La tecnología blockchain supone una gran revolución para el sector financiero en general. Pero, en cuanto a la gestión de activos, la cadena de bloques supone un gran paso a la hora de agilizar los procesos y abaratar los costes, tal y como cuenta Jonathan Piskorowski que es gestor del BNY Mellon Blockchain Innovation Fund. La […]
La tecnología blockchain supone una gran revolución para el sector financiero en general. Pero, en cuanto a la gestión de activos, la cadena de bloques supone un gran paso a la hora de agilizar los procesos y abaratar los costes, tal y como cuenta Jonathan Piskorowski que es gestor del BNY Mellon Blockchain Innovation Fund.
Hasta ahora, gran parte de la actividad se ha centrado en servicios financieros como consecuencia del desarrollo del ecosistema de los criptoactivos y la introducción de las finanzas descentralizadas. Aunque también encontramos aplicaciones muy interesantes en áreas como cadenas de suministro, insurtech (tecnoaseguradoras), seguridad y gestión de identidad e, incluso, en cosas como los NFT (token no fungible), tan de moda últimamente. Todos estos ejemplos validan la tecnología subyacente que ha actuado como motor de su adopción y que puede ser un elemento revolucionario con efecto en múltiples usos.
En concreto en el sector financiero el foco del blockchain está en mejorar la transferencia de valor. Esta tecnología permitirá una ejecución y liquidación más rápidas que en operaciones tradicionales, menor coste, mayor accesibilidad, simplificación operativa y cumplimiento automatizado.
Pero para avanzar no podemos obviar los dos principales retos que existen actualmente: la regulación y la aceptación. En el frente regulatorio, cada país se encuentra en una fase diferente. Resulta crucial entender las dinámicas de cada país y las profundas implicaciones que tienen. La aceptación es algo que monitorizamos constantemente y parece que es un riesgo cada vez menor, aunque obviamente aún es necesario que se generalicen las aplicaciones para que aumente la aceptación.
Mientras que una base de datos típica estructura la información en tablas, el blockchain lo hace en bloques. Cada bloque almacena un conjunto de datos, que al rellenarse se vincula al bloque previo, formando así una cadena. Cuando se rellena, un bloque ya no puede alterarse y pasa a formar parte del cronograma: cada bloque recibe una marca de tiempo cuando se añade a la cadena.
Sólo hay que aplicar esta explicación de cómo funciona la tecnología al sistema financiero global, que depende en gran medida de terceros para facilitar el intercambio, la liquidación y el servicio de activos. Nos damos cuenta de que el blockchain puede trastocar este sistema establecido ofreciendo una manera única de evitar las ineficiencias y las oportunidades potenciales de fraude que plantea la intermediación.
Claro que puede, de hecho, a medida que las empresas, las agencias gubernamentales y los particulares se den cuenta del potencial de esta tecnología para generar eficiencias, reducir costes y mejorar la seguridad, podríamos asistir a un acontecimiento de creación de valor tan importante como la aparición de internet.
Su principal atractivo reside en que es una herramienta transaccional y una nueva forma de tecnología de consenso que elimina a los intermediarios y hace que las transacciones sean más baratas, más rápidas y más seguras.
Esta tecnología ha ido avanzando por la curva en forma de S de la innovación (que hace referencia a la evolución y desplazamiento de un producto) y está a punto de alcanzar la fase de adopción generalizada, ahora que las empresas están evaluando sus sistemas actuales y preguntándose si hay una forma mejor de hacer negocios. Nosotros creemos que el blockchain puede ofrecer ventajas reales en términos de velocidad y eficiencia para empresas innovadoras que estén dispuestas a probar esta tecnología emergente.
Una de las principales características de la tecnología de cadena de bloques (blockchain) es que fomenta la confianza entre las partes que están llevando a cabo una transacción. Cada vez más operaciones se realizan en línea, por lo que la confianza se ha convertido en un aspecto crítico de cualquier transacción y blockchain ayuda a solventar este problema. La seguridad está muy de actualidad, y con razón, así que si pensamos, por ejemplo, que la red de bitcoin nunca ha sufrido un ataque informático, esto sirve para reconfirmar el nivel de seguridad que aporta la tecnología blockchain.
Otro aspecto importante de cualquier mecanismo transaccional es que esté siempre operativo, es decir, que podamos operar cuando queramos. La mayoría de las redes de blockchain están descentralizadas, por lo que no dependen de una red en particular sino en una multitud de participantes que contribuyen a la red y que, en algunos casos, reciben una remuneración económica.
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