En la vida pre-COVID el dilema de priorizar la calidad a la cantidad de turistas ya se planteaba en los foros del sector. Ahora que la pandemia ha obligado a repensar muchos planteamientos, los viajes de alto impacto comienzan a analizarse con más detenimiento. Según el informe Retos y tendencias: ¿Cómo será el futuro del […]
InternacionalDirigentes Digital
| 28 may 2021
En la vida pre-COVID el dilema de priorizar la calidad a la cantidad de turistas ya se planteaba en los foros del sector. Ahora que la pandemia ha obligado a repensar muchos planteamientos, los viajes de alto impacto comienzan a analizarse con más detenimiento. Según el informe Retos y tendencias: ¿Cómo será el futuro del turismo de alto impacto?, elaborado por Boston Consulting, este nicho de mercado ha capeado mejor el temporal, con un descenso un 36% inferior a la media de la industria, lo que evidencia que el turismo de valor añadido no solo es “más resiliente” a la demanda actual, sino que, previsiblemente, se recuperará mucho más rápido.
A este respecto, el documento recoge una previsión de aumentos anuales del 7% durante los próximos cinco años, impulsado por “una serie de fortalezas y una idiosincrasia propia que le hace estar más preparado para salir reforzado de las crisis”. Entre ellas, su apuesta por la reinvención y la innovación, así como su capacidad para diversificar la oferta. Se da la circunstancia de que las empresas y marcas que cubren este público objetivo cuentan con músculo financiero y están en permanente comunicación con el cliente, lo que facilita conocer de “primera mano sus necesidades”.
El turismo de alto impacto incluye a aquellas personas procedentes de largo radio que gastan de media alrededor de 35.000 euros en sus desplazamientos internacionales. La radiografía estima que suele pasar fuera alrededor de diez semanas al año, repartidas en dos viajes, en los que desembolsa 20.000 euros de los citados, mientras que los 15.000 restantes los destina a compras y restauración. En concreto, desglosan el prototipo de gasto de la siguiente manera: 8.000 euros por semana en un resort,1.000 euros por noche de hotel, 7.000 euros en compras, 800 euros en visitas a museos o teatros, 400 euros al día en tratamientos de belleza y bienestar, que se añaden a 150 euros por cada comida o cena.
Durante la presentación del estudio, la presidenta del Círculo Fortuny, Xandra Falcó, aludió a este tipo de perfil como “embajadores de la Marca España”, cuya manera de viajar es “más sostenible” y repercute en un mayor impacto social en las ciudades.
En esta línea, el secretario de Estado de Turismo, Fernando Valdés, aseguró durante su intervención, que este país “cuenta con todos los ingredientes” para convertirse en referente europeo, entre los que destacan la oferta cultural, la alta gastronomía, con más de 200 restaurantes con Estrella Michelín, 15 ciudades Patrimonio de la Humanidad y una continuada apertura de hoteles de alta gama, que complementa a las posibilidades de moda y comercio de lujo.
Así, los retos para este país pasan por proyectarse en mercados como el asiático, para lo que es necesario desarrollar un hub de conectividad con esta región y el diseño de un modelo sostenible que permita reducir la huella medioambiental. Antes de la COVID-19, China era el principal emisor de turistas de alto impacto hacia España, acaparando cuatro de cada diez viajeros de estas características, situación que ha desembocado en un turismo más local, que obliga a poner el foco en otros mercados incipientes, como el Golfo Pérsico. Tan solo el 9% de los visitantes proceden de esta zona. Lo mismo ocurre con el Sudeste Asiático y EE.UU., con una cuota del 11% y del 6%, respectivamente. En todo caso, remarcan que no será hasta 2022 cuando el largo radio comience a reactivarse, de ahí que “ahora sea el momento perfecto para trabajar en una estrategia de atracción” hacia el turista de excelencia, que complemente la fórmula de sol y playa, que preste especial atención a los millennials y la generación z, que representan al consumidor del futuro y destaca por valores como la preocupación por preservar el medio ambiente, la digitalización, la inmediatez y la experiencia.