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La industria automovilística de EEUU busca vías de salida

Una de las compañías que más está sufriendo las consecuencias es la automovilística estadounidense General Motors, que ha tenido que reestructurar su producción, abandonar varios mercados, e incluso ha protagonizado la mayor huelga de trabajadores de la historia en el sector. Los efectos de la guerra comercial entre Estados Unidos y China hicieron que el […]

Internacional

Dirigentes Digital

20 feb 2020

Una de las compañías que más está sufriendo las consecuencias es la automovilística estadounidense General Motors, que ha tenido que reestructurar su producción, abandonar varios mercados, e incluso ha protagonizado la mayor huelga de trabajadores de la historia en el sector.

Los efectos de la guerra comercial entre Estados Unidos y China hicieron que el sector manufacturero de Estados Unidos ‘se viera aplastado’ en 2019. A nivel mundial, las cosas no se veían mucho mejor. Las débiles ventas de automóviles en todos los ámbitos han aumentado la difícil situación del sector. “La recesión en el mercado mundial de vehículos desde mediados de 2018 ha sido clave tras la caída en la fabricación mundial, y el panorama de las ventas de automóviles está resultando mucho peor de lo que esperábamos”, explica Brian Coulton, economista jefe de la agencia de calificación Fitch. En total en 2019 se produjo una caída de 3,1 millones de vehículos producidos, alrededor del 4%, según Fitch. Se trata de la mayor disminución desde 2008, cuando al sector le golpeó la crisis financiera, y el segundo año consecutivo en el que las ventas cayeron. Fitch publica que las ventas mundiales de automóviles han sumado 77,5 millones en 2019.

La disminución de la demanda de China, que es el mercado automotriz más grande del mundo y donde las ventas han descendido un 11% en 2019, es el principal impulsor de la caída. A principios de este 2019, Pekín redujo el subsidio para vehículos eléctricos, lo que provocó un desplome en las ventas. Pero esa bajada fue más allá de las fronteras de China.

“Parece haber pocas razones para anticipar un repunte en las ventas mundiales de automóviles en 2020, incluso si las ventas en China experimentan una recuperación marginal de alrededor del 1%”, explicaba Brian Coulton. “Esto significa que el mercado automotriz probablemente continuará teniendo un gran peso en la fabricación global y en economías con una alta exposición a este sector, como Alemania”, continuaba el economista jefe de Fitch.

Aún así los expertos ven luz al final del túnel. El índice de fabricación global en noviembre cayó menos que en los meses anteriores a octubre, aunque registró su sexto mes de caídas seguidas.

Previsiones para el sector automotriz en 2020

Estados Unidos es uno de los mercados automotrices más prometedores y de más rápido crecimiento. La industria automotriz de EEUU está respaldada por múltiples factores como la disponibilidad de mano de obra, los esfuerzos de I+D, la ventaja geográfica y el apoyo del gobierno, que prioriza el segmento automotriz como un generador clave de ingresos. Con una perspectiva positiva para la economía y un mayor poder adquisitivo de los hogares, las ventas de automóviles en el país serán testigos de un fuerte aumento en las ventas hasta 2026.

Los nuevos jugadores continúan incursionando en el mercado, en particular en segmentos de vehículos de bajo precio con el número de ventas aumentando a tasas de crecimiento sólidas. Los turismos y los vehículos comerciales ligeros también experimentarán un incremento constante de la demanda.

Los modelos rentables tienden a ser testigos de un gran éxito, ya que la mayoría de los compradores de automóviles son de clase media. Además, el sólido soporte al cliente y la disponibilidad de repuestos baratos adquieren alta prioridad para las compras en el segmento de los automóviles.

Una investigación del mercado automotriz en Estados Unidos identifica que la competencia continúa intensificándose año tras año con la introducción de nuevos modelos. Este informe cubre el escenario en el país hasta 2026. Para calcular el tamaño del mercado, se consideran los ingresos de las ventas de automóviles de pasajeros, vehículos comerciales ligeros y vehículos comerciales pesados.

El documento dice que el mercado automotriz mundial está listo para registrar un fuerte crecimiento con ventas de vehículos livianos que aumentarían de alrededor de 95 millones de unidades a más de 106 millones hasta 2025. La tendencia actual hacia la modernización de automóviles como eléctricos e híbridos, el crecimiento de las economías emergentes, la disminución compensatoria de mercados maduros y el aumento de los vehículos autónomos están apoyando el fortalecimiento de los mercados automotrices en países de todo el mundo. Sin embargo, el mayor riesgo de nuevos modelos de negocio disruptivos, la caída de los márgenes y el aumento de la inversión, además de la volatilidad del mercado a largo plazo plantean desafíos importantes para el crecimiento.

La lucha de General Motors para seguir en la cima del sector

Una de las compañías que se enfrenta a esos desafíos es la estadounidense General Motors (GM). Durante mucho tiempo, el mayor fabricante de automóviles del mundo GM ha visto a una variedad de competidores clave superarlo en la carrera de ventas globales en la última década y pronto puede caer hasta el puesto número 5 detrás de Volkswagen, Toyota, la Alianza Renault-Nissan-Mitsubishi y la compañía que formarán Fiat Chrysler y PSA tras la confirmación de su fusión.

