El año 2018 pasará a la historia como otro año perdido para la economía latinoamericana. A principios de año se esperaba un crecimiento del 2,7%, según calculaba el Banco de España. Pero la nueva crisis que enfrenta Argentina, así como la incertidumbre que rodea el mandato de Jair Bolsonaro, entre otras cosas, llevarán a la […]
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| 11 dic 2018
El año 2018 pasará a la historia como otro año perdido para la economía latinoamericana. A principios de año se esperaba un crecimiento del 2,7%, según calculaba el Banco de España. Pero la nueva crisis que enfrenta Argentina, así como la incertidumbre que rodea el mandato de Jair Bolsonaro, entre otras cosas, llevarán a la región a crecer en torno al 1,5%.
En un contexto en que la actividad económica no pasa por su mejor momento, China ha puesto sus ojos en un lugar del mundo donde viven más de seiscientos millones de personas: las oportunidades de crecimiento aparecen por todas partes. Sin ir más lejos, la construcción del canal de Nicaragua contará con una inversión de 40.000 millones de dólares por parte de China, que continúa con su estrategia de ampliar su influencia a través de inversiones estratégicas.
Esa apuesta de China por Latinoamérica crece a la vez que disminuye la de Estados Unidos. La traducción de esa serie de hechos es que América del Sur representa un espacio donde China puede aumentar su influencia. Y es una tendencia que ha ido en aumento durante los últimos años.
Según un informe de Crédito y Caución, las inversiones chinas en Latinoamérica se han triplicado, desde los 50.000 millones de dólares en 2012 hasta superar los 150.000 millones en 2016 y 2017. Y para la próxima década, se estima que esas inversiones podrían superar los 250.000 millones de dólares. Aunque el telescopio chino mira más mercados emergentes aparte de Latinoamérica, la importancia que ha adquirido esta zona en los últimos años es notable.
Además de las causas ya mencionadas, los países de la zona se encuentran con altas necesidades de inversión y una capacidad “limitada de financiación”, según recoge Crédito y Caución. La intromisión china en el continente también ha ayudado a reducir la dependencia financiera de Estados Unidos.
En todo caso, Antigua y Barbuda, Bolivia, Costa Rica, Guyana o Panamá ya se encuentran entre las principales dianas de China a través de la Nueva Ruta de la Seda. En el caso de Panamá, ha sido preciso el reconocimiento de China y Taiwán como una sola nación. República Dominicana y El Salvador también necesitaron negar a Taiwán el status de estado para acceder a la ayuda china. Así, 2019 se presenta como un año clave para Belice, Haití, Honduras, Guatemala y Nicaragua, que aún tienen vínculos con la isla.