Después de que el mercado bursátil estadounidense cerrase el año con rentabilidades de doble dígito por tercera vez consecutiva, su tendencia alcista continuada entró en punto muerto a raíz de las preocupaciones de los inversores sobre los posibles cambios en el plano de la política monetaria en un contexto en el que las presiones inflacionistas […]
Después de que el mercado bursátil estadounidense cerrase el año con rentabilidades de doble dígito por tercera vez consecutiva, su tendencia alcista continuada entró en punto muerto a raíz de las preocupaciones de los inversores sobre los posibles cambios en el plano de la política monetaria en un contexto en el que las presiones inflacionistas y las variantes de COVID-19 están lastrando la incipiente recuperación de la economía. En consecuencia, los inversores en renta variable continúan mostrándose recelosos, mientras que aquellos centrados en la percepción de rentas prosiguen su búsqueda de rendimientos.
El experto François Collet Gérant, gestor de fondos en DNCA considera que a principios de 2022, el crecimiento seguirá siendo dinámico y se verá impulsado tanto por el consumo como por la inversión orientada hacia la reorganización de la cadena de suministro y la transición energética. “En este contexto, nuestra asignación de activos debería priorizar los activos reales a corto plazo que cuenten con una prima de riesgo atractiva. En el plano de la renta variable, ello implicará reforzar la asignación a las bolsas europeas y emergentes. En renta fija, conllevará aumentar la asignación a la deuda pública emergente y a los bonos vinculados a la inflación”, sostiene.
Para Daniel Nicholas, Gestor de Carteras de clientes en Harris Associates, el sector financiero europeo tiene atractivo en este año “creemos que la combinación de crecimiento del PIB y presiones inflacionistas impulsará los tipos de interés a niveles más altos durante los próximos años. Prevemos que la subida de los tipos de interés acentuará el nivel actual de rentabilidad de cada uno de nuestros títulos del sector financiero”, sostiene. Otros argumentos a favor de este sector es el alto nivel de capital que tienen algunos bancos europeos y la posibibilidad de expandir sus márgenes en caso de una subida de los tipos de interés.
“Existen múltiples motivos para mostrarse optimistas de cara a 2022”, comenta Jack Janasiewicz, estratega jefe de carteras y Gestor de Carteras en Natixis Investment Managers Solutions. Pero el experto se asegura que lo que impulsa los precios de las acciones son los beneficios. “Y si algo hemos aprendido durante 2021 es que las empresas estadounidenses han sido capaces de lidiar adecuadamente con un entorno de aumento de los costes de producción y subida de los salarios. Las preocupaciones sobre la compresión de los márgenes quedaron zanjadas hace varios trimestres y las ganancias derivadas del apalancamiento operativo que se han acumulado durante la pandemia no van a evaporarse de la noche a la mañana. Por el momento, los primeros indicios que observamos en los informes de beneficios apuntan a una mejora continuada de los márgenes, un sólido crecimiento orgánico y un marcado crecimiento del BPA”, sostiene.
En un contexto como el actual, los expertos coinciden en señalar que la renta variable reviste un mayor atractivo que la renta fija. “Se espera que los sectores cíclicos registren rentabilidades superiores tanto en la renta variable como en la renta fija, donde priorizamos la deuda de alto rendimiento en detrimento de la de grado de inversión y la deuda subordinada”, asegura Jens Peers, CEO y CIO de Mirova US. En cuanto a la renta variable, considera que las oportunidades más atractivas residen en el sector bancario, en los títulos cíclicos expuestos a los grandes planes de recuperación basados en las infraestructuras, incluidas las infraestructuras verdes y las energías renovables, y en los sectores de comercio electrónico minorista, fintech, vehículos eléctricos y salud.
Finalmente, los tipos reales negativos parece que seguirán estando muy presentes en 2022 y que supondrán un lastre para la renta fija. Ante la reducción del apoyo de los bancos centrales y el probable aumento de la volatilidad debido a la errática evolución de los tipos de interés, el reducido umbral de rentabilidad “conlleva que el crédito resulte más sensible ante cualquier acontecimiento negativo. Los rendimientos reales negativos, que muy a menudo respaldan a los activos de riesgo (como quedó acreditado en 2021) solo pueden evolucionar en una dirección: al alza”, concluye Philippe Barthelot, CIO de mercados de crédito y monetarios en Ostrum Asset Management.
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