¿Cómo ha revolucionado la tecnología la gestión de activos?

En el año 1602 algo cambió para siempre en el sistema económico mundial. Ese año nació la que se considera la primera bolsa oficial de valores. Fue en Ámsterdam y fue el primer mercado que funcionaba con compraventa de acciones. Sin embargo, muchos años pasaron para que este sistema se popularizara en otros lugares del mundo. La bolsa de Nueva York no vio la luz hasta 1792, dos años más tarde lo haría la bolsa de París y en 1878 nació la bolsa de Tokio. Pero, eran sistemas muy rudimentarios y poco populares. De hecho, el año en el que se considera como el de la creación de la Bolsa de Nueva York es 1865, tras la guerra civil de los Estados Unidos. A partir de ese año los inversores comenzaron a interesarse en el nuevo sistema económico y Nueva York comenzó a desplazar a Londres como capital económica mundial. En España, se crearon cuatro bolsas: la de Madrid, la de Barcelona (1915), Bilbao (1890) y Valencia (1980).

Comprar acciones en esos años era mucho más diferente y rudimentario de lo que es actualmente. En primer lugar, el procedimiento tenía que ser físico, algo que fue así hasta la década de los 90 del siglo XX y el tiempo de ejecución era, considerablemente, mayor. Todos los procesos se hacían en los edificios destinados para ello, como la Bolsa de Madrid. Con la llegada del teléfono y el crecimiento económico, los inversores pasaron de tener que desplazarse a llamar por teléfono a su broker para pedirle que comprase o vendiese una acción en concreto. Pero este intermediario también tenía que hacer la gestión física. Hoy en día, no es necesario la presencia de alguien física y todos los procesos se han informatizado pero, ¿cómo ha cambiado la tecnología la gestión de activos? 

Innovación

“Las dos mayores innovaciones en la gestión de activos de las últimas décadas han sido la indexación y la automatización. La indexación ha permitido invertir con diversificación global con costes muy bajos y la automatización ha permitido dar acceso a todo de inversores a esta gestión sin sesgos ni errores. Esto ha supuesto una mayor rentabilidad por los menores costes y un menor riesgo por la mayor diversificación”, asegura Unai Ansejo, cofundador y Consejero Delegado Indexa Capital. 

Además de estas herramientas, la expansión de internet ha permitido tener un mayor acceso a la información financiera de las compañías, que tienen que hacer públicas y accesibles sus cuentas a todos los inversores. Pero no solo eso, con los brokers online la inversión se ha democratizado haciendo que comprar y vender acciones, y otros activos financieros, se convierta en algo accesible para el grueso de la población. 

“La tecnología tiene un gran impacto en el sector de gestión de activos, pero posiblemente sea en la parte pura de gestión, entendida como el proceso de toma de decisiones de inversión, donde su impacto ha sido menos marcado. Los informes a clientes, la facilidad operativa, el análisis de diferentes carteras y perfiles de riesgo, el marketing y muchas otras facetas del negocio se han apalancado hasta ahora en la tecnología, más que el puro proceso de inversión”, asegura Diego Fernandez Elices, director general de inversiones de A&G Banca Privada. 

El progreso tecnológico produce nuevos modelos de negocio y alimenta así la feroz competencia dentro del sector en la gestión de activos. “Para nosotros, como parte de esta industria, esto significa no cerrarnos a las innovaciones, pero sabiendo que no podemos perder nuestros puntos fuertes en este proceso”, explica Bert Flossbach, cofundador de Flossbach von Storch. Para el experto, la innovación que ha llegado ayuda a mejorar los procesos como en el caso del análisis cuantitativo. “Pero no podrá sustituir al factor humano”, matiza.

Herramientas imprescindibles

La tecnología no solo ha cambiado la forma de proceder, sino también las herramientas que se utilizan para la gestión de activos. “Las nuevas herramientas se han vuelto esenciales para la gestión de activos en toda la cadena de valor, desde el marketing hasta la negociación y el apoyo a la toma de decisiones para las inversiones”, señala Michael Heldman, CFA, Director General, gestor y responsable de Renta Variable Sistemática en Estados Unidos de Allianz Global Investors. 

Las nuevas herramientas que se han tornado imprescindibles para muchos inversores han cambiado completamente la forma de operar disparando el uso del trading, para el cual la inmediatez y la precisión que ofrecen las nuevas tecnologías es clave. “Además, la decisión de inversión en sí está fuertemente respaldada por grandes cantidades de datos y, en muchos casos, por ejemplo, en nuestra estrategia de inversión «Best Styles», por modelos complejos que se basan en inteligencia artificial y otras tecnologías”, añade Heldman. 

