Para qué manejar cuando puedes volar? Con esta provocación, la plataforma Voom (unidad de innovación de Airbus) invita a subirse a helicópteros para evadir el tránsito de las calles de São Paulo y Ciudad de México, las dos más grandes ciudades de América Latina, con 6 y 4,7 millones de autos, respectivamente, según sus organismos […]
InternacionalDirigentes Digital
| 22 feb 2019
Para qué manejar cuando puedes volar? Con esta provocación, la plataforma Voom (unidad de innovación de Airbus) invita a subirse a helicópteros para evadir el tránsito de las calles de São Paulo y Ciudad de México, las dos más grandes ciudades de América Latina, con 6 y 4,7 millones de autos, respectivamente, según sus organismos de control vehicular.
La sugerencia tiene mucho sentido cuando se considera que las tarifas de la startup llegan a ser hasta 80% más bajas que las de los servicios tradicionales de helicópteros de forma parecida a como el uber es más económico que sus antecesores. No obstante, a pesar de no ser la opción más popular, no es la única que está surgiendo en esas ciudades como alternativa a los coches.
Después de haber impulsado la economía, innovado en tecnología y provisto de status a sus clientes, la industria del automóvil pierde fuerza también en esos países. Su papel está en entredicho, además, por su impacto negativo en el ambiente, en el tránsito, en el nuevo paradigma energético y en la salud de los usuarios. General Motors resume algunas de esas implicaciones.
PÉRDIDA DE STATUS
“El coche ya no es más un trofeo. Las nuevas generaciones, más pragmáticas, prefieren tener un smartphone y no un auto, porque así tienen un uber en la mano sin preocuparse por nada más”, le dice a DIRIGENTES Gabriel Marazzi, editor de la publicación brasileña Cultura del Automóvil.
Para el experto, con cuarenta años de análisis técnico de autos, la industria llegó a un punto en el que la eficiencia de los motores a combustión no tiene mucho más para avanzar, “ni siquiera con los modelos flex”. Por ello, señala, vienen ganando espacio los motores eléctricos y la legislación alemana (que prohíbe coches a combustión a partir de 2030) “es el camino a seguir”.
“En los años 1980, Brasil innovó mundialmente en el uso de combustible renovable, el etanol. Después, volvió a innovar creando los motores flex (dos combustibles). En los 1990, abrió su mercado y modernizó el parque automotriz. Hoy, enfrenta altos impuestos en el precio final del coche, lo que tiende a debilitar el desarrollo de la industria”, resume el analista.
A pesar de ver en el modelo eléctrico un futuro promisorio e identificar que “la idea de usar coches está cambiando con las apps móviles”, Marazzi considera que el cambio va a demorar en su país debido a “la falta de inversión en la infraestructura que un parque vehicular eléctrico exige”.
Mientras tanto, “hay muchos que todavía ven al auto como un símbolo de status y por eso hoy los modelos más deseados son los SUV (vehículo utilitario deportivo), que son interesantes, aunque no los más prácticos ni los más accesibles”, señala el especialista, ingeniero de formación y conocido por sus publicaciones en las renombradas revistas Quatro Rodas (Brasil) y Motorrad (Alemania).
MOVILIDAD MÚLTIPLE
“El coche tiene una importancia fundamental en la ciudad y no va a terminar. Lo que está cambiando es su uso a partir de que cuestionamos los beneficios que presta”, dice por su lado Sergio Couto, empresario participante del Laboratorio de Innovación en Movilidad del ayuntamiento de São Paulo, que fomenta acciones “con retorno social” junto con las empresas Ambev y Accenture y la Fundación Lemann.
Couto, que desarrolló un sistema de cashback de estímulo al transporte alternativo (webus.com) para aliviar el tránsito de esa metrópolis que tiene 6 millones de vehículos, según el Departamento Estatal de Tránsito observa que la industria automotriz “pasa por una reducción de demanda” y que “no hay políticas públicas para enfrentar la crisis” en la movilidad urbana.
“En 2018, entraron 200.000 choferes a los sistemas de coche compartido. Esto indica que habrá una menor fabricación y un aumento de servicios ofrecidos por las apps”, le dijo a esta revista, agregando que “el futuro pasa por la integración de modales de micromovilidad, como bicicletas, patinetas y otras, con vehículos colectivos como combis y microomnibus, buscando disminuir el uso del coche”.