¿Cree que las empresas españolas están concienciadas de la necesidad de realizar la transición energética? Diría que sí. Cada vez más las empresas españolas están concienciadas. En algunos casos, depende del sector porque algunos lo viven muy de cerca por el entorno normativo que les empuja, mientras que otros van por delante de la legislación […]
Gestión y LiderazgoDirigentes Digital
| 17 ene 2020
¿Cree que las empresas españolas están concienciadas de la necesidad de realizar la transición energética?
Diría que sí. Cada vez más las empresas españolas están concienciadas. En algunos casos, depende del sector porque algunos lo viven muy de cerca por el entorno normativo que les empuja, mientras que otros van por delante de la legislación y lo ven como un entorno estratégico. Hoy en día, las empresas tienen en cuenta las variables ambiental, climática y de sostenibilidad. Además, estos principios se encuentran dentro de los criterios de la Responsabilidad Social Corporativa, es decir, dentro del ADN de la organización, e incluso en sus políticas y estrategia. Además, hay otro nicho de empresas que lo han visto como una nueva oportunidad de generar negocios. Están invirtiendo no solo porque creen en ello sino que ven que el comportamiento de los clientes está cambiando, además de esa vertiente de negocio.
¿Qué proyectos concretos están llevando a cabo desde esta organización?
Desde Climate-KIC gestionamos más de 20 programas de acción distintos. A su vez, esos programas captan proyectos a distintos niveles en tres áreas principales, que son formación, emprendimiento e innovación. Esos programas intentan buscar aquellas iniciativas que son punteras y novedosas, donde la innovación es clave para una transformación sustancial y de impacto. No solamente en los indicadores y parámetros ambientales, sino también desde un punto de vista de generación económica.
Hay proyectos de innovación en los que vamos buscando esos embriones de proyectos novedosos que pueden generar grandes cosas y que abarcan desde cuatro áreas de acción. La primera es todo lo que tiene que ver con ciudad y cambio climático, no solo temas de movilidad, también adaptación de las viviendas y edificios. Cómo nos relacionamos, dónde compramos, en fin, cuestiones que afectan a todo el entorno. La segunda área tiene que ver con la industria, relacionada con la economía circular, con cómo transformar industrias que son difíciles con el cambio climático a otras que puedan ser más sostenibles, e incluso que pueden llegar a tener que ver con transformación social.
Una tercera pata tiene que ver con territorio sostenible, agricultura, agua, terreno forestal, todo lo que tiene que ver con el entorno desde nuevas formas de agricultura que hagan frente al cambio climático, hasta cuestiones de desertificación o cómo poder llevar más valor añadido a lo que ahora se llama la España vaciada.
La cuarta área de proyectos tiene que ver con la parte financiera y de riesgo. ¿Cómo se financia todo esto? La mitigación del cambio climático, ¿qué herramientas o elementos son necesarios para poner en valor estas actuaciones y para que sea sostenible a futuro? Aquí va ligado no solo a entidades financieras, sino a entidades de riesgo en las que es una cuestión muy importante. Trabajamos con proyectos pequeños pero que están destinados a generar un impacto muy grande. Es lo que llamamos deep demostrations, que suponen la transformación de modelos de hacer frente al cambio climático.
Hablando de economía. Hay una gran parte de las empresas que son conscientes de que tienen que hacer este cambio pero desde ciertos sectores se presenta una oposición muy frontal cuando se hacen algunos anuncios públicos. ¿Por qué cree que hay esta oposición tan frontal?
Creo que las cosas hay que hacerlas bien. Toda transición, aun teniendo un objetivo de transformación grande, tiene que ser sensata. Nosotros trabajamos en la innovación disruptiva, que a veces no llega para hacer frente al gran reto que tenemos. Pero eso no quita que tengamos que saber hacer unas transiciones adecuadas. Porque se puede dañar el empleo, se pueden dañar algunos sectores económicos. El cambio climático toca muchas variables que abarcan distintos proyectos complejos en los que quizás mejoras una cosa pero puedes perjudicar otras. Por lo tanto, entiendo el temor de las empresas en ese entorno. No es fácil y en ocasiones es cuando actúa la ley cuando dicen: “No tengo más remedio”.
