¿Cuál es el costo de vida en Argentina? – Depende del color del dólar que uses. – ¿Cómo? ¿La moneda no es el peso? – Sí, pero no mucho… – Pero, ¿además hay dólares que no son verdes? – Sí, prácticamente un arcoiris. El diálogo, aunque ficticio, refleja exactamente la realidad de los múltiples valores […]
InternacionalDirigentes Digital
| 18 may 2022
¿Cuál es el costo de vida en Argentina?
– Depende del color del dólar que uses.
– ¿Cómo? ¿La moneda no es el peso?
– Sí, pero no mucho…
– Pero, ¿además hay dólares que no son verdes?
– Sí, prácticamente un arcoiris.
El diálogo, aunque ficticio, refleja exactamente la realidad de los múltiples valores que el dólar adquiere aquí, donde la divisa estadounidense puede ser “blue”, naranja, celeste, gris, blanco, ladrillo o verde según el uso que tenga en cada momento.
La realidad según el color…
Sería infructuoso intentar explicar la complejidad económica de este país, sumido recurrentemente en insolvencia, refinanciamientos y ceses de pagos. Pero el hecho es que el “color” y valor de cada dólar denotan una “ingeniosidad” y vocación por el eufemismo difíciles de igualar.
Para comenzar, existen básicamente el dólar oficial (denominado por el Banco Central) y el dólar blue (denominado por el mercado “negro”). Aunque aquí el segundo suele valer casi el doble que el primero, esto no es gran novedad, pues mercados cambiarios desdoblados han existido y existen también en otros países.
Pero basta trasponer ese sencillo umbral para encontrar el enmarañado de valores que adquiere el dólar en la economía argentina, laberinto policromático donde un minotauro financiero corre suelto devorando el futuro de sus habitantes y los sueños de generaciones.
Bolsa, casas y ADRs
Así, la divisa se vuelve “naranja” cuando una persona transfiere dólares a la Bolsa, esta compra bonos soberanos en dólares, los revende y paga a la persona inicial un valor que, en pesos, llega a ser hasta un 15% superior al valor oficial.
Se vuelve “celeste” cuando se usa para comprar o vender un inmueble. Su valor es un promedio entre el blue y el oficial. Esta semana, por ejemplo, el dólar oficial llegó a 117,5 pesos y el blue llegó a 208 pesos. El celeste entonces valía 162,75 pesos.
Se vuelve "gris" cuando una empresa compra -con pesos en Buenos Aires- títulos que cotizan -en dólares- en EEUU (ADRs). Al vender esos títulos fuera de Argentina, el capital queda convertido en dólar y disponible en el circuito internacional.
Solidario y verde
Además, existen el dólar “blanco” (o mayorista, que usan los exportadores para cambiar a pesos las divisas que reciben del exterior) y, claro, el “verde” (o minorista, que los pequeños ahorristas compran en casas de cambio o bancos).
En este último segmento opera también el dólar que se usa para cuantificar los gastos de la tarjeta de crédito y el dólar en el que se anclan las criptomonedas, cada uno, así como los anteriores, con su propio valor y modalidades de transacción.
Por si ello fuera poco, el Gobierno lanzó, en 2019, el dólar “solidario”, una divisa que los argentinos pueden comprar hasta un límite de 200 por mes, pagando un recargo de 65% sobre el valor oficial. A pesar de esa tasa, es más “barato” que el blue
Y aún más, cuando las autoridades implementaron esas restricciones, llamadas localmente “cepo”, surgieron el dólar “rulo” y el “bucle”, además del “puré”, unas operatorias que serpentean en el límite de la legalidad como en una coreografía de tango.
Oficial, pero no tanto
La “doble vida” de la economía argentina llega a tal punto que una misión de la ONU -que realizó un encuentro en Buenos Aires la primera semana de mayo- recibió la recomendación de que sus funcionarios cambien sus dólares en el mercado blue, o sea, uno de los paralelos.
“Podrán encontrar varias casas de cambio. Les dejamos el contacto de una empresa para coordinar por WhatsApp”, informa la carta que recibieron los participantes del evento, organizado por la plataforma MOVE, del programa de la ONU para el Medio Ambiente.
“Las personas se acercan al hotel a realizar el cambio tipo blue”, detalla el comunicado que recibieron los extranjeros, refiriéndose a la cotización de 199,5 pesos por cada dólar en esa casa privada frente a la cotización oficial de 113,6 pesos por la misma cantidad.
Si resulta exhaustivo intentar entender una economía con tal profusión de colores, aún más lo es intentar descifrar por qué, dada la narrativa anticapitalista, anti-FMI y anti-EEUU de buena parte de la población y hasta del Gobierno, la moneda que rige la vida argentina sea, al fin de cuentas y más allá de estos espejismos coloridos, exactamente el más verde de los billetes estadounidenses.