Madrid, que ha salpicado a sindicatos y a dirigentes empresariales de los más diversos ámbitos. Y esto, al parecer, sólo es la punta del iceberg. Todo esto es más vergonzoso si tenemos en cuenta que este desfalco supone vaciar aún más los bolsillos de todos los españoles, que pagamos impuestos dignamente.
El hombre ambicioso es egoísta, engreído, prepotente e intolerante con sus semejantes, llegando incluso a despreciarles, no tiene límites ni consideración ética ni moral alguna por mucho que se disfrace de una falsa tolerancia. Algunos, en su osado engreimiento, se atreven a proclamar públicamente que devolverán el dinero sustraído o percibido ilícitamente, cuando es lo primero que deberían hacer, junto con los intereses devengados desde el primer día en que se llevan un dinero que no es suyo, sino de todos los ciudadanos. Pero se devuelve muy poco y no se aplica el código penal vigente, quizás porque los tentáculos de la corrupción llegan hasta extremos y rincones aún ocultos e insospechados.
En este vidrioso mar donde los corruptos campan a sus anchas, surgen algunas voces que denuncian conductas corruptas, como las de los jueces Elpidio Silva, Fernando Andreu, Mercedes Alaya, etc., que otros más poderosos han intentado acallar. Pueden ser las primeras voces que proclaman una limpieza sistémica como primera vía para comenzar a respirar algo de aire puro.
Y mientras, ¿qué hacemos los españoles? Nada. Hemos caído en una especie de "adormidera nacional" que nos tiene noqueados. O será que ya estamos muy cansados de ver tanta corrupción y tan poca humildad. De todo esto aprenderemos que se hace cada vez más necesaria una regeneración económica, política y social. Esperemos que esta indignación nos sirva para cambiar esta lamentable situación.