Carlos Ohde es un ingeniero mecánico que actúa simultáneamente en la investigación científica, el suministro de soluciones a sectores que impulsan la Cuarta Revolución Industrial y la divulgación de la Economía Circular en Brasil. Director de innovación de Flex (diseño y fabricación de productos inteligentes para un mundo conectado), actúa también en FIT (instituto de […]
InternacionalDirigentes Digital
| 30 ago 2019
Carlos Ohde es un ingeniero mecánico que actúa simultáneamente en la investigación científica, el suministro de soluciones a sectores que impulsan la Cuarta Revolución Industrial y la divulgación de la Economía Circular en Brasil. Director de innovación de Flex (diseño y fabricación de productos inteligentes para un mundo conectado), actúa también en FIT (instituto de investigaciones) y Sinctronics (soluciones para la industria electrónica), empresas que cuentan con más de 10.000 profesionales dedicados a consolidar el cambio de paradigma que implica este concepto.
¿Cuál es el estado actual de la economía circular en el sector tecnología en Brasil?
Brasil es un mercado de consumo muy fuerte de tecnología y la logística reversa aquí es más accesible que en Europa. De São Paulo a Sorocaba (polo industrial, sede de las empresas citadas) hay 100 kilómetros, mientras que de cualquier país europeo a China, origen de la mayor parte de la tecnología que llega allí, la distancia es de miles de kilómetros. De esta manera, utilizar el residuo para alimentar la cadena productiva es una ventaja aquí.
¿Cuál es el reto principal al adoptar este paradigma?
Los desafíos son técnicos, burocráticos y culturales. Entre los primeros, la cadena de reciclaje aún no es muy eficiente pues faltan máquinas y equipamientos adecuados. Entre los segundos, documentación y tributos, pues todos están acostumbrados a documentar el envío del producto al consumidor pero no lo contrario, cuando se practica la logística reversa. Y culturales porque rige la idea de que se debe poseer el producto, no disfrutar de su uso. De a poco, estamos cambiando.
¿Qué experiencias destacaría?
En América Latina, HP es un caso pionero en la implementación de los mejores procesos en el sector de electro-electrónicos. La red C&A, por el uso de algodón sustentable en las ropas que comercializa. NatGenius, programa de reciclaje de electrodomésticos que rescata piezas y materiales para nuevos productos de alta calidad. También hay una experiencia que supone el pago del derecho de uso de una máquina para lavar una cierta cantidad de vajilla en lugar de su adquisición, buscando eliminar la idea de propiedad. Son varios intentos.
¿Cuáles son los argumentos para acelerar la adopción del modelo circular?
Son de orden gerencial, pues al eliminarse el desperdicio en la manufactura, aumenta el lucro. Nuestra acción, por ejemplo, está certificada como “Zero Waste” (Basura cero) por UL (empresa global multisectorial que fiscaliza la seguridad de productos). En Flex tenemos 5000 personas y no usamos un solo camión recolector de residuos.
¿Algunos números para ilustrar su impacto?
Consideremos un dato macroeconómico. Nuestros hábitos de consumo requieren de 1,7 veces la cantidad de recursos que el planeta es capaz de reponer. Con el aumento de la población, el desequilibrio tiende a ser peor. La economía circular es una manera de desacoplar el crecimiento de la utilización de recursos. Y esto importa a las grandes empresas, porque en el medio y largo plazo algunas commodities de su sector, como cobre y metales, van a sufrir inestabilidad y volatilidad en su valor. Es decir, en el futuro ya no dispondrán de materia prima abundante.
¿Cuáles son los programas de asociación público-privada?
Existen algunas iniciativas con el gobierno, pero esta acción no depende de una ley de incentivo, sino que tenemos experiencias piloto en algunas administraciones comunales para apoyar el diseño del sistema de recolección, por ejemplo. En São Paulo hay varios puntos de recolección de ordenadores.
¿Es viable la adopción de un modelo circular?
En general, cuando se habla sostenibilidad, hay una idea de que se trata de un producto “alternativo” y más caro. Nuestro trabajo es transformar lo sustentable como mejor opción para el consumidor en lo que se refiere a precio, material y calidad. Nuestra experiencia muestra que ello es posible. Sólo se precisa tecnología, dedicación y laboratorios de investigación. No es fácil, pero es la forma de crear una cultura de masas de consumo sustentable