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Espacios de trabajo flexible para impulsar las 3P’s: productividad, personas y planeta

El impulso que la pandemia ha proporcionado a la forma en la que las empresas entienden el papel de sus oficinas ha permitido reducir los costes inmobiliarios, las emisiones de CO2 y, también, atraer talento. En una charla con DIRIGENTES, Philippe Jiménez, country manager para España y vicepresidente comercial para Europa del Sur, Benelux y […]

RRHH

Dirigentes Digital

07 dic 2022

El impulso que la pandemia ha proporcionado a la forma en la que las empresas entienden el papel de sus oficinas ha permitido reducir los costes inmobiliarios, las emisiones de CO2 y, también, atraer talento. En una charla con DIRIGENTES, Philippe Jiménez, country manager para España y vicepresidente comercial para Europa del Sur, Benelux y Reino Unido de IWG, aborda las necesidades que hoy en día demandan las organizaciones, así como los beneficios que repercuten en los empleados.

Los nuevos modelos de espacios de trabajo siguen al alza, y es que solo en el año 2021 el sector del coworking creció cerca de un 40%, según recoge el informe Estado del Coworking en España 2021-2022. ¿En qué medida el mercado laboral español está experimentado un boom del coworking y los espacios de trabajo flexible?  

Los inicios del trabajo flexible se remontan a hace ya más de 40 años, lo que pasa es que en aquel momento no teníamos la tecnología para conseguirlo, todavía estábamos trabajando con tecnología analógica, maquinaria pesada y archivos. A finales del siglo XX surgió la explosión tecnológica y en estos últimos 25 años ha habido más avances tecnológicos que en toda la historia de la humanidad. Primero con la invención de Internet o los laptops y ya en la primera década del siglo XXI con el wifi y más tarde el cloud o el big data, con los que ya pudimos dar el salto y trabajar de forma flexible. Por tanto, no es algo tan reciente, sino que es algo que se ha materializado y concretado mucho más tarde. 

La explosión de la demanda se situó sobre todo entre 2016 y 2019, justo antes de la pandemia, un momento en el que hubo un parón porque la gente trabajaba desde casa. El COVID ha impartido cursos acelerados de uso de nuevas tecnologías, pero no ha inventado nada, sino que ha acelerado. Yo creo que hemos ganado una década en el uso de los espacios flexibles y, ahora, en la época poscovid se está concretando y formalizando. En 2022, la demanda está siendo muy similar a la de 2019 y pensamos que en 2023 seguirá creciendo. 

Ya no son solamente las startups y las pymes las que utilizan este modelo de trabajo, sino que ahora lo hacen todas las empresas y, de hecho, uno de los mayores usuarios son las multinacionales. Lo utilizan porque quieren reducir costes inmobiliarios, sus emisiones de CO2 y, también, porque quieren atraer talento. El talento ya no se atrae con un cheque a final de mes, sino que tienes que darle mucho más. La generación Z y los millennials no tienen las mismas preocupaciones que las generaciones anteriores que vivían para trabajar. En base a esto, los espacios flexibles son cada vez más demandados.

Por otra parte, vivimos en una época donde la incertidumbre reina. No nos podíamos imaginar una guerra en Europa, una inflación con dos dígitos o una pandemia. Por ello, las empresas necesitan cada vez más flexibilidad para poder decidir y reaccionar ante un acontecimiento imprevisto y es beneficiosa para las 3P’s: la productividad, las personas y el planeta.

La compañía IWG está especializada en los espacios de trabajo flexible. ¿Cuáles son las principales necesidades que demandan las empresas en la actualidad?

Primero, el coste. En la cuenta de resultados la parte inmobiliaria suele estar en primer o segundo lugar y los espacios de trabajo flexible vienen a reducir el coste. Antes de la pandemia, en pleno crecimiento económico, solo el 50% del espacio de las oficinas se utilizaba de forma diaria. El resto no se utilizaba porque la gente estaba fuera, viajando o trabajando en equipo. ¡Imagínate durante la pandemia! Las oficinas eran un desierto y, ahora, con la adopción del modelo de trabajo híbrido, cada vez se utilizan menos. No digo que vayan a desaparecer porque son fundamentales para cohesionar una plantilla de personas, pero se necesitan mucho menos. Con lo cual, una zona de trabajo flexible es una forma de ahorro porque se necesitará mucho menos espacio y, también, menos inversión en capital.

En segundo lugar, las personas. Ahora quieren viajar menos y el hecho de trabajar de forma híbrida reduce los costes inherentes al transporte y la pérdida de tiempo que se dedica a los desplazamientos. Además, las personas también quieren conciliar mejor su vida laboral y personal para pasar más tiempo con su familia y dedicar más tiempo al ocio. En tercer lugar, la sostenibilidad. Al reducir los espacios de trabajo y el transporte reducimos también la emisión de gases de CO2. En definitiva, los espacios tradicionales funcionan cada vez menos porque son inflexibles, no están ubicados donde hace falta y son contaminantes. 

Por último, también se atrae talento. El talento ya no quiere estar encerrado entre cuatro paredes ni quiere trabajar como un robot, sino con robots. Las empresas tienen que entender que, si no dan la libertad a las personas para elegir cuándo, cómo y dónde quieren trabajar, no nos van a atraerlas porque ya no piden únicamente un sueldo sino también una forma de trabajar. Mi conclusión es que el COVID ha cambiado la forma de trabajar de las empresas y ha tumbado barreras culturales y psicológicas, pero también ha cambiado la forma en que las personas quieren trabajar para estas empresas.

Algunas empresas están vendiendo sus sedes debido a que en la actualidad ya no les interesa mantener esos espacios debido a las posibilidades que ofrece el trabajo híbrido y los coworkings

Hasta hace muy poco, la decisión de dónde trabajaban y cómo trabajaban las personas la tomaban los CEOS basándose en un criterio de la época de la segunda revolución industrial, donde primaba la productividad. Hoy en día la productividad es importante, pero ha sido relegada por otros criterios como las personas, el bienestar, la salud mental o la sostenibilidad. Y, de hecho, ahora la decisión de dónde y cómo trabajan las personas la toman los departamentos de Recursos Humanos. 

Lo que están haciendo muchas empresas es reducir espacio. No obstante, la sede central es importante porque es la representación y representatividad de la empresa, su ADN. Es un espacio donde la gente se encuentra y los compañeros se ven y socializan, se entrevistan con sus jefes, reciben formación, coaching y gestión. Con lo cual, no están desapareciendo, sino que están reduciendo espacio porque no lo necesitan y lo están transformando para que sean espacios más acogedores, más abiertos, con más luminosidad, mejor ventilación y más versátiles. Así, una vez que las personas van a estas oficinas corporativas una vez al mes o una vez a la semana, vuelven a sus espacios de trabajo.
 

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