Haribo es como la Coca-Cola de las chuches. Todos conocen esta marca alemana tan tradicional. ¿Quién no ha probado los ositos de oro una vez en su vida? Después de casi 100 años en el mercado, la empresa sigue siendo familiar, apostando por España y su sede de producción en Cataluña. Haribo, que se creó […]
InternacionalDirigentes Digital
| 14 nov 2018
Haribo es como la Coca-Cola de las chuches. Todos conocen esta marca alemana tan tradicional. ¿Quién no ha probado los ositos de oro una vez en su vida? Después de casi 100 años en el mercado, la empresa sigue siendo familiar, apostando por España y su sede de producción en Cataluña. Haribo, que se creó en 1920 y funcionó perfectamente durante la segunda Guerra Mundial, emplea hoy en Girona a más de 800 personas y factura alrededor de 2.300 millones de euros en todo el mundo. Lo que nunca ha cambiado: se sabe muy poco del imperio de las gominolas.
Sin embargo, en un mundo cada vez más sensible a la producción ética de los productos, los alemanes no lo tienen fácil a la hora de defender su buena reputación con una política de comunicación que es típica para una empresa familiar germánica del sector de alimentación: no dan muchas cifras y en principio no conceden entrevistas. Los supermercados Lidl y Aldi funcionan igual y, como les funciona bien, para qué cambiar piensan los gerentes. Pero la presión sobre Haribo de explicarse más, también en su página web y quizás de reinventarse mejor aumenta con la creciente población vegana en todo el mundo y el deseo tan grande de los padres, y también cada vez más de los jóvenes, de comer sano. Además, a la marca le falta un poco de aire fresco en la publicidad y los slogans de marketing.
LA COMPETENCIA NO DUERME
Aún por el momento, la empresa crece solamente vendiendo golosinas, el futuro de sus productos es incierto viendo la dificultad de crear gelatina sin huesos de animales. Además, en España y en otros mercados ya existe competencia al lanzar al mercado chuches sin azúcar. El competidor español Yummeat, por ejemplo, tiene el valor de sostener que sus golosinas tienen el mismo sabor y la misma textura que las chuches con azúcar. Dicen que sus Yummeats tienen la mitad de calorías y por ello son sanas. En Haribo recomienden no comer tanto de su producto al día y además son muy conscientes de su competencia en todo el mundo. Tanto que también están desde Turquía exportando a los mercados halal con un producto diferente. Además, ya han probado líneas con menos azúcar o azúcares artificiales, producido en España, pero el “sugar free” hasta ahora no convence a sus clientes y tampoco consideran en Haribo que los azúcares artificiales sean más sanos. Mientras tanto, siguen creciendo con lo tradicional que ya usa solamente sabores y colorantes naturales. Los alemanes tienen ya 16 fábricas en todo el mundo y van a abrir pronto una nueva producción en EEUU.
LOS RETOS DE UNA EMPRESA FAMILIAR
Considerando el tamaño de la empresa con 7.000 empleados y su volumen de facturación, no es fácil seguir con el legado familiar empezando con el nombre: Haribo es el nombre de su fundador y de su ciudad de nacimiento Bonn, donde muy cerca, en Grafschaft, continúa una de las fábricas más grandes de la empresa. Hans Riegel Bonn. Riegel murió en 1945 con 51 años. Con el fin de la Segunda Guerra Mundial, empezó una nueva era para la empresa. Los hijos de Riegel tomaron el mando.
Su legado, el de una empresa involucrada con la sociedad a través de una fundación, fuerza a la familia, donde siempre hay alguien con el nombre Hans Riegel, a estar al frente para que funcione el juego de letras Haribo. Ya han muerto los tres hijos del fundador, por lo que ahora los nietos han tomado el mando. Por el momento, todo va como siempre. El enorme éxito de la empresa vendiendo nada más que chuches y mantenerse durante tanto tiempo rentable ha llamado la atención incluso a los inversores americanos. Hace 10 años, Warren Buffet quería entrar en el capital de la empresa, pero los Riegel decidieron seguir como empresa familiar.
ESPAÑA LUCHA CONTRA GIGANTES – HASTA AHORA CON ÉXITO
Gracias a su presencia modesta y reservada, pocos españoles saben de la fábrica de Haribo ubicada en Girona y creada en 1985, que desde entonces sigue creciendo sin parar. Ya es un pilar importante para el grupo alemán exportando a toda la UE, a EEUU, a Latinoamérica e incluso a Asía. Pero la competencia con otras opciones de producción en Europa del Este o Turquía es cada vez más grande, admite su Director Dirk Spangenberg, que conoce la empresa a fondo: “En Girona, hemos establecido un sistema de formación profesional propio muy eficaz y además servimos a un mercado muy importante para la empresa, lo que nos ayuda a defender la producción aquí. Como en cada fábrica de Haribo, tenemos un laboratorio que investiga y garantiza el alto estándar de calidad que ofrecemos en España”.
Pero son también la globalización y su feroz competencia las que exigen a la empresa seguir protocolos internacionales en materia financiera y alimenticia muy estrictas: “Todas las fábricas del grupo tienen las certificaciones Sedex Members Ethical Trade Audit (SMETA) y Food Safety System Certification (FSSCC)”, dice Spangenberg. El joven ejecutivo vive en Barcelona y sigue siendo un gran admirador de España, a pesar del conflicto político en Cataluña: “Cataluña es mi país tanto como lo es España. Como empresa, apostamos por la región y según lo que pase estaremos preparados”.