China dará la bienvenida a su Año Nuevo el próximo 22 de enero con más motivos por los que celebrar. Y es que, el gobierno de Xi Jinping ha puesto fin a las políticas de movilidad restrictiva y confinamientos para avanzar hacia una reapertura total, que se espera conseguir a partir de febrero. Las medidas […]
China dará la bienvenida a su Año Nuevo el próximo 22 de enero con más motivos por los que celebrar. Y es que, el gobierno de Xi Jinping ha puesto fin a las políticas de movilidad restrictiva y confinamientos para avanzar hacia una reapertura total, que se espera conseguir a partir de febrero. Las medidas han llegado antes de lo previsto por el mercado por lo que esto se puede traducir en un crecimiento más fuerte de la economía asiática. Además, han tenido un efecto positivo, especialmente en compañías más enfocadas a la movilidad, el turismo y el consumo. Sin embargo, también podrían suponer un hándicap a la hora de mitigar la inflación global.
“Creemos que la relajación de la Política "Cero Covid" de China, que ha sido más rápida de lo esperado, junto con las políticas industriales del gobierno, harán que en el primer semestre de 2023 se pueda esperar un rebote más fuerte de lo anticipado en las actividades económicas. Sobre una base estadística baja de 2022, el crecimiento probablemente se recuperará a su nivel potencial (4,5 – 5%) o superior en 2023, desde nuestro punto de vista", explica Christiaan Tuntono, economista senior de Asia Pacífico de Allianz Global Investors.
Estas medidas tomadas por el Ejecutivo del gigante asiático pueden, al mismo tiempo, suponer un incentivo para el mercado en general. De hecho, según comenta Cosmo Zhang, Analista de renta fija de Mercados Emergentes de Vontobel, la combinación de factores como un rápido repunte de la movilidad, una mayor relajación de la normativa inmobiliaria y de las grandes tecnológicas sugiere que la recuperación de China podría llegar antes y con más fuerza de lo previsto a partir del primer trimestre de este año.
“Lo más probable es que las exportaciones disminuyan y que la inversión en infraestructuras se ralentice a pesar del apoyo gubernamental. Se liberará el exceso de ahorro del periodo pandémico, y la reanudación de las actividades de las pequeñas y medianas empresas puede ayudar al empleo y a los ingresos de los hogares. Ambos factores deberían impulsar el crecimiento del consumo en 2023”, agrega Zhang.
Con todo ello, se puede esperar un año positivo para China en cuenta a su crecimiento y a su mercado, abriendo nuevas oportunidades de inversión. “Las sólidas métricas del crédito sugieren que los emisores de los mercados emergentes están bien posicionados para afrontar un escenario fundamental más complicado. También creemos que el sector inmobiliario chino ha superado la crisis”, sostiene el analista de Vontobel.
Aunque, a priori, esto es algo positivo y ha ayudado a aumentar el optimismo en los mercados, también podría generar riesgos inflacionarios. Y es que, la reapertura de China hará que aumente el consumo, los viajes, la demanda de petróleo, etc. Por tanto, podría convertirse en un arma de doble filo para el mercado.
“A pesar del impacto positivo que está teniendo la bajada de la inflación en los activos de riesgo, los futuros sobre el precio del petróleo siguen apuntando a que el crudo se mantendrá en torno a los niveles actuales durante todo el año. Pero una recesión en EE.UU. más leve (o un aterrizaje suave) y un fuerte repunte del consumo de petróleo en China presionarían al alza el precio del crudo. Esto ralentizaría la caída prevista de la inflación en EE.UU., presionando a la Fed para que mantenga los tipos altos durante más tiempo”, analiza Raphael Olszyna-Marzys, economista internacional en J. Safra Sarasin Sustainable AM.
Por otro lado, no hay que olvidar que uno de los problemas que ha desatado la inflación han sido las interrupciones en las cadenas de suministro debido a los cierres de China. Ahora eso quedará atrás haciendo que el flujo del comercio mundial se estabilice y regrese a la normalidad. Por tanto, habrá que ver cómo afecta realmente la apertura de China a la inflación mundial.