Cuando Emmanuel Macron ha cambiado este noviembre la política de inmigración en Francia y ha introducido un sistema de cupos según las necesidades de la economía francesa, muchos Gobiernos en Europa lo veían con envidia. Una política de inmigración de este tipo será difícil de realizar en un país como Alemania, por ejemplo, dónde los […]
InternacionalDirigentes Digital
| 01 dic 2019
Cuando Emmanuel Macron ha cambiado este noviembre la política de inmigración en Francia y ha introducido un sistema de cupos según las necesidades de la economía francesa, muchos Gobiernos en Europa lo veían con envidia. Una política de inmigración de este tipo será difícil de realizar en un país como Alemania, por ejemplo, dónde los Verdes son muy fuertes. En Francia viven, según la ONU, unos ocho millones de inmigrantes, lo que supone casi un 12% de la población. Macron abre con este paso el debate sobre las condiciones de asilo e inmigración en toda la UE dónde la extrema derecha gana cada vez más espacio.
En la entrevista que Macron ha dado hace poco a “The Economist” él aboga además por una defensa propia para la UE. Además, articula que tiene dudas sobre la ampliación de la UE. Según él se debe garantizar que el procedimiento de adhesión sea reversible cuando un país retrocede políticamente. Pero sus ideas claras no gustan a todo el mundo.El presidente saliente del Consejo, Donald Tusk, aludiendo a la entrevista de Macron en la que exigió una nueva política de la UE hacia Rusia, declaró con dureza: “Rusia no es nuestro socio estratégico, sino nuestro problema estratégico”.
Algunos periódicos franceses ven a Macron ya intentando seguir los pasos de Charles de Gaulle, quien fue una figura predominante en Francia durante la Guerra Fría, además de ser promotor de la reconciliación franco-alemana. En 2020 es el 50 aniversario de la muerte del hombre que además ha sido una de las figuras influyentes en la construcción de la UE. Su principal obra como presidente del gobierno fue la promulgación de una nueva constitución, la cual dio paso a la 5. Republica.
Macron demuestra inteligencia emocional si sigue por lo menos simbólicamente los pasos visionarios y valientes de una persona tan respetada en Francia: “El frena con estas políticas nacionalistas el éxito de la extrema derecha en su país”, cree el analista político Miguel Otero del Real Instituto Elcano. Porque el partido de Marine Le Pen, Rassemblement National (RN), se nutre de los crecientes conflictos interculturales que hay en ciudades como Paris y del aumento del terrorismo en Francia, igual como de la brecha enorme entre ricos y pobres en Francia. Pero a Macron le queda por remontar, porque las últimas encuestas muestran que sólo el 33% de los votantes ve favorablemente su gestión actual.
Así lo que llamó Macron como su lema en 2017, de crear una start up nation, no solamente es la creación de un ecosistema favorable para empresas si no también es dar un giro a una sociedad muy tradicional sin romper con la grande nation. Hasta ahora su política está quizás más apreciada fuera que dentro, por las muchas protestas en la calle y el movimiento de los chalecos amarillos: Pero el éxito económico no se puede negar.
Según un estudio de la empresa de capital riesgo Atomico, París ha desplazado a Berlín del segundo al tercer lugar de los mejores ecosistemas europeos, mientras Londres con diferencia, sigue siendo número uno. “Francia da noticias relativamente positivas en medio de una situación bastante sombría en el resto de Europa”, resume el economista jefe de Mapfre Gonzalo Cadenas Santiago la situación: “Por todo ello, mantenemos nuestras previsiones de crecimiento del PIB con un 1,3% tanto para 2019 como para 2020, pero existen riesgos a la baja”, admite el experto.
El problema entre otros factores es la economía del vecino alemán que por el momento se ha salvado de la recesión, pero su sector industrial sigue en reorganización completa con muchas pérdidas de empleos. El último anuncio de ThyssenKrupp y Continental de cortar miles de puestos de trabajo preocupa no solamente en Alemania. Pero el país germano tiene una ventaja a largo plazo: Por lo menos los gobiernos de Angela Merkel han podido reducir la deuda pública, mientras Francia lo ha incrementado casi al 100% del PIB. “El gobierno francés ha presentado el presupuesto para 2020 y ahora espera un déficit del 2,2% del PIB, 0,2 puntos porcentuales por encima de la última proyección oficial y 0,7 puntos porcentuales por encima de la media”, advierte Cadenas Santiago.