La guerra comercial entre EEUU y China se ha recrudecido en las últimas horas, tras la decisión de Washington de imponer una nueva ronda de aranceles, la segunda, contra las importaciones chinas, valorada en 200.000 millones de dólares, y la respuesta de Pekín de que, una vez más, contestará a esas medidas proteccionistas con aranceles […]
InternacionalDirigentes Digital
| 11 jul 2018
La guerra comercial entre EEUU y China se ha recrudecido en las últimas horas, tras la decisión de Washington de imponer una nueva ronda de aranceles, la segunda, contra las importaciones chinas, valorada en 200.000 millones de dólares, y la respuesta de Pekín de que, una vez más, contestará a esas medidas proteccionistas con aranceles equivalentes sobre importaciones estadounidenses.
Así, el Ministerio chino de Comercio ha criticado que la nueva ronda de medidas proteccionistas del Gobierno estadounidense contra su país supone un “bullying comercial” y anunció que presentará una nueva demanda ante la Organización Mundial de Comercio (OMC) para denunciar la “conducta unilateral” de Washington.
Además, Pekín ha resaltado que tomará ” las contramedidas necesarias” para defender sus intereses y ha urgido a la comunidad internacional a defender “el comercio libre y el sistema multilateral del comercio, y rechazar conjuntamente el hegemonismo comercial”. Esas represalias podrían afectar a exportaciones de EEUU como whisky, cerveza, automóviles, productos cárnicos o cereales como la soja o el sorgo.
Esta respuesta llega después de que la Casa Blanca anunciase en la noche del martes, hora estadounidense, que aplicará nuevos aranceles del 10% sobre una nueva lista de productos del gigante asiático. En este caso, Washington gravará las importaciones de productos alimenticios y electrónicos, tabaco, carbón, químicos, neumáticos, muebles, alfombras, bicicletas e incluso papel higiénico.
El secretario estadounidense de Comercio, Robert Lighthizer, ha asegurado que su Gobierno ha tomado esta nueva medida proteccionista contra China debido a que Pekín respondió este fin de semana a la segunda ronda de aranceles de EEUU contra sus importaciones con medidas equivalentes sobre las exportaciones estadounidenses. Ambos gravámenes aduaneros están valorados en 34.000 millones de dólares y afectarán a un amplio rango de productos de ambos países.
Lighthizer criticó que China “en vez de abordar nuestras legítimas preocupaciones, comenzó a tomar represalias sobre productos estadounidenses”, una práctica que ha calificado de desproporcionada, a pesar de que se produce como respuesta a una medida equivalente de Washington.
Concretamente, el pasado viernes el presidente de EEUU, Donald Trump, ratificó la imposición de aranceles del 25% sobre importaciones chinas como represalia por el supuesto robo de propiedad intelectual de productos tecnológicos y comerciales estadounidenses. Estas medidas afectan en una primera oleada a 800 productos chinos, desde isótopos radioactivos a material aeronáutico pasando por pequeños electrodomésticos, mientras que otros 280 exportaciones chinas están todavía en revisión. Pekín respondió a las pocas horas igualando los gravámenes sobre exportaciones estadounidenses al gigante asiático.
A pesar de que las represalias chinas afectan directamente a importaciones cruciales para el sector agrícola estadounidense, su propia economía también sufrirá los efectos, dado que el país dependen de importaciones anuales de 95 millones de toneladas de soja, una demanda que ningún otro país puede cubrir por sí solo. Este encarecimiento de la soja podría elevar el coste de la cesta de la compra a los ciudadanos chinos, lo que ha llevado a Pekín a buscar reemplazo en Australia, Turquía o Uzbekistán para sustituir los productos de EEUU.
La política proteccionista que está aplicando el presidente de EEUU, Donald Trump, está llevando al país al borde de una guerra comercial con China. Además, la llamada a revisión del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, incluyendo sus amenazas a México y Canadá, y sus constantes críticas a la Unión Europea, a la que acusa de aprovecharse del comercio exterior estadounidense, pueden dar lugar a una guerra comercial en varios frentes, en la que EEUU se enfrentaría por sí sólo a represalias comerciales de los que hasta ahora eran sus principales socios.