En el próximo Gobierno alemán los ministerios más importantes estarán en manos de los Verdes (economía) y los Liberales (finanzas). Los responsables serán Robert Habeck, por Los Verdes y Christian Lindner, por los Liberales. Sin embargo, las discusiones sobre cómo financiar la ambiciosa política de esta coalición están ya sobre la mesa porque la Oficina […]
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| 30 nov 2021
En el próximo Gobierno alemán los ministerios más importantes estarán en manos de los Verdes (economía) y los Liberales (finanzas). Los responsables serán Robert Habeck, por Los Verdes y Christian Lindner, por los Liberales. Sin embargo, las discusiones sobre cómo financiar la ambiciosa política de esta coalición están ya sobre la mesa porque la Oficina Federal de Auditoría (Bundesrechnungshof) que posee, a diferencia de España, mucho poder en el proceso de control democrático ya está criticando los planes del nuevo Gobierno. Con casi el 70% de endeudamiento público el país fundador de los Tratados de Maastricht no cumple las exigencias de este acuerdo, aunque comparado con Italia, Francia y España que ya cuentan con deudas que superan más del 100% de su PIB, la posición alemana en Europa parece cómoda.
Annalena Baerbock, la próxima ministra de exteriores y el canciller socialdemócrata Olaf Scholz actuarán como árbitros. No solamente deben mantener una buena comunicación entre ellos, sino que también deben presentar un plan financiero sostenible que permita presupuestos estables a diferencia de la situación que se presenta en Portugal y España con sus gobiernos de coalición. Aunque la imagen que trasmite cada uno es muy diferente, las posiciones de Habeck y Lindner se acercan cada vez más con la urgencia de luchar contra el cambio climático. “Por ello ha funcionado esta vez”, cree Baerbock. Ella al final no es canciller, como se vislumbraba hace unos meses pero ha sido como colíder de los Verdes una pieza clave en la negociación. Hace 4 años los Liberales y su partido habían fracasado en encontrar un punto medio para forma la coalición Jamaica con la CDU que se llama así, como la actual semáforo, por los colores de los partidos políticos involucrados. Baerbock tampoco será Vice-Canciller, está posición se la ha cedido a Habeck, sin embargo ella continúa la tradición de Angela Merkel. Su estilo maternal y femenino de gestionar con humildad siempre buscando la mejor solución para todos, es respetado y reconocido en todo el mundo. Baerbock será la primera mujer a cargo de asuntos exteriores en Alemania, lo que aumenta las expectativas sobre todo por parte de las mujeres, cuyos derechos ella defiende a nivel internacional, con mejores perspectivas respecto a la conservadora Merkel.
La deportista de élite y madre tendrá primero que luchar contra muchos egos masculinos en Alemania y el mundo. Aunque este Gobierno semáforo tiene como objetivo reforzar Europa con más cooperación y colaboración, según el contrato de coalición no debería haber una unión de deuda o transferencia. De todos modos, la regla según la cual los Estados miembros pueden tener déficits anuales de no más del 3%, sumando que el tope del endeudamiento está en un 60% del PIB, con gran probabilidad no aguantará mucho más viendo el endeudamiento de los 27 países miembros y los costosos retos por delante que supone la lucha contra el cambio climático. Se suma a todo ello las consecuencias de la pandemia que todavía no ha acabado. Viendo que será muy difícil mantener estos límites de austeridad “made in Germany”, Bruselas quiere hasta 2023 reformar las reglas financieras de la Unión. Para los Verdes esto es una buena noticia y en Ursula von der Leyen la nueva ministra de exteriores tiene más bien una aliada en muchos asuntos, a pesar de que la presidente de la Comisión es de la CDU.
Los Liberales alemanes tienen una posibilidad histórica de perfilarse como abogados de la creciente clase media y alta que demuestra cada vez más sensibilidad para la cohesión social y ambiental. Lindner como sus predecesores representaba hasta hace muy poco el típico pijo alemán que ha trabajado toda su vida en política y no sabía lo que estaba pasando en la calle, lo que costó a los Liberales numerosos votos en la elecciones de hace 4 años y a nivel regional. Lindner ha aprendido y se ha reunido con activistas como Luisa Neubauer, al igual que ha escuchado a Annalena Baerbock y a Habeck en temas ambientales. Su partido había apostado por una política de reducción de gastos públicos y una disminución de la carga fiscal, mientras la izquierda era más favorable al endeudamiento público para poder redistribuir el dinero. Sin embargo, después de los últimos años de caos en el sector ferroviario y un posible apagón eléctrico por la antigüedad de las infraestructuras, los tres partidos están de acuerdo en que hay que incrementar las inversiones, algo que reclama también gran parte de la UE desde hace mucho tiempo.
Los Verdes optan por alrededor de 50.000 millones de euros más respecto a los 50.000 millones anuales ya programados por el Gobierno anterior para modernizar sectores estratégicos tan importantes como el transporte, la energía y la educación. Además, es necesario invertir en renovables si el 80% del consumo eléctrico debe proceder de fuentes verdes hasta 2030. Habeck y Lindner se benefician del hecho de que Merkel ya había planeado nuevas deudas de 100 mil millones de euros para 2022. Oficialmente, este dinero está destinado a financiar los costes adicionales del coronavirus pero siempre estuvo claro que no sería necesario tanto dinero. Así será posible que se pueda organizar el abandono por completo del carbón antes de la fecha prevista y también la necesaria transformación de la agricultura. La coalición ha asumido la demanda de los Verdes de aumentar la proporción orgánica en tierras agrícolas del actual 10 al 30 por ciento para 2030.
Además, se exige en el nuevo plan de Gobierno un volumen de 15 millones de coches eléctricos circulando hasta 2030 en Alemania. Para la pérdida de miles de puestos de trabajo a causa de esta política, el Gobierno también necesita financiación. Como todo, en última instancia se trata de un intercambio de cromos por el que las empresas inmobiliarias tendrán que pagar impuestos de transferencia de bienes a partir de ahora. A cambio, la izquierda ha aceptado recortes en la limitación de los alquileres. Sin embargo, el freno de alquiler se extenderá hasta 2029. Hasta ahora, se ha permitido que los alquileres aumenten un máximo del 20 por ciento en tres años y del 15 por ciento en lugares tensionados. Está previsto también el establecimiento de una agencia federal para la educación digital, después del desastre y caos en muchos colegios y universidades durante la pandemia.
De todos modos, los españoles, y sobre todo Pedro Sánchez & Co. seguirán esta coalición a tres con mucho interés, porque ya en un Gobierno de dos partidos parece difícil llegar a compromisos en España.