Sin embargo, Fernández Elices cree que no hay tantas herramientas imprescindibles a la hora de gestionar los activos. “Una aplicación de información de mercado y un programa de gestión que mantenga el posicionamiento de la cartera y haga diferentes tareas de gestión de riesgos y de control es suficiente, pero la sofisticación y capacidad de esas herramientas es cada vez mayor”.

Robo advisors

Una de las herramientas que más han cambiado la gestión de activos es, sin duda, los famosos robo advisors. “Los robo advisors son conocidos también con el término gestor automatizado, ya que en realidad, a parte de asesorar, gestionan tu dinero por ti. Por tanto, un Robo Advisor es un tipo de asesor financiero que ofrece un servicio de gestión online de carteras de inversión mediante algoritmos, automatización y, normalmente, la supervisión de un equipo de expertos inversores”, señalan desde InbestMe. Es decir, supone ir un paso más allá y dejar en manos de la tecnología las decisiones de inversión. Algo que ha generado un amplio debate entre la gestión pasiva – menos humanizada – y la gestión activa – más humanizada -. 

«Los robo advisors son en general una gran solución para la implementación masiva de órdenes o recomendaciones de inversión, muy eficiente para hacer escalable el negocio de la gestión. Sin embargo, como casa especializada en Banca Privada, creemos poco en las soluciones iguales para clientes diferentes”, comenta el director general de inversiones de A&G Banca Privada. “Creemos en ese tipo de gestión que enriquece enormemente las carteras por ser un proceso diferente que diversifica la toma de decisiones más tradicional, pero pocas veces para el 100% del patrimonio de un cliente y menos aún, para todos los clientes”, añade el experto.

 Una postura que también comparte el director general de Allianz GI. Para el experto, estas herramientas necesitan un perfeccionamiento constante, es decir, investigación y también un nivel muy alto de comprensión, ya que existen muchas dificultades en el uso de la IA para respaldar o tomar decisiones de inversión. “Dado que a menudo sucede que los mercados de capital globales están dominados por unos pocos temas principales, entrenar a la IA para hacer predicciones a menudo puede predecir el futuro de manera demasiado ingenua a partir del pasado”, explica.

 Por tanto, parece que, pese al perfeccionamiento y el avance tecnológico, la acción humana seguirá siendo imprescindible en la toma de decisiones. «La razón es que la construcción de carteras es una ciencia social en la que hay que tomar decisiones subjetivas y hacer juicios de valor. En este entorno, los modelos de decisión basados en minería de datos no van a poder sustituir completamente a las personas”, apunta el CEO de Indexa Capital.

¿Hacia dónde va el futuro de la gestión de activos?

Con toda la tecnología que hay en la actualidad y teniendo en cuenta que muchas de ellas, como la inteligencia artificial o el blockchain, están todavía en fases embrionarias el futuro es, sin duda, incierto. En estos momentos, la Unión Europea y España ya están valorando la posibilidad de incluir la red blockchain para agilizar y abaratar la compraventa de acciones. Al mismo tiempo, la inteligencia artificial cada vez se perfecciona más haciendo que sea mucho más sencillo crear herramientas que analicen y encuentren activos muy interesantes dentro del mercado en cuestión de minutos.

“El tratamiento masivo de información abre un mundo de oportunidades, pero no están aún demostrado el hecho de que esas oportunidades se traduzcan en una mejor relación entre la rentabilidad lograda y el riesgo asumido. La inteligencia artificial muestra resultados muy positivos en algunos casos, pero es pronto para juzgar la rentabilidad de carteras gestionadas con ese criterio”, opina Diego Fernandez Elices.

Lo que parece evidente es que en el corto y en el medio plazo la acción humana seguirá siendo imprescindible y ayudará a la inteligencia artificial a tomar decisiones de inversión más eficientes. “Se necesitarán humanos para guiar a la IA en términos de qué aprender y también para proporcionar lo que se llama conocimiento de dominio, es decir, información que no se puede derivar de la observación pura del mercado. Esto es crucial para el éxito de los activos y, por tanto, en última instancia, para la asignación eficiente de capital a través de los mercados de capitales. Los seres humanos estarán capacitados para tener en cuenta más información y, en última instancia, tomar mejores decisiones y comprender mejor los riesgos y los beneficios esperados”, concluye Michael Heldman.

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