No suele ser habitual que los dirigentes empresariales más importantes se dejen llevar por sus anhelos cuando hablan de negocios frente a los periodistas. El pasado viernes, Gonzalo Gortázar, consejero delegado de CaixaBank, representó la excepción que confirma la regla cuando expresó sus aspiraciones con respecto a la normalización de los tipos de interés: “Deseo […]
Tipos de interésNo suele ser habitual que los dirigentes empresariales más importantes se dejen llevar por sus anhelos cuando hablan de negocios frente a los periodistas. El pasado viernes, Gonzalo Gortázar, consejero delegado de CaixaBank, representó la excepción que confirma la regla cuando expresó sus aspiraciones con respecto a la normalización de los tipos de interés: “Deseo que se produzca de una manera paulatina“, dijo.
El problema de los tipos de interés tiene diferentes aristas que tocan, entre otros aspectos, a los clientes, a los costes y a la rentabilidad. Gortázar detalló que CaixaBank tiene 100.000 millones de euros depositados en el Banco Central Europeo con un interés del -0,5%. “Cuanta más liquidez, menos rentabilidad”, resumió el primer ejecutivo.
Aunque defiende que “la política de los bancos centrales es la correcta”, no niega que a sus negocios les vendría bien una reorientación de dicha política en el medio plazo porque, a día de hoy, “los clientes intensivos en depósitos son difícilmente rentabilizables”.
En ese contexto aparece una tendencia que puede cambiar las cosas: la escalada de la inflación. El Banco Central Europeo se ha mostrado firme en su compromiso de mantener los tipos de interés como están, de manera que la recuperación se asiente. Una vez eso suceda, el crecimiento permitirá “equilibrar algunas cosas”, según lo define Gortázar.
No obstante, el propio dirigente concede que “los mercados dicen que se puede producir una reversión de ese escenario más bien antes que después”. Eso es precisamente lo que Gortázar desearía, que los tipos vuelvan al terreno positivo porque, según dice “es mucho más sano para la sociedad que los tipos sean bajos pero no negativos”.
Gortázar va más allá: “Igual que es un problema para las entidades, para las personas que ahorran es un problemón”. El resumen entonces es que este episodio de inflación desbocada no parece que vaya a cambiar nada, al menos en el corto plazo, pero sí que puede tener consecuencias en el medio y largo plazo, una vez el crecimiento se afiance y los precios alcancen unos incrementos más sostenidos.
Sin embargo, eso supone que las entidades financieras van a tener que cargar con el coste de los depósitos durante algún tiempo más. “Hay un coste financiero”, dice Gortázar, pero añade que eso cambiará en el momento en que el BCE cambie de opinión. De momento, CaixaBank apuesta por no trasladar ese coste a los clientes de depósitos.
En este momento, la entidad mira más allá de esos costes. Preguntado por este medio, Gortázar cree que la clave está en la rentabilidad. “Los clientes digitales se relacionan por canales más eficientes con nosotros y su gestión es menos costosa que la de un cliente que usa las oficinas”, responde. Pero, “los que utilizan las oficinas tienen más productos con nosotros”. En esa línea, “aunque el coste de gestionar es algo superior también lo son los ingresos asociados a esos clientes, que justifican ese coste”. En conclusión, dice que si el cliente es eminentemente físico y no tiene vinculación alta, su atractivo es menor.
El dirigente de CaixaBank analizó otros asuntos de actualidad, pero el que más llamó la atención fue el de los atascos en la cadena de suministro. La actividad económica depende en gran medida de la capacidad de los consumidores para adquirir o no los productos y servicios que quieren. Por ello, los bancos se verán afectados de manera colateral.
“Si hay una crisis de suministro habrá un impacto”, comenta Gortázar. “Van a demandar menos créditos”, dice. Explica que si el consumidor final tiene que esperar más tiempo, ello va a influir en la actividad crediticia. “Esperamos que sea temporal”, ansía Gortázar, quien considera que este problema “es un factor a vigilar” desde ahora hasta que termine, previsiblemente en la primera mitad de 2022.
Gortázar (CaixaBank): los tipos en negativo son un “problemón”