General Motors, uno de los mayores fabricantes y comercializadores de vehículos del mundo, con operaciones en todos los continentes, perdió su posición como el fabricante de automóviles más vendido del planeta en el período previo a su bancarrota de 2009.

Mientras que el gigante de Detroit inicialmente luchó para mantener su corona de ventas globales, GM ahora ha abandonado su estrategia de crecimiento a largo plazo, casi sin importar el coste.

Durante su apogeo en 2016, el volumen global del fabricante de automóviles de Detroit alcanzó un récord de 10,01 millones, disminuyendo hasta 8,38 millones solo dos años después.

Desde que asumió el mando de la compañía hace alrededor de seis años la CEO Mary Barra, General Motors ha abandonado varios mercados que alguna vez fueron críticos, incluidos Europa occidental, India y, más recientemente, Rusia. A esto hay que unir ahora que la situación de General Motors en China continúa debilitándose y las ventas de las distintas marcas con las que GM opera en el gigante asiático siguen retrocediendo. En el mes de noviembre de 2019, la compañía que forman General Motors y la SAIC (una empresa conjunta que fabrica y vende automóviles de las marcas Chevrolet, Buick y Cadillac en China) registró 119.304 unidades vendidas, esto es un 34% menos respecto al mismo periodo del ejercicio anterior. Los datos acumulados de 2019 también son negativos. En el periodo comprendido entre los meses de enero y noviembre SAIC-GM alcanzó 1,48 millones de matriculaciones, un 18% menos que en el año 2018.

“Globalmente, ahora estamos en los mercados correctos para impulsar la rentabilidad,fortalecer nuestro desempeño comercial y capitalizar las oportunidades de crecimiento a largo plazo. Continuaremos optimizando nuestras operaciones mercado por mercado para mejorar aún más nuestra competitividad y nuestra base de costes”, explicaba la directora ejecutiva Barra quien continuaba diciendo que GM continuará “fortaleciendo el negocio principal e invirtiendo en las tecnologías que transformarán el futuro de la movilidad. Administrar ambos bien es fundamental para posicionar a General Motors en el éxito de las generaciones futuras ”.

La empresa automotriz estadounidense apuesta por un futuro totalmente eléctrico y para ello incluso se ha unido a compañías como LG para construir una fábrica donde producirán baterías para coches eléctricos. Para 2030 esperan que la mayoría de sus coches, incluida la marca de lujo Cadillac, sean vehículos eléctricos. Antes deberán solucionar tres problemas principales: la autonomía, el coste y los puntos de recarga.

GM sufre la mayor huelga del sector en 50 años

Para conseguir que el plan de GM sea un éxito y aumenten las ventas de estos vehículos tendrán que hacer frente a otros desafíos. Los aranceles de Trump a China en 2018 han hecho mella en la automovilística norteamericana. En una carta al Departamento de Comercio, GM advirtió que dichos aranceles obligarían a la compañía a recortar empleos y aumentar el precio de los automóviles. Además anunció que cerraría la producción en cinco instalaciones en América del Norte y reduciría su personal, disminuyendo su fuerza laboral asalariada en un 15%. Esta reestructuración significa que GM dejaría de fabricar los sedanes que el público ya no compra, incluidos el Chevrolet Volt, Impala y Cruze y el Buick LaCrosse.

El 15 de septiembre de 2019 casi 50.000 miembros del sindicato United Auto Workers se declaran en huelga contra General Motors. Era el primer paro laboral en la industria automotriz de Estados Unidos en 12 años y el más grande de cualquier sindicato contra cualquier empresa desde la última huelga en GM en 2007. Además, se ha convertido en la huelga del sector automotriz más larga en 50 años en EEUU.

Esto ha costado a la compañía cerca de 1.750 millones de dólares según estimaciones de ‘Anderson Economic Group’, una firma de investigación de Michigan especializada en la industria automotriz.

La paralización ha tenido un gran efecto en los resultados trimestrales de General Motors después de que se detuviera la producción en más de 30 fábricas y se desacelerara la producción para proveedores de componentes en EEUU y México, lo que le costó a la compañía entre 50 y 100 millones por día.

Los empleados de GM decidieron revelarse contra su empleador después de una década de frustración con la empresa, que redujo drásticamente los beneficios y los salarios de los trabajadores durante la Gran Recesión. La gota que colmó el vaso fueron los planes de General Motors para cerrar hasta cinco fábricas en Estados Unidos y Canadá y recortar más de 6.000 empleos en los EEUU. Una de esas fábricas era una planta en Lordstown, Ohio. Fue una noticia terrible para los 1.400 trabajadores que desde entonces han sido despedidos (aunque varios cientos de ellos han aceptado transferencias a otras fábricas). Donald Trump también estaba furioso por la decisión, después de haber prometido a los trabajadores de Ohio durante una concentración en 2017 que iba a llevar empleos de fábrica a la zona. Como no pudo hacer que no la cerraran, Trump amenazó con recortar los subsidios a los vehículos eléctricos para GM. La compañía ignoró sus demandas y cerró la planta de Lordstown.

Tras un mes de negociaciones, la mayoría de los trabajadores votó de manera abrumadora a favor de un acuerdo alcanzado por el sindicato United Auto Workers y los ejecutivos de la compañía.

La huelga, que duró seis semanas, costó a GM casi 2.000 millones de dólares en pérdidas en producción y a los empleados casi mil millones en salarios perdidos.

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