Conscientes de que las prácticas utilizadas por supermercados y mercados no tienen una visión de futuro sostenible, hace dos años Freshis puso en marcha una nueva forma de vender productos frescos. Su CEO y fundador, Lluis Puig, explica que su propuesta, basada en generar un impacto neto positivo, está centrada en tres ámbitos: productores, consumidores […]
Dirigentes Digital
| 14 mar 2022
Conscientes de que las prácticas utilizadas por supermercados y mercados no tienen una visión de futuro sostenible, hace dos años Freshis puso en marcha una nueva forma de vender productos frescos. Su CEO y fundador, Lluis Puig, explica que su propuesta, basada en generar un impacto neto positivo, está centrada en tres ámbitos: productores, consumidores y el mundo en el que convivimos.
Freshis aterrizó en Madrid pocas semanas antes de la declaración del estado de alarma en marzo de 2020. ¿Qué supusieron esos meses para el desarrollo de la startup?
Las dos primeras semanas fueron bastante tranquilas, pero la llegada del confinamiento supuso un aumento considerable de demanda. Tuvimos que cerrar el portal durante dos días y medio para poder atender todos los pedidos pendientes, además de adoptar el rol de repartidores con nuestras propias motos. A pesar de todo, aprovechamos el tiempo para definir bien los procesos operativos del negocio. La pandemia ha sido un acelerador de la venta digital de todas las ramas, también de la fruta y la verdura. Se ha adelantado cinco años con respecto a lo que iba a ser.
Se definen como una Q-commerce. ¿Cómo potencian la cadena de valor?
A día de hoy somos el único Q-commerce de España que consigue llevar un producto fresco en menos de 18 horas del campo a la mesa, y en menos de una hora desde que el usuario confirma el pedido. Para ello, estimamos la demanda del cliente con un algoritmo, identificando patrones de consumo con nuestra base de datos. De esta manera, podemos saber qué volumen de venta vamos a tener de cada producto e, incluso, en qué franja horaria.
A partir de ahí, se realizan pedidos directamente a nuestros agricultores y productores. Ellos recolectan el producto y confeccionan el palé para que salga hacia nuestras instalaciones el mismo día. Toda la mercancía llega a nuestras instalaciones antes de las 6 de la mañana. Una vez recepcionado, se preparan todos los pedidos que recibimos y se sirven directamente al consumidor final. No solo eliminamos intermediaros innecesarios, sino que también reducimos de forma considerable el plástico y los envoltorios usados en la cadena de valor tradicional, así como la huella de carbono de cada producto y el desperdicio alimentario.
¿Qué papel juega la transparencia en todo el proceso?
Es uno de los valores que define nuestra empresa. Queremos facilitar relaciones honestas y de suma de valor con productores y consumidores. A la hora de hacer un pedido en nuestra web, incluimos la información general de cada producto y su respectivo productor. Además, disponemos de un apartado dedicado exclusivamente a ellos, donde el cliente puede profundizar un poco más y ver todos los productos que trabaja.
En cuanto al precio ofrecemos plena transparencia y antes de proceder al pago, nuestros clientes pueden ver a dónde va su dinero. Por lo general, nuestros productores reciben entre un 60 y 75% del precio que pagan por su compra.
Cerraron 2021 con más de 10.000 pedidos y un ticket medio de 42 euros por compra. ¿Qué previsión hacen de su crecimiento?
2022 va a ser un año de expansión. Vamos a ampliar nuestra oferta a cinco ciudades europeas en las que ya se encuentran Madrid y Barcelona. También queremos expandir el surtido a más de 500 productos. Con ello, tenemos planeado alcanzar una facturación de seis millones de euros. En 2023 queremos continuar la apertura de nuevas ciudades con el objetivo de ofrecer los productos más frescos a las principales ciudades europeas.
