Que existe un creciente enfoque de los inversores por conjugar rentabilidad financiera con rentabilidad social, corporativa y medioambiental en sus inversiones es innegable. También que la tendencia se ha hecho más visible a raíz de esta última crisis. Sin embargo, añadir solo un apellido o una etiqueta al nombre de una inversión no es garante […]
Que existe un creciente enfoque de los inversores por conjugar rentabilidad financiera con rentabilidad social, corporativa y medioambiental en sus inversiones es innegable. También que la tendencia se ha hecho más visible a raíz de esta última crisis. Sin embargo, añadir solo un apellido o una etiqueta al nombre de una inversión no es garante per se de que se trate de una inversión de impacto.
Para NN IP, gestora referente en inversión responsable y de impacto, no sirve con predicar el impacto, hay que medirlo y, para ayudar en eso, ha definido cuatro etapas en los Informes de Impacto. La idea es trabajar en estrecha colaboración con las empresas para ayudarlas a medir e informar sobre el efecto de sus acciones y de su modelo de negocio en el mundo real.
Contribución a los Objetivos de Desarrollo Sostenible
Como explican desde NN IP, “realizamos una evaluación interna en profundidad de todas las empresas en las que pensamos invertir, con el fin de evaluar si cumplen con nuestros estrictos criterios de impacto”. Y esos requisitos pasan porque las compañías contribuyan de forma clara a uno o más de los ODS de la ONU y porque el impacto de la empresa sea material, intencional y transformacional. “Nuestros fondos de impacto se basan en la contribución a los ODS porque creemos que esta es la más clara y objetiva forma de medir y transmitir nuestro impacto”. Evaluar ese vínculo es el primer punto de la metodología de la gestora, que ha seleccionado un subconjunto de 14 objetivos de un total de 17. Y lo evalúa la propia gestora, más allá de los informes de la propia empresa y de la validación de un consultor externo porque “no todas tienen la capacidad y los recursos necesarios para informar sobre su exposición a los ODS”.
Cantidad de impacto
En esta etapa de la metodología elaborada por NN IP es cuanto realmente el impacto se vuelve medible. No hay una única forma de hacerlo: para evaluar el impacto social, por ejemplo, se puede considerar la cantidad de personas a las que ayuda una empresa, mientras que para la evaluación del impacto ambiental habría que buscar las reducciones en la cantidad de emisiones de CO2 o residuos.
La gestora usa siempre que es posible números ponderados, con la idea de evaluar y comparar el impacto de empresas individuales, por ejemplo, por millón de euros invertidos. Pero tiene claro que “es posible que la cifra no refleje el alcance total del impacto de una empresa”, por lo que también hay que ver la “calidad”.
Calidad de impacto
No es posible concluir que la empresa que ayuda al mayor número de personas sea la empresa con mayor impacto, por eso es de vital importancia considerar la calidad del impacto, la cuarta fase del esquema que utiliza la gestora holandesa. El objetivo es poder quedarse al final con una mejor perspectiva del impacto, poniendo en relación el número de personas ayudadas y la calidad del servicio o ayuda. Eso sí, la calidad resulta siempre más complicada de medir, pero las empresas que “se esfuerzan por brindar este nivel de impacto en sus informes a menudo pueden diferenciarse de los competidores”, apuntan desde NN IP.
Análisis de valor real
La última etapa del Informe de Impacto construido por la gestora tiene que ver con el análisis del valor real, es decir, con el cálculo completo de la creación de valor real de una empresa, entendiendo por “valor real” el impacto directo e indirecto sobre todos los actores relevantes de la sociedad en la que opera. Se trata de una variable neta, por lo que también se incorpora el análisis de cualquier impacto negativo de los productos o servicios de una empresa.
Desde la gestora consideran que un verdadero análisis de este tipo “debería ser realizado por un consultor externo e imparcial, a fin de garantizar la imparcialidad”, por eso considera vital analizar con actitud crítica los análisis de valor real emitidos por las propias empresas, en caso de que éstas los emitan.
NN IP señala que lleva a cabo un seguimiento cuidadoso del estado de todas las posiciones de sus carteras con respecto a sus esfuerzos de informes de impacto y subraya que “la evaluación de impacto no finaliza abruptamente una vez que hemos calculado el impacto de una empresa utilizando las cuatro etapas definidas anteriormente”. Por el contrario, lo entiende como un proceso continuo y en evolución, que se apoya en un “diálogo activo con las empresas”. Defienden que ese compromiso es una parte integral de la estrategia de impacto de la gestora.