Narendra Modi es considerado el nuevo hombre fuerte en el escenario internacional. "Ninguna potencia del mundo puede detener a un país con 1.300 millones de habitantes. El siglo XXI será el siglo de la India", dice el político que después de que su país fuese gobernado durante seis décadas por la familia Nehru-Gandhi, llegó al […]
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| 02 feb 2023
Narendra Modi es considerado el nuevo hombre fuerte en el escenario internacional. "Ninguna potencia del mundo puede detener a un país con 1.300 millones de habitantes. El siglo XXI será el siglo de la India", dice el político que después de que su país fuese gobernado durante seis décadas por la familia Nehru-Gandhi, llegó al poder en 2014. Además de contar con la ventaja del inglés como idioma y de disponer de una fuerza laboral más joven, India tiene recursos y un socio preferencial, Rusia, que le ha otorgado en la reciente crisis ucraniana el papel de intermediario para dar salida a su gas.
Aunque por el momento la India sigue siendo una de las sociedades más desiguales del mundo, la trayectoria económica y política de este gigante será un reto para el resto del mundo. Ni EE.UU., ni Rusia, ni China y tampoco Europa junto con el Reino Unido liderarán en un futuro la economía global sin tener en cuenta a este nuevo gigante asiático. Todo ello, teniendo en cuenta que la antigua colonia factura como país ya más que Reino Unido siendo la quinta economía del mundo y, además, pronto la más poblada. En este contexto fue muy simbólico que Rishi Sunak fuera ascendido a nuevo primer ministro británico a finales de octubre. La antigua potencia colonial tiene por primera vez a un primer ministro de origen indio e hindú practicante.
El hecho de que el primer ministro británico esté casado con Akshata Murthy, la hija del conocido multimillonario tecnológico indio Narayana Murthy, conocido como "Indian Bill Gates", también tiene su importancia en el nuevo contexto global. El poder económico de la India se basa cada vez más en la tecnología. No solamente sirve como muestra su fabricación de textil y la fuente para programación barata, sino que sus talentos están creando innovaciones para todas las industrias.
Además, la India será en un futuro un proveedor energético importante y un negociante de materias primas potente. En este sentido la presidencia de la India en el G20, que tuvo lugar a principios del pasado diciembre, fue un paso importante para acostumbrarse a esta nueva situación que supone también un contrapeso para China y para el continente un puente hacia Rusia, un aliado de Modi. A nivel internacional, India nunca ha sido tan poderosa como lo es actualmente, pero muchos indios advierten: a nivel nacional, el Gobierno nunca ha sido tan nacionalista y autoritario. Para el resto del mundo, el Gobierno indio, al igual que China, son interlocutores para la guerra en Ucrania.
Algunos jóvenes indios con buenas carreras profesionales emigran actualmente por la situación política en su país. Durante décadas, la fuga de talento indio ha sido constante, principalmente hacia Gran Bretaña, pero también a EE.UU. y, tras la pandemia, Europa comenzó a formar parte de esos destinos elegidos. De haber estudiado en las mejores universidades y escuelas de negocio del mundo ven que en otros países como España, Reino Unido o Alemania los jóvenes tienen más libertad y que no hay presión social para casarse o seguir ciertas tradiciones machistas. No a todos les gusta la política derechista y nacionalista de Modi.
A pesar de que el dominio del dolar está en el aire, al igual que lo que pasará con las criptomonedas que se están haciendo un hueco en algunos países en desarrollo donde todavía no hay infraestructura bancaria, Modi advierte de los peligros de las monedas privadas. Dice que cuando llegan a los manos equivocadas podrían provocar mucho daño como financiar crimen y terrorismo.
Bitcoin ya está presente en la India desde hace diez años, pero lo que más ha ayudado en el desarrollo rural del país son los microcréditos que han mejorado también la situación de algunas mujeres y muchas familias fuera de los grandes núcleos urbanos. Aunque el PIB per cápita ni llega a unos 2.300 euros, el país ha hecho un gran progreso en los últimos años. Está claro que todavía hay gran parte de la población que vive en la pobreza y sin acceso a un sistema de salud, pero considerando que en 1960 el país solamente llegó a un PIB per cápita de 82,2 euros, la evolución económica se puede describir como espectacular. Para el resto de mundo el actual gobierno indio será un aliado económico importante, pero con orgullo al igual que China. Las reglas ya no se diseñan en Washington o Bruselas.