Lo que hay que ver es la tendencia. Las empresas, y sobre todo las que tienen futuro, ven esto como una iniciativa estratégica y se adelantan. Ese es el modelo, ir un poco por delante de lo que pueden marcar los límites legislativos. Si uno se espera a que le empujen, lo que ocurre es que no tiene tiempo suficiente para adaptarse. Ahora bien, también tengo que decir que el tema del cambio climático se ha utilizado en muchas ocasiones de una forma demagógica. Y tremendista diría también, lo cual tampoco es bueno. Ese mensaje de radicalidad va en contra de muchas cosas que no pueden tener un cambio rápido. Hay que ver la tendencia, lo que sí que no vale es quedarse quieto.
Al hilo de este empuje del sector público. La Unión Europea así como el resto de organismos y cumbres que se organizan hablan de la descarbonización de la economía en 2050. ¿Es posible? ¿Se necesitaría más tiempo?
El tiempo no lo marcamos nosotros, viene definido en que se está viendo un cambio importante en el clima. Los científicos nos dicen que si esta tendencia continúa lo tendremos complicado. Creo que sí puede ser factible. Hablas del entorno 2050. Creo que estamos en un momento en que puede haber pioneros que vayan más adelante, con objetivos incluso más estrictos que ese 2050 y que lo utilicen como variable estratégica. El caso del puerto de Valencia, no tiene ninguna obligación de resolver esa cuestión en 2030, sino en 2050. Sin embargo, ha visto que puede suponer una ventaja marcarse como objetivo 2030. Además, se trata de buscar soluciones que sean competitivas. A lo mejor lo que ahora puede resultar más caro, va a tener retornos más adelante. Si uno se adelante e invierte igual puede conseguir otros entornos. Por otra parte, la Unión Europea no se caracteriza por tener grandes yacimientos de combustible fósil, por lo que podríamos decir que a quien más interesa avanzar en este campo es a la propia Europa porque supone una necesidad.
En cuanto al sector público-político. En Madrid se puede ver el ejemplo de la introducción de Madrid Central, luego 360, que se pone y se quita sin ningún consenso, que es algo que se puede extrapolar al resto de España. En el caso del gobierno en Madrid, ¿cree que está yendo en la línea adecuada?
Tanto el gobierno anterior como este tienen buena voluntad de hacer algo bueno para sus ciudadanos. Nadie duda de que unos como otros quieren tener un Madrid más limpio, accesible, más sostenible, etc. La cuestión es cómo en ese sentido. Nosotros colaboramos también con el gobierno anterior y con la corporación actual. Se está viendo una colaboración más amplia y más profunda. Ahora bien, todo este tipo de acciones tienen un halo mediático que suponen un problema cuando se quieren utilizar con una intencionalidad política. Son temas de un calado mayor. Si este tipo de acciones que se pueden desarrollar en beneficio del ciudadano se usan como arma política es un error. El cambio climático requiere soluciones a largo plazo y de un marco estable. No hay nada peor que acciones partidistas, locales y a corto plazo.
Además, Madrid puede ser un ejemplo a nivel internacional que, a la larga, puede redundar en beneficio de sus ciudadanos.
El cambio climático tiene toda la parte relacionada con las emisiones y la descarbonización, pero también tiene la parte de la utilización de los recursos, en particular del agua. Es decir: se pueden reducir las emisiones, pero no se puede hacer que llueva más o que la población mundial deje de crecer. ¿Qué se puede hacer para usar mejor este recurso?
No partimos de una posición cero en el que se podría establecer cuál es el marco idílico de actuación. Los retos que tiene cada entorno y no solo a nivel ciudad, regional o país, es saber cómo poder actuar frente a estos cambios de la mejora forma pero con todo lo que ya tienes. Me refiero a las infraestructuras que ya tenemos, a los problemas que no solo tienen que ver el entorno inmediato, sino del entorno metropolitano, que no está en la misma área de actuación.
