El ecommerce es una de las manifestaciones más evidentes de la digitalización, no solo de los negocios, sino también de los propios hábitos de compra de los clientes. El volumen de negocio de las adquisiciones en Internet ha crecido a un ritmo vertiginoso en España a lo largo de la última década. De hecho, se ha […]
Dirigentes Digital
| 17 jun 2022
El ecommerce es una de las manifestaciones más evidentes de la digitalización, no solo de los negocios, sino también de los propios hábitos de compra de los clientes. El volumen de negocio de las adquisiciones en Internet ha crecido a un ritmo vertiginoso en España a lo largo de la última década. De hecho, se ha pasado de un mercado que movía 5.400 millones de euros en 2016, a manejar 13.600 en 2021. Durante este periodo, el crecimiento interanual ha sido, de media, superior al 25% –con la excepción de 2020, debido a la pandemia–.
Pese a que se pueda percibir este mercado emergente como una solución a los problemas de sostenibilidad, lo cierto es que los procesos de empaquetado y transporte suponen hasta un 10% de las emisiones de los negocios que venden online –incluyendo el proceso de producción–, según la agencia Federal de Medio Ambiente de Alemania (Umweltbundesamt – UBA). Específicamente, dentro del ecommerce –excluyendo la producción y la explotación de materias primas– el transporte representa entre el 35 y el 65% de la contaminación, mientras que el empaquetado supone alrededor del 25% de la huella de carbono total de los ecommerce. Aun así, en comparación con el modelo de compra presencial, Internet permite reducir las emisiones en aproximadamente un tercio.
Una de las principales empresas de mensajería en el Viejo Continente, Seven Senders, ha elaborado un estudio para evaluar la sostenibilidad de los envíos de productos adquiridos a través de un ecommerce. Esta modalidad de compra reduce las emisiones procedentes del transporte, ya que disminuye los desplazamientos de los clientes potenciales a las tiendas físicas. Pese a la menor contaminación, el sector todavía tiene margen de mejora. El estudio resalta la importancia del cambio de mentalidad del consumidor final en esta reducción: siete de cada diez clientes europeos está dispuesto a pagar más por un envío más sostenible, lo que supone un aumento de 16 puntos porcentuales con respecto a 2021.
Para que un envío se pueda denominar sostenible, no solo basta con que el paquete sea de un material 100% reciclable, sino que también influye el proceso de producción, en el que se debe intentar reducir al máximo la huella de carbono. A nivel mundial, se espera que el mercado del ecommerce alcance una cifra de 6,3 billones de dólares para 2024 y más de 4 mil millones de compras –lo que supone alrededor del 60% de los ciudadanos del planeta, según la misma publicación–.
En este sentido, han nacido iniciativas privadas, como la Sustainable Packaging Coalition –Coalición de Empaquetado Sostenible, en inglés–, que es una asociación de empresas que buscan concienciar sobre la necesidad de hacer los envíos a través de mensajería más sostenibles, además de promover legislación en diferentes países para que esta práctica se extienda a la generalidad de las empresas.