Sudamérica ya lo intentó cuando los dos principales socios del Mercosur, Brasil y Argentina, tenían como presidentes a Luiz Inácio Lula da Silva (2003-2011) y miembros de la familia Kirchner (2003-2015), respectivamente. Hubo otro intento cuando esos gobiernos giraron hacia la derecha, con Jair Bolsonaro (extrema) y Mauricio Macri (centro). Y podrán volver a intentarlo […]
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| 09 may 2022
Sudamérica ya lo intentó cuando los dos principales socios del Mercosur, Brasil y Argentina, tenían como presidentes a Luiz Inácio Lula da Silva (2003-2011) y miembros de la familia Kirchner (2003-2015), respectivamente.
Hubo otro intento cuando esos gobiernos giraron hacia la derecha, con Jair Bolsonaro (extrema) y Mauricio Macri (centro). Y podrán volver a intentarlo ahora, cuando esos signos políticos podrían volver a invertirse.
En efecto, con las elecciones presidenciales que se realizarán este año -en las que Bolsonaro intentará una reelección-, el tema vuelve a la agenda política después de que Lula lo retomó en vísperas de su lanzamiento, este sábado (7), como competidor del actual mandatario.
"Crearemos una moneda porque no tenemos que depender del dólar", dijo Lula en un mitin de un partido socialista que le apoya. Por notorio que parezca, Lula lleva como candidato aliado a un líder de derechas, Geraldo Alckmin, que fue un severo adversario suyo hasta recientemente.
El proyecto de la moneda única, a la que ya le han dado hasta el nombre de “Sur”, se basa en formulaciones del economista Gabriel Galípolo, un asesor de la campaña de Lula, y Fernando Haddad, candidato derrotado por Bolsonaro en 2018.
“La moneda sería emitida por un Banco Central Sudamericano, con una capitalización inicial realizada por los países miembros con reservas internacionales o una tasa sobre las exportaciones hacia afuera de la región”, indican los autores del texto.
Los países podrían elegir entre adoptar domésticamente esta moneda o mantener las suyas propias, en cuyo caso los tipos de cambio serían flotantes. “Los países podrían comprar SUR para componer sus reservas internacionales sin ser tasados”, agregan Galípolo y Haddad.
En respuesta a la principal crítica que recibe el proyecto de Lula, esto es, la asimetría de los países y las diferentes políticas fiscales, los impulsores dicen que es “fundamental crear un mecanismo de ajustes simétricos entre países superavitarios y deficitarios”.
“Los recursos provenientes de ese mecanismo se utilizarán para capitalizar un fondo que financiará el fomento de la sinergia”, proyectan los autores teóricos, para quienes la moneda “Sur” es “un poderoso instrumento de coordinación política y económica para los pueblos sudamericanos”.
Aunque en las antípodas políticas de Lula y su equipo, el actual ministro de Hacienda, Paulo Guedes, piensa en términos similares la creación de una moneda única y establece un paralelismo con Europa, al atribuir a Brasil el papel que tiene Alemania en la UE.
Guedes, que llama a su proyecto “peso-real”, escribió que una moneda única dispararía “un ciclo de convergencia de políticas tributarias, laborales, jubilatorias y otras” para romper con “la inercia que frena la dinámica de crecimiento de Latam”. Su proyecto viene desde 2008.
Por último, del lado contrario a ambos, diversos economistas y analistas atribuyen a motivos geopolíticos, más que técnicos, el fracaso del Mercosur como proyecto de integración y la inviabilidad de la moneda común a una serie de condiciones que no están dadas.
Latam necesita “movilidad del trabajo y del capital en los países, un sistema que permita transferencias de renta a regiones afectadas por choques negativos y un ciclo económico sincronizado”, dijo el economista Roberto Ellery, profesor de la Universidad de Brasilia.
Nada de eso existe ni en el Mercosur ni en Latam, añadió Ellery en declaraciones periodísticas. Y concluye, en su propio Twitter, que una moneda única para Latam “es el tipo de idea que inicialmente parece mala, pero que, a medida que se profundiza, se muestra mucho peor de lo que parecía”.