Hay muchas actuaciones que se pueden hacer y no es una cuestión tecnológica. Hoy en día tenemos tecnología más que suficiente para poder desarrollar buenas soluciones, ya sea de captación de agua, de ahorro y consumos, de estar preparados para escenarios que planteen una mayor escasez que la que tenemos. Ahora bien, creo que requiere dos cosas importantes: una sensibilización y colaboración ciudadana total; y la colaboración entre todas las administraciones y todos los entornos políticos. Es un problema que trasciende a los periodos electorales, trasciende fronteras de actuación de gobiernos, va más allá de las ciudades, una comunidad autónoma o un país… Requiere de la solidaridad de todos. El cambio climático nos pone ante la tesitura de que no es un problema local. Nosotros podemos hacerlo muy bien en nuestra ciudad o país, pero si en otros lugares no lo hacen igual, eso nos afecta a todos.
Se celebra la Cumbre del Clima en Madrid. Hablando de esta solidaridad y de la concienciación a nivel global, ¿se pueden conseguir objetivos ambiciosos cuando va a haber ausencias tan importantes?
Qué duda cabe que esto es, como decía, una acción de todos. Si hay alguna parte importante que no quiere estar en este compromiso, se hace más complicado. Pero creo que es parte del camino que tenemos que andar. Hay que demostrar que las cosas se pueden hacer de otra manera trabajando juntos. Podemos generar nuevos modelos que sean sostenibles, no solo para reducir las emisiones de CO2, también hablamos de un entorno en el que podamos poner sentido común donde no se tiene.
Hay otros conceptos, que en el fondo es un regreso a lo que hacían nuestros antepasados. Un entorno de proximidad mayor a la hora de utilizar los recursos, poner sentido común a un entorno de desarrollo basado en el consumo, en usar y tirar. Hay que alargar la vida de algunas cosas que utilizamos diariamente y pensar qué hacemos después, cuando acabe su vida útil. Si vamos a poder reutilizarlo o reciclarlo de una forma sencilla. Es un entorno más profundo que nos pone ante una situación que no tiene vuelta de hoja. Este tren no tiene vuelta atrás. Tenemos que hacerlo de una forma sensata.
¿Qué puede suponer para Madrid y para España celebrar esa cumbre? ¿Puede España llegar a liderar la transición energética?
Esto puede suponer mucho si no se queda en un mero panfleto, propaganda o titular. Debe de requerir acciones comprometidas, consensuadas y de futuro. No se debe utilizar políticamente desde ciertos sectores. Necesitamos desarrollar y definir cómo va a ser esa forma de trabajar. Cómo se puede ganar dinero y mejorar nuestra sociedad pero haciendo bien las cosas. Hemos perdido un poco el punto de vista. Quizá tenemos mucho que aprender de nuestros abuelos.
Con respecto a España, creo que tiene una gran oportunidad en este entorno. No es una transformación solo ambiental, sino socioambiental, que tenga en cuenta también a las personas. Qué duda cabe que esta transformación va a hacer desaparecer empleos. Lo que tenemos que hacer es adelantarnos, poner las condiciones para crear nuevos empleos antes de que desaparezcan los anteriores. Por eso es importante esta transición. España está en muy buenas condiciones, en España hay un talento extraordinario. Hay buenas universidades, centros de investigación, científicos y entidades públicas que velan porque esto siga hacia delante. Y también está en la voluntad de todos los partidos políticos. Tenemos que aprender a trabajar juntos, a simplificar legislaciones. Ser innovadores en los mecanismos de desarrollo para implantar las nuevas soluciones. Facilitar mecanismos de apoyo a las startups, a los emprendedores, y a quienes tienen ideas innovadoras. Todo eso es necesario. Y generar marcos estables de desarrollo a largo plazo, que es lo que requiere la inversión, independientemente del gobierno de turno. Si conseguimos hacer eso, está garantizado el éxito de España y el papel de liderazgo a nivel internacional. La oportunidad es tremenda si nos ponemos de acuerdo.