La gravedad de la pandemia de coronavirus ha frenado en seco a una gran parte del tejido productivo. No obstante, la función de los dirigentes empresariales es pensar en el día después, en el momento en que sus negocios vuelvan a echar a andar, toda vez que el daño ya está hecho y lo que […]
Gestión y LiderazgoDirigentes Digital
| 06 may 2020
La gravedad de la pandemia de coronavirus ha frenado en seco a una gran parte del tejido productivo. No obstante, la función de los dirigentes empresariales es pensar en el día después, en el momento en que sus negocios vuelvan a echar a andar, toda vez que el daño ya está hecho y lo que quieren es recuperarse.
Según una encuesta realizada por la Unidad de Inteligencia de The Economist en colaboración con SAS, las empresas “son decididamente más pesimistas” sobre la economía global, lo que se traduce en que los encuestados tienen unas expectativas negras sobre el futuro inmediato. En ese sentido, el índice puntúa desde el -50, como la valoración más pesimista y el +50 como la más optimista con el 0 como punto intermedio.
De ese modo, la puntuación de los dirigentes encuestados alcanza -39,2 puntos en cuanto a las perspectivas de la economía global en los próximos tres meses. A esa valoración hay que añadir que los más pesimistas son los máximos responsables de Europa y Asia-Pacífico (-40,4).
Otro de los datos que llaman la atención de este estudio es la diferencia que hay entre las previsiones de los propios negocios de los dirigentes con respecto a la situación general. Esto es, valoran con -22 puntos las circunstancias de su industria, mientras que la opinión sobre su propia empresa es algo menos negativa, con -17,8 puntos. En el estudio se explica que esta diferencia puede producirse por la sensación de control que tienen los dirigentes sobre sus organizaciones.
El futuro, más que incierto, se presenta oscuro para la mayoría de las industrias. En total, se analizan quince industrias, de las que solo retail y comercio digital prevén mejorar sus ingresos y rentabilidad. Por el contrario, las otras trece esperan descensos, con las industrias turística (-11,3 en caída de ingresos) y de entretenimiento (-10,9 en rentabilidad) como las peor paradas. Por su parte, PwC ha realizado un estudio entre directores financieros (CFO) que confirma estas impresiones, ya que 8 de cada 10 esperan caídas de ingresos y de beneficios.
Con la vista puesta en remontar esta situación, la mayoría de los participantes (46%) estiman que sus negocios tardarán en recuperarse entre uno y dos años. Los más pesimistas (10%) esperan conseguir volver a la posición de partida dentro de 3 años, como mínimo, y hasta un máximo de 5 años. Otro segmento importante de los dirigentes (40%), confían en recuperarse en menos de un año.
Dichas percepciones coinciden con las del estudio realizado por PwC. Según esta encuesta, el 49% de los CFOs consideran que sus empresas podrían volver a la normalidad en tres meses si el estado de alarma finalizara ya. No obstante, siete de cada diez se muestran “muy preocupados” por el impacto de la pandemia en los negocios. Para enfrentar la situación, el 82% está llevando a cabo estrategias de reducción de costes en sus compañías.
Esta capacidad de previsión se presenta como una de las principales palancas para relanzar la actividad de las empresas, también en los primeros momentos de la crisis. Según “The bewo Project”, dos de cada tres dirigentes implantaron medidas como el teletrabajo o el trabajo parcial en sus compañías antes de que las autoridades lo impusieran.
En esa línea, resultó de especial utilidad la utilización de planes de contingencia que facilitaron la operatividad de las empresas. Por otra parte, el día después se postula como el principal reto que tendrán que enfrentar los dirigentes.
Para ello, existen dos prácticas principales que han llevado a cabo las compañías con más éxito. La primera consiste en ampliar la cartera de productos y servicios para adaptarse a las necesidades que se producirán cuando comiencen a retirarse las medidas restrictivas. La segunda, tiene que ver con el análisis de los servicios más demandados en los lugares en los que la pandemia está en un periodo más avanzado. De ese modo se puede conocer qué productos serán más necesarios para los clientes.
En cuanto a la evolución de las compañías, algunas han visto alteradas sus hojas de ruta. Por un lado, se han acelerado procesos como la digitalización y aquellos que tienen que ver con la tecnología, si bien otras cuestiones, como la expansión internacional, tendrán que ser analizados de nuevo teniendo en cuenta las condiciones actuales.
De hecho, tal y como muestra el análisis de PwC, el 46% de los directores financieros están dispuestos a acelerar la automatización en sus corporaciones, además de incorporar nuevas formas de trabajar. Además, solo el 18% prevé reducir las inversiones dedicadas a seguir avanzando en la digitalización de sus empresas.