La pandemia ha puesto en jaque a todo el sistema empresarial y, en especial, a sus dirigentes, quienes tienen que reaccionar ante esta situación y dar una respuesta ágil y contundente. A este desafío se suma el establecer cómo va a ser la vuelta a la “nueva normalidad” y cómo reactivar su negocio. Adaptarse al […]
CEO y CIODirigentes Digital
| 06 may 2020
La pandemia ha puesto en jaque a todo el sistema empresarial y, en especial, a sus dirigentes, quienes tienen que reaccionar ante esta situación y dar una respuesta ágil y contundente. A este desafío se suma el establecer cómo va a ser la vuelta a la “nueva normalidad” y cómo reactivar su negocio.
Adaptarse al nuevo contexto y convertir esta crisis, no solo en superviviencia, sino que incluso también en una oportunidad, son aspectos que funcionan bajo la palanca de un liderazgo fuerte, el cual sirve de catalizador para la toma de decisiones. Otro ingrediente para impulsar el cambio y la reactivación es contar con un propósito corporativo bien definido y compartido por todos.
Dicho propósito, en medio de una crisis, debe permanecer firme, ya que es “el punto donde la cabeza y el corazón se unen”, como definen en un informe de la consultora Deloitte. Señalan que casi el 80% de los dirigentes creen que es fundamental para lograr el éxito de los negocios, pero alrededor de siete de cada diez afirmó que no lo utilizan como guía en la toma de decisiones: “Cuando las empresas se centran en un propósito auténtico, los empleados sienten que su trabajo tiene sentido, los clientes incrementan su fidelidad a las marcas y potencian su transformación”.
La incertidumbre se ha extendido hasta el último rincón del planeta, provocando ansiedad entre trabajadores, clientes, proveedores e inversores. Dar a conocer y reforzar una perspectiva clara de la situación actual, además de amplificar la cultura y la misión que guiarán a la compañía en los periodos más difíciles es clave para tranquilizar a los que les rodean.
La organización precisa dirigentes que miren hacia fuera para reunir la información necesaria para la toma de decisiones complejas que aborden las prioridades a corto plazo y preservar aquellas inversiones que no son esenciales para el funcionamiento de la compañía a largo plazo. Es decir, deben mantener la visión de futuro, anticipando nuevos modelos de negocio que puedan surgir y buscar la innovación que definirá a la compañía del mañana. En este sentido, la firma de asesoría de talento y liderazgo, Russell Reynolds Associates, se refiere a los líderes como aquellos que “se abren paso entre el desorden de datos y opiniones contradictorias, identificando las áreas que necesitan atención y asignando los recursos en consecuencia”.
En este contexto, aceptar la gravedad de la situación y tener una visión realista es clave. “No se puede negar la realidad, el líder se tiene que nutrir de un poderoso ejercicio de realismo y, a partir de ahí, es capaz de imaginar un tiempo mejor y ya entran verbos mucho más sugerentes, más abiertos al futuro”, aseguró el profesor en IESE Business School, Santiago Álvarez de Mon en una jornada organizada por la consultora de innovación Opinno.
Álvarez de Mon insiste en que el líder debe ser humanista y humilde, “porque si no anota el incidente, no se formula preguntas, no escucha al otro, no aprende o no es capaz de caminar con el equipo, es una contradicción para un tiempo tan complejo”. Concluye que hay que pensar en positivo, dirigir la mirada hacia lo que cada uno posee y no hacia lo que no tiene.
“No se puede negar la realidad, el líder se tiene que nutrir de un poderoso ejercicio de realismo y, a partir de ahí, es capaz de imaginar un tiempo mejor y ya entran verbos mucho más sugerentes, más abiertos al futuro”, profesor en IESE Business School, Santiago Álvarez de Mon
La actividad cotidiana de miles de empresas se ha trasladado al entorno virtual. En algunas compañías este sistema ya estaba instaurado, pero en muchas otras ha supuesto una adaptación a contrarreloj, algo que también ha afectado al liderazgo.
Para mantener una organización efectiva, los dirigentes deben mantener una comunicación consistente. El country manager de la compañía de soluciones de datos Pure Storage, Marco Blanco, dijo que es sencillo salirse de la rutina cuando se trabaja desde casa, pero él, que dirige equipos en todo el mundo, señaló que “tener horarios claros para ponerse al día ayuda a establecer unos hábitos”. Con ello, se proporciona una frecuencia de actividad y se crea una sensación de continuidad.
En aras de mantener la comunicación, las vídeoconferencias cobran más protagonismo que nunca. No hay que olvidar que el 93% de las señales de comunicación son no verbales. “Las videollamadas te permiten detectar gestos o matices que pueden ayudarte a personalizar el apoyo que ofreces a tu equipo en un momento tan difícil”, comentó Blanco.
Relacionado con ello, los dirigentes deben empatizar con sus equipos de trabajo, ya que el teletrabajo ha supuesto un cambio repentino para la mayoría y es importante conocer cómo gestionan su sistema de trabajo en estas circunstancias. “Ahora, más que nunca, es fundamental ser empático y reconocer que todos enfrentamos un desafío único y sin precedentes”, concluyó Marco Blanco.