Con el paso de los años la alta dirección en las organizaciones se ha venido desarrollando de más a menos. Antes lo hacían siguiendo planes de carrera en las empresas, pero durante la última década y debido a la proliferación de Pymes en el sector industrial, comercial, de servicios y franquicias, al protagonismo de las […]
Dirigentes Digital
| 09 jun 2016
Con el paso de los años la alta dirección en las organizaciones se ha venido desarrollando de más a menos. Antes lo hacían siguiendo planes de carrera en las empresas, pero durante la última década y debido a la proliferación de Pymes en el sector industrial, comercial, de servicios y franquicias, al protagonismo de las microempresas y a la influencia de Internet en el comportamiento de los mercados, sus máximos líderes (dueños y directivos) cuentan con menos formación y experiencia para la gestión del negocio. Esto se debe a que muchas veces son especialistas de un área específica que han emprendido por su cuenta. Un error habitual de estos nuevos empresarios es no capacitarse en materia de negocios antes de encargarse de uno, ya que por naturaleza poseen una visión desde abajo hacia arriba (más táctica que estratégica) y esto supone no dedicar el tiempo necesario para cumplir con su rol. Es usual encontrar prácticas de auto-Sabotaje en las empresas, manifestadas en autoritarismo, improvisación, desorden, ineficiencia y mal servicio al cliente.
En la Alta Dirección de las Empresas recae la ineludible misión de preservar cualquier terreno ganado, si lo hubiere, y de garantizar el rápido crecimiento del negocio. Hoy en día no basta con evitar el fracaso, pues para sobrevivir a medio y largo plazo las organizaciones están obligadas a contar con crecimiento y solidez, y esto solo es posible cuando sus líderes saben qué hacer para llegar hasta donde quieren o deben llegar. Por ello, la alta dirección requiere seguir formándose, contar con apoyo y reeducarse continuamente para mantenerse al ritmo de la evolución de los mercados.
No cabe duda que los mercados son cada vez más competidos, y que son atacados por factores exógenos difíciles de controlar, entonces cobra especial relevancia estar al corriente, cuerpo a cuerpo, de todos los factores con capacidad influir en los índices de productividad de la Empresa, de forma positiva o negativa, y esto conduce a la inexorable realidad de tener que aprender cómo hacer más con menos.
Los grandes desafíos de la actualidad hacen ver esto como poco posible o muy complicado, y todo empeora si la Alta Dirección no comprende qué debe hacer o por dónde comenzar. Sin embargo, construir un negocio rentable que funcione bien para sus líderes (y no al revés) es absolutamente posible, pero ciertamente la Alta Dirección debe hacer lo necesario, y debe hacerlo bien desde el primer momento. Esto no representa mayor complejidad, por el contrario, se debe recurrir a principios elementales para lograr grandes resultados haciendo uso de una simple fórmula del cambio SER X HACER = TENER.
La Alta Dirección debe propiciar profundos cambios, pero todo empieza por asumir que son los máximos responsables de llevarlos a cabo y, por tanto, deben prepararse mejor, ya que solo después de adoptar el Enfoque adecuado (SER) tendrán la capacidad para lograrlo. Esto sugiere un cambio de su perspectiva actual, nuevas reglas del juego, más compromiso, mucha congruencia, delegar efectivamente y liderazgo versátil y flexible. Siendo así, habrán llegado al momento de dar los primeros pasos…
Para facilitar las cosas, la alta dirección debe comenzar por corregir ciertas prácticas de la actual gestión (HACER). Lo primero es identificar y dejar de hacer todo aquello que perjudica a la empresa o que no le agrega valor. Después, investigar y comenzar a hacer cosas diferentes, además de probadas, que contribuyan a obtener resultados diferentes (no hay cabida a la improvisación). Esto exige aprender más sobre la estructura que debe tener la empresa para transformarla desde adentro; pero antes se debe preparar el terreno, asegurando definir o controlar aspectos básicos de la actual gestión para soportar los cambios y la inversión de recursos, principalmente en éstos 4 temas clave: 1) El Propósito, 2) Las Finanzas, 3) El Tiempo y 4) La Entrega de productos o servicios.
Para continuar el desarrollo de la Empresa, la Alta Dirección se debe comprometer con un plan integral de mejoramiento que siga una metodología lógica y eficaz, a la vez que garantice el uso eficiente de sus recursos. Como parte de ella, deben establecerse objetivos claros de corto plazo (6-12 meses) y mediano plazo (1-3 años).
Ahora bien, ya que existen cientos y cientos de distintas fuentes (medios digitales, libros, cursos, talleres, etc.), técnicas y experiencias de negocios que se ofrecen por doquier, ¿cómo saber lo que más se adecúa a la Empresa? Una excelente alternativa es contar con una confiable asesoría, probada y reconocida, pues no saber cómo potenciar la Empresa rápidamente y con menos riesgos es una realidad común en los empresarios.
La mejor manera de concebir un excelente plan de mejora pasa por comprender que dentro de la Empresa todo tiene un orden, y conocer cómo los diferentes elementos se interrelacionan de forma lógica y coherente, de la misma manera como se interviene en ellos para realizar mejoras con sentido común. Las áreas a trabajar son: 1) Estrategia, 2) Plan Comercial, 3) Estructura y Sistemas, 4) Recurso Humano. La alta dirigencia debe, en consecuencia, ser responsable de articular, con su equipo, lo siguiente de manera precisa:
La alta dirección tiene la responsabilidad de mejorar cada una de estas áreas y lograr congruencia entre ellas, además de garantizar que todas las personas se identifiquen y participen en su desarrollo. Es la concepción de un proyecto lleno de grandes retos que ofrece a la Alta Dirección una oportunidad única de alcanzar las metas de la Empresa, mantenerla en la senda del crecimiento y permitir que el negocio sea fuente de libertad para sus líderes, y no de esclavitud y estrés permanente.
César Calderón, coach de negocios certificado por ActionCoach.