Diciembre trae consigo dos reuniones importantes de los bancos centrales que marcarán el devenir de los mercados, aunque algunos movimientos ya se hayan descontado. Y es que, tanto la Reserva Federal como el Banco Central Europeo anunciarán nuevas medidas para combatir la inflación. Las subidas de tipos se dan por hecho, pero el mercado también […]
Diciembre trae consigo dos reuniones importantes de los bancos centrales que marcarán el devenir de los mercados, aunque algunos movimientos ya se hayan descontado. Y es que, tanto la Reserva Federal como el Banco Central Europeo anunciarán nuevas medidas para combatir la inflación. Las subidas de tipos se dan por hecho, pero el mercado también espera un guiño que indique una ralentización de las subidas y una posible paralización de las mismas en el primer trimestre del 2023.
La Fed será la primera en anunciar sus nuevas medidas de política monetaria. El mercado espera una subida de 50 puntos básicos, en lugar de los 75 p.b. anteriores. “Esto no debe interpretarse como un giro de la Reserva Federal hacia una política monetaria más moderada. La inflación sigue siendo demasiado alta, los mercados laborales demasiado fuertes y la oferta y la demanda demasiado desequilibradas para que la Reserva Federal baje la guardia”, comenta Christian Scherrmann, U.S. Economist at DWS.
Así las cosas, con esta nueva subida. Los tipos generales se quedarían en el entorno de los 4,25-4,50%. Por ello, la pregunta que más se hacen los inversores y analistas es hasta cuándo subirán. “A pesar de la relajación en el ritmo de subidas que esperamos para esta reunión, mantenemos el nivel de llegada en el 5% para finales del primer trimestre de 2023”, asegura Cristina Gavín, responsable de Renta Fija en Ibercaja Gestión.
Al mismo tiempo, la experta cree que la tasa de inflación, la evolución de los tipos reales y el dato de empleo son también factores clave que pueden marcar la evolución del tipo de intervención para 2023, “y podrían elevar el nivel de llegada hasta 5,25% para mediados de año, aunque hoy por hoy parece poco probable. El cambio de sesgo con un inicio de bajadas de tipos quedaría ya pospuesto para 2024”, añade.
Finalmente, y además de las subidas de tipos presentes y futuras, el mercado también valorará las palabras o medidas que puedan anunciarse en cuanto a una reducción del balance, que debería comenzar en 2023, tal y como parece previsto.
Los expertos también esperan una nueva subida de tipos por parte del organismo presidido por Christine Lagarde. Con el tipo general al 2% en Europa, se espera que el movimiento sea de otros 50 p.b. de subida para la reunión de diciembre. “Esperamos subida de 50 puntos básicos para la reunión de este jueves, colocando la facilidad de depósito en el 2%. No creemos que Lagarde concrete los pasos a dar para las primeras reuniones del 2023 ni detalle el tipo terminal de este ciclo de subidas de tipos”, comenta Germán García Mellado, gestor de renta fija de A&G.
Si bien las perspectivas de los tipos para 2023 por parte del BCE parecen más complicadas de vaticinar, en esta reunión será importante las perspectivas que publique el propio banco central. Y es que, el BCE presentará en diciembre por primera vez sus previsiones de crecimiento e inflación hasta 2025. A pesar de un crecimiento más débil, la inflación en 2023 y 2024 estará muy por encima del objetivo de inflación del BCE. “Esto exige una política monetaria restrictiva que, en nuestra opinión, requerirá nuevas subidas de los tipos de interés de un total de 100 puntos básicos en los próximos meses”, comenta Ulrike Kastens, Economist Europe, DWS.
Más allá de los tipos, el mercado está expectante por las decisiones que tome el BCE para reducir el balance. Después de conocer que, en las dos ventanas de repago anticipado de los TLTROs, la reducción por esta vía (743.000M) probablemente no haya sido todo lo elevada que se anticipaba, habrá que ver el ritmo y el timing en la reducción balance a través de los programas de compras de bonos.
“Esperamos que la reducción de compras se articule mediante el APP, mediante la no reinversión de un importe similar o algo inferior a los vencimientos que se vayan produciendo a partir de los meses de marzo o abril de 2023. Este quantitative tightening pasivo (sin ventas de bonos) articulado a través de la no reinversión de parte del programa APP tendría un impacto limitado sobre las primas de riesgo periféricas y crédito corporativo elegible para el BCE”, asegura Mellado.