La pandemia ha truncado todas las perspectivas de crecimiento económico para este año en casi la totalidad de los sectores y actividades. El comercio mundial es uno de los más perjudicados y las medidas de confinamiento y el cierre de fronteras adoptadas para preservar la salud de los ciudadanos, no han hecho más que arruinar […]
InternacionalDirigentes Digital
| 29 may 2020
La pandemia ha truncado todas las perspectivas de crecimiento económico para este año en casi la totalidad de los sectores y actividades. El comercio mundial es uno de los más perjudicados y las medidas de confinamiento y el cierre de fronteras adoptadas para preservar la salud de los ciudadanos, no han hecho más que arruinar su avance. En este sentido, las previsiones para los próximos meses parecen apuntar a que continuarán teñidas de negro.
De hecho, la Organización Mundial del Comercio (OMC) alerta sobre “la perturbación” causada por la COVID-19 en este ámbito y es probable que el volumen del intercambio de mercancías disminuya “bruscamente” en el primer semestre de 2020. La contracción del comercio podría situarse entre el 13% y el 32% en 2020, según las previsiones realizadas por esta institución. Un impacto que será más o menos duro en función de la duración de la pandemia y de la “eficacia de las respuestas de política”.
La caída más pronunciada se produce en sectores como la industria del automóvil y los productos electrónicos, así como en el comercio de servicios debido a las restricciones al transporte y a los viajes. A estos se suman los intercambios de mercancías que, ya sufrían una desaceleración del 0,1% el año anterior, lastrado por las tensiones comerciales y la ralentización del crecimiento económico general.
El director general de la OMC, Roberto Acevedo, en su discurso sobre las previsiones para este 2020, señaló que las probabilidades de una recuperación “firme serán más altas si los responsables de las políticas ofrecen a las empresas y los hogares razones para creer que la crisis económica es temporal y excepcional”. Por ello, alega que se necesitan políticas fiscales, monetarias y comerciales que se muevan en esa misma dirección, ya que un giro proteccionista podría perjudicar más la complicada situación actual.
Por su parte la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) reflejó el duro golpe que han supuesto las medidas de contención de la COVID-19 en los países del G20. Las cifras publicadas a finales del mes de mayo sitúan en una caída del 4,3% de las exportaciones y un 3,9% las importaciones, en relación a los últimos tres meses de 2019. Esto supone su nivel más bajo desde el segundo trimestre de 2017. Los primeros indicadores del mes de abril recogidos por la OCDE apuntan a caídas aún más precipitadas en el segundo trimestre, donde países como Corea y Japón han visto decrecer sus exportaciones un 21,5% y un 10,6%, respectivamente, en relación a marzo.
El impacto en el comercio internacional en las diferentes economías del G20 fue dispar en los tres primeros meses de este ejercicio debido a que cada uno de ellos ha tenido un nivel de propagación diferente o estrategias de contención distintas. Por ejemplo, Francia, India, Italia y el Reino Unido han tenido caídas más fuertes tanto de exportaciones como importaciones que otros países como Alemania.
En el caso del exportador por excelencia, China, sus ventas cayeron un 9,3% y sus compras un 7%, mientras que en Japón tanto las exportaciones como las importaciones experimentaron caídas en torno al 4%. Corea, por el contrario, ha mantenido una tendencia más positiva anotando un aumento en sus exportaciones superiores a los tres puntos y un descenso en sus importaciones del 1,2%. Sin embargo, no ha estado exento de la volatilidad que ha provocado la paralización de las cadenas de suministro asiáticas tras el brote inicial. Por otro lado, la menor demanda de los países asiáticos, ha lastrado las exportaciones australianas (-3,7%) y las ventas de Rusia y Arabia Saudí también registraron números rojos con bajadas en torno al 10% por la caída de los precios del crudo.
El hundimiento de la actividad económica global, en especial de EE.UU., China y Europa tiene un “impacto negativo en Latinoamérica y el Caribe a través del comercio en términos de volumen y precio, en especial de las materias primas”, aseguran desde la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL). En esta línea, estiman que el valor de las exportaciones de la región se desplomaría alrededor de un 15%, con una reducción del 8,8% de los precios y una contracción del volumen de seis puntos porcentuales. Los países de América del Sur, especializados en la venta de bienes primarios, serían los más damnificados y los más vulnerables a la bajada de sus precios.