“Nadie es un fracaso absoluto, siempre puede servir de mal ejemplo”. Con esta sentencia comenzaba Eva Tarín la entrevista con DIRIGENTES. Una emprendedora nata, fuerte, que no se da por vencida y que lo demuestra de la mejor manera que se puede: ayudando a otros, especialmente mujeres, a labrar el camino del éxito como empresaria. […]
EmprendedoresDirigentes Digital
| 13 oct 2023
“Nadie es un fracaso absoluto, siempre puede servir de mal ejemplo”. Con esta sentencia comenzaba Eva Tarín la entrevista con DIRIGENTES. Una emprendedora nata, fuerte, que no se da por vencida y que lo demuestra de la mejor manera que se puede: ayudando a otros, especialmente mujeres, a labrar el camino del éxito como empresaria.
A través de esta inspiradora lectura, coincidiendo con el #DayforFailure (Día Mundial del Fracaso), la fundadora de Informática de Cabecera quiere dar las claves de la superación empresarial y la gestión del miedo al fracaso que ella misma superó en sus inicios como emprendedora. Una perspectiva única sobre el aprendizaje que ello conlleva con el que pretende ayudar a cientos de mujeres del mundo de los negocios, desafiando todo tipo de expectativas.
La primera vez que leí “Nadie es un fracaso absoluto, siempre puede servir de mal ejemplo” me pareció genial. Resume perfectamente mi forma de ver la vida. Nunca he sabido quién es su autor, pero creo que define mi manera de enfrentarme a “los fracasos”.
En mi vida he hecho muchas cosas, algunas han salido bien y otras menos bien, pero no siento que haya fracasado nunca. Cierto es que a veces algo no sale como esperabas, sin embargo, eso no significa que no se pueda sacar partido de esa situación.
Supongo que si tuviera que hablar de un “fracaso”, podría mencionar mi primer emprendimiento. Con 24 años monté junto a mi socia una academia en Barcelona. Hablo de 1994, Internet no existía y la informática se aprendía yendo a clase. Estuvimos cuatro años en marcha hasta que decidimos cerrar. ¿Lo considero un fracaso? La verdad es que no. Aprendí más sobre cómo llevar un negocio, publicidad, compras, mantenimiento, relaciones laborales, trato con proveedores, etc. que lo que me habían enseñado en la carrera.
Esta experiencia me ha servido en cada uno de los trabajos en los que he estado y por supuesto, me ha ayudado muchísimo en mi actual negocio, informaticadecabecera.com. Las tablas que adquirí hacen que merezca la pena haberlo intentado.
Formación, formación y formación. Y práctica con el fin de coger experiencia. Aunque fracases, esta es la base para poder tener la seguridad de que vas a triunfar en tu trabajo.
Además, hay que ver los fracasos como oportunidades de aprendizaje. Tengo una mentalidad muy norteamericana. Te pongo un ejemplo. Cualquier persona que haya ganado un campeonato del mundo de lo que sea, patinaje, fútbol o de bailar peonza. ¿Crees que le ha salido todo bien a la primera? ¿Piensas que no ha tenido que caer y aprender a levantarse?
Lo que mucha gente considera fracaso, para mí es un entrenamiento. Igual que en un deporte. Si quieres triunfar con tu negocio, tienes que intentarlo varias veces, aprender y ganar experiencia.
Eva Tarín, fundadora de informaticadecabecera.com
Las mujeres por desgracia aún estamos más educadas para ser “segundonas”, las que menos ganan en comparación a los hombres, las que reducen su jornada o las que dejan su trabajo con el objetivo de cuidar a los niños. Se nos enseña para que vayamos “detrás”.
Afortunadamente, esto va cambiando, pero creo que esta educación hace que tengamos menos miedo al fracaso. Si un hombre emprende y no triunfa, se considera que ha fracasado estrepitosamente. Si una mujer monta un negocio y no tiene éxito, a ojos de la sociedad ha fracasado menos, pues lo hace si no es capaz de llevar la casa, criar a los hijos y mantener un trabajo mediocre. En ese sentido, las mujeres podemos emprender con más “tranquilidad”, ya que el rasero está más bajo. Esto, a su vez, hace que tengamos más aguante, sepamos encajar mejor los contratiempos y seamos más pacientes.
Si entendemos el fracaso como un proceso de aprendizaje y un entrenamiento para conseguir nuestras metas, si bien el miedo no va a desaparecer, se convierte en algo aceptable y hacerse llevadero.
La mejor motivación que podemos tener es fijar unos objetivos claros, realistas y sobre todo asumibles. A veces se fracasa porque las expectativas son demasiado altas.
Mis clientas son principalmente mujeres que están empezando su emprendimiento. El mayor desafío que pueden encontrar es el arrancar, la puesta en marcha. En general, tenemos muy poca formación digital. Las nuevas generaciones saben utilizar la tecnología a nivel de usuario, como consumidor de contenidos, pero la gran mayoría falla en los conocimientos necesarios con el objetivo de poder llevar un negocio online.
La llegada de las inteligencia artificial está revolucionando el panorama, hay que formarse bien para aprovechar todas estas nuevas herramientas. Un emprendedor digital tiene que estar en constante formación.
Hay que accionar, dar el primer paso. Si no lo intentas, siempre te preguntarás qué podría haber ocurrido si lo hubieras hecho. Si sale mal, analizar la situación, descubrir cómo evitar los errores cometidos, tomar nota y lanzarse de nuevo a la piscina.