Alemania es mi país de origen. Y con la distancia geográfica amo mi país cada vez más. Esto les pasa a muchos inmigrantes. Pero como periodista no pierdo mi objetividad y veo las cosas que no funcionan comparando con España y otros países. Son sobre todo la política energética y también la integración de los […]
InternacionalDirigentes Digital
| 26 sep 2021
Alemania es mi país de origen. Y con la distancia geográfica amo mi país cada vez más. Esto les pasa a muchos inmigrantes. Pero como periodista no pierdo mi objetividad y veo las cosas que no funcionan comparando con España y otros países. Son sobre todo la política energética y también la integración de los inmigrantes las que fallan desde hace una década en Alemania. Además, muchas empresas han perdido el tren del cambio a un mundo más digital, más verde y mas consciente del impacto negativo de nuestra industrialización masiva. Faltan infraestructuras modernas en mi país y sobre todo falta ilusión.
Por todo ello, el próximo Gobierno que salga de los comicios de ayer debe tener cuidado de que no aumente más el descontento social y de que no crezca más la violencia urbana que es ya mucho más alta que en España. Las elecciones del domingo han reflejado el deseo de los alemanes de cambiar el rumbo, de tomarse más en serio los retos climáticos y de encontrar mayorías más amplias para la transformación económica y social que estamos viviendo.
Con gran probabilidad el próximo gobierno será un tripartito, lo que será otro ejemplo para el mundo de cómo hacer política si se hace con el estilo que nos ha enseñado Angela Merkel que no ha gobernado desde el ego sino con un sentido de Estado. Lo que todavía no está claro es si los partidos que gobiernen serán la SPD, los Liberales y los Verdes – una formación que se llama en alemán “coalición semáforo” por sus colores – o si Alemania tendrá una “coalición Jamaica”: CDU/CSU, Verdes y Liberales. Es muy improbable que los Verdes opten por esta última coalición por las diferencias en la política ambiental, fiscal y económica con los partidos conservadores.
Aunque Annalena Baerbock, de los Verdes, no será canciller como esperaba su partido al principio de 2021 cuando estaban liderando las encuestas, los Verdes concentran ahora toda la esperanza de los muchos movimientos ecologistas y sociales en Alemania. Su papel será decisivo para el gobierno, pero también para el futuro de su partido que ha se ha vuelto un poco burgués en los últimos años y ha perdido las bases con dejar atrás posiciones radicales. Será un trabajo de muchas negociaciones formar un gobierno tripartito que en Alemania acaba siempre con un contrato de coalición. Está claro que todos los partidos tienen que llegar a compromisos duros que les va a restar popularidad entre los suyos. Los liberales (FDP) que hace cuatro años fracasaron en las negociaciones por una “coalición Jamaica”, tendrán poca margen ahora para quejarse.
Pero el hecho de que la FDP después de muchos años de muy poca popularidad en Alemania haya tenido en estas elecciones uno de sus mejores resultados de la historia demuestra que parte de los conservadores clásicos han apostado en el último minuto por este partido que tiene más o menos igual resultado que el partido nacionalista Alternative für Deutschland (AfD) dónde se han juntado muchos opositores de Merkel. Los socialdemócratas por su parte tienen que ganar en este posible Gobierno que lideran con un perfil propio a pesar de la poca diferencia en porcentajes con los Verdes. Como también han perdido sus bases en estos ocho años de gran coalición con la CDU/CSU, tienen que desmarcarse de la política de los Verdes sin parecer conservadores. Lo que parece claro que después de 16 años con Angela Merkel como canciller, un posible nuevo jefe de Gobierno Olaf Scholz tendrá que crecer intelectual y personalmente para llegar al nivel de la popularidad internacional de Merkel que tiene también fans en su propio partido por su manera pragmática y humana de hacer política, su empatía, su poca vanidad y su gran sentido de humor.
Gracias a la presencia global de Merkel y su respeto internacional Alemania ha superado a Francia en importancia en las últimas dos décadas y está de facto liderando la Unión Europea con Ursula von der Leyen como muy respetada jefa de la Comisión Europea. El tándem germano-francés ya no existe. La herencia que deja Merkel es grande para Scholz, aunque la CDU/CSU sale de la ejecutiva muy debilitada y tiene en estas elecciones el peor resultado de su historia lo que refleja el cansancio que tienen parte de los nacional-conservadores con la política cada vez más moderna y social bajo la gobernanza casi eterna de Merkel. La izquierda en Alemania por su parte ha confiado más en la serenidad de Scholz que en el liderazgo progresista de la joven Annalena Baerbock que para muchos tiene poca experiencia para ser cancillera a pesar de su gran popularidad entre los jóvenes.
Scholz al contrario ha sido el ministro de finanzas en el último gobierno y fiel aliado de Merkel, lo que da confianza a las generaciones mayores. Aunque bajo su mandato han sucedido escándalos como el de Wirecard, es gracias a su capacidad retórica y su tranquilidad nórdica que su partido ha resurgido en las últimas semanas. En las elecciones regionales del Bundesland Mecklenburg-Vorpommern que también tenían lugar este domingo el SPD es de nuevo con diferencia el partido más fuerte y en Berlín donde también votaron ayer, gobernarán, tras su victoria, con los Verdes con gran probabilidad, los que han sido la segunda fuerza más votada en esta parte de Alemania. Los ciudadanos de la capital que conecta el Este con el Occidente y que sufre todos los males del país – paro estructural, decadencia urbana, criminalidad organizada y una burbuja inmobiliaria – han expresado que quieren en gran parte más política social, más puestos de trabajo y menos especulación empresarial.
Resumiendo, se puede decir que en general ha ganado en estas elecciones el centro en Alemania, lo que es una muy buena noticia en un país cuya sociedad está dividida en esta pandemia y en la política de inmigración. El centro ya son cuatro partidos con una base de votantes fuertes y una larga trayectoria, a gran diferencia de España, dónde ya una coalición a dos parece imposible por los egos de los políticos en el gobierno y en la oposición. Sin embargo, Merkel ha gobernado sin vanidad y con capacidad de autocrítica. Por lo menos el próximo gobierno en Alemania será igual de multicolor como es su población y esto ya es un verdadero progreso y una noticia buena para toda Europa.
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