La crisis sanitaria que ha perturbado los mercados financieros no ha terminado, pero podemos hacer una actualización de la situación. Como dijo Voltaire, «la desgracia de una persona es la fortuna de otra», pero nos lleva a preguntarnos si algunos segmentos de crédito saldrán verdaderos ganadores o perdedores. Como en todas las crisis, hay lecciones que aprender del comportamiento de los mercados de crédito, e información a tener en cuenta para el futuro. No se trata de revolucionar la gestión de crédito, sino de adaptarla a un mundo cada vez mas cambiante.
Esta crisis, única en su especie, puso de manifiesto las debilidades de ciertos enfoques de gestión, revelando los olvidados o las características descuidadas de ciertas clases de activos, como la volatilidad o el indicador de riesgo «max drawdown «*, que mide la máxima pérdida registrada por una cartera en un determinado periodo de tiempo. Así pues, ha modificado los perfiles de varios segmentos del crédito.
Como siempre, los inversores están mirando los resultados en lo que va de año 2020, pero como las crisis no reconocen el 1 de enero, observamos severas correcciones en la mayoría de mercados a finales de marzo, y es tan importante como prestar atención a los extraordinarios rallies que han tenido lugar desde el segundo trimestre. En estos períodos de alta volatilidad, la flexibilidad es una clara ventaja.
Además, las opiniones de los gestores sobre sus respectivos segmentos, dentro de la misma clase de activos, marcan la diferencia en la creación de valor. Todos se centran en sus propios indicadores mientras pasan por la misma crisis. Por lo tanto, aunque es demasiado pronto para comparar el mundo anterior y posterior a la crisis, es innegable que las crisis aceleran el cambio, modifican las correlaciones, conduciendo a una diferenciación más marcada de los mercados de crédito, pero también representan una fuente inagotable de oportunidades en muchos segmentos.
Sobre los riesgos que tienen que ser tenidos en cuenta para la segunda mitad de 2020, identificamos dos importantes, que son las elecciones de EE.UU. y el resurgimiento de la epidemia de Covid-19. En Estados Unidos los candidatos a la Casa Blanca están revelando lentamente los detalles de sus programas, algunos de los cuales podrían tener impacto en varios sectores, como la atención sanitaria, el consumo discrecional o la tecnología. Al respecto, la capacidad de gestionar adecuadamente la volatilidad será clave en esta segunda mitad del año.
En nuestra opinión, es necesario mantener una exposición a los activos de riesgo, para no perder la oportunidad de un mercado rentable. El fuerte repunte que siguió a la caída debida a la epidemia de Covid-19 puso de manifiesto la importancia de mantenerse invertido en los mercados de valores. En este sentido, los bonos convertibles se adaptan especialmente al entorno actual, ya que permiten a los inversores exponerse a los mercados renta variable, limitando al mismo tiempo el riesgo de pérdidas y dando convexidad así a la cartera.
Además, hay que mirar de cerca en las próximas semanas los datos macroeconómicos (desempleo en los EE.UU., inflación, los índices PMI…). Actualmente están superando las expectativas, pero no estamos a salvo de malas sorpresas, dependiendo del desarrollo de la epidemia y de las nuevas medidas de confinamiento.
Para los bancos, el escenario macroeconómico es crucial ya que determina su provisión. Además, en Europa, los 27 Estados miembros de la UE adoptaron el pasado 21 de julio un plan de 750.000 millones de euros para impulsar la economía europea. Este acuerdo histórico consta de dos partes: 390.000 millones de euros en subvenciones distribuidas a los Estados miembros y 360.000 millones de euros en préstamos. Sin embargo, aún deben completarse varios pasos antes de su aplicación, probablemente no antes de varios meses, con lo que estaremos más que atentos al impulso de la recuperación.
2020-10-14 10:18:06