Desde un tiempo a esta parte, las ciudades se han llenado de bicicletas y motos de reparto. Crecieron en número al amparo de cierto vacío legal y por la capacidad de las empresas de presionar a los repartidores en el asunto del precio. El Gobierno trató de mediar en la situación con su Ley Rider, […]
NacionalDirigentes Digital
| 22 abr 2022
Desde un tiempo a esta parte, las ciudades se han llenado de bicicletas y motos de reparto. Crecieron en número al amparo de cierto vacío legal y por la capacidad de las empresas de presionar a los repartidores en el asunto del precio.
El Gobierno trató de mediar en la situación con su Ley Rider, en la que se especificó que toda persona que prestara un servicio a las empresas de delivery debía ser considerada como trabajador. Hasta ese momento, dichas compañías habían optado por acogerse a los servicios de autónomos que, desde el punto de vista del Ministerio de Trabajo, no lo eran, sino que era una forma de encubrir una relación laboral.
El caso es que ese panorama deja claro que la rápida proliferación de estas empresas necesitaba una reflexión, pero a la vez resulta una oportunidad. “El reparto de última milla siempre estuvo rodeado de cierta polémica”, cuenta el CEO de Catcher, Carlos Mejía.
Su compañía se configura como un marketplace en el que empresas y repartidores comparten un espacio común. Los repartidores pueden ofrecer sus servicios “de forma libre, segura y legal”, mientras que las empresas contratan sus servicios en función de sus necesidades.
Para Mejía y sus socios, se trata de un “sector incipiente, ineficiente, de gran potencial de mejora y enormes cifras de inversión y de crecimiento”. Desde ese punto de vista, entendieron que es una actividad “que invita a la disrupción”.
“Ante la demanda de colectivos de repartidores que querían seguir siendo autónomos, lo vimos claro: había que crear un marco legal que les diera cobijo, defendiera sus intereses y fuese justo”, resume Mejía. La diferencia con otras alternativas es que en Catcher el repartidor puede ver miles de anuncios de empresas que buscan un repartidor para sus envíos. Además, cada uno de ellos puede poner el precio que estime conveniente.
La gracia de esta propuesta es que el repartidor se aprovecha de una enorme base de datos de empresas que quieren repartir, mientras que dicha empresa se aprovecha de unos costes más bajos, ya que el rider puede llevar varios repartos a la vez de comercios cercanos. “Como hay repartos de muchos comercios, pueden llevar varios repartos a la vez, ganando más, pero cobrando menos a cada comercio”, aclara el CEO de Catcher.
No obstante, el papel de este marketplace no termina ahí. También se asegura el cobro de las facturas a los repartidores una vez el reparto se realiza satisfactoriamente. Una plataforma de pagos se encarga de recibir el dinero de un usuario y abonárselo al otro.
Para los comercios supone una ventaja poder acceder a repartidores cercanos que pueden llevar varios repartos a la vez. De ese modo, también se contribuye a reducir las emisiones de CO2 porque el repartidor no presta servicio a una o dos empresas, sino a todas las que quiera y estén dentro de Catcher.
Empresas en alerta: aumenta el fraude en las transacciones online