En comparación con 2001, a día de hoy existen el doble de guerras civiles en el mundo. Es uno de los motivos que hacen que la delincuencia, el terrorismo, la fragilidad económica y cultural afloren y se extiendan cada vez en un ámbito más amplio. En particular, existen riesgos que apuntan a África subsahariana, África […]
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| 27 jul 2018
En comparación con 2001, a día de hoy existen el doble de guerras civiles en el mundo. Es uno de los motivos que hacen que la delincuencia, el terrorismo, la fragilidad económica y cultural afloren y se extiendan cada vez en un ámbito más amplio. En particular, existen riesgos que apuntan a África subsahariana, África del Norte, Oriente Medio y Asia central y meridional.
El Foro Económico Mundial (WEF en sus siglas en inglés) identifica entre los países y estados frágiles varias características comunes, como son el autoritarismo, un crecimiento económico lento, el deterioro de las instituciones y el malestar social. Todo ello forma un cóctel que hace multiplicar los riesgos de que estalle una guerra civil, y reduce la capacidad de las distintas instituciones para reducir su impacto.
Para el WEF, 19 de los 27 países calificados como ‘frágiles’ se encuentran en plena guerra. De ese modo, la debilidad de los estados está relacionada con la pobreza de sus habitantes. Siete de cada diez personas que viven en la pobreza extrema habitan en ese tipo de entornos, y se espera que esa cifra se eleve hasta el 80% en 2030, bien por la reducción de la pobreza en el resto de lugares, bien por el aumento en los países frágiles.
Una de las claves para salir de una situación frágil es encauzar los flujos financieros de modo que tengan un efecto positivo. En 2016, los entornos frágiles, un total de 58 países, recibieron 68 mil millones de dólares como asistencia al desarrollo, dos tercios de todas las ayudas mundiales. Además, recibieron otros 170 mil millones en remesas e inversión extranjera.
Y el caso es que un ecosistema económico favorable no basta para solucionar este tipo de problemas. Que se dé un rápido crecimiento económico puede generar perturbaciones, sobre todo si no se reduce el desempleo y aumentan los ingresos de una manera equilibrada. Asimismo, el ámbito político resulta de vital importancia.
Así, para revertir la situación de un entorno frágil, el cofundador de Igarape Institute and SecDev Group, Robert Muggah, propone varios pasos a seguir. En primer lugar, disponer de mejores datos para anticiparse a los hechos. Para ello se necesita desarrollar nuevas herramientas.
Segundo: la paz debe plantearse como una prioridad, para lo cual se debe redoblar la inversión en la prevención de conflictos. Después, Muggah cree necesario proporcionar apoyo a los gobiernos para fortalecer la gobernanza inclusiva y ofrecer mejores servicios. En cuarto lugar, señala la necesidad de mejorar la capacidad de los países para recibir remesas del exterior.
La última clave es diversificar la inversión extranjera directa. Actualmente la principal aportación de las inversiones extranjeras es extraer recursos naturales. Muggah invita a incentivar inversiones en bienes y servicios de consumo que aporten valor a las sociedades de esos países.