La incertidumbre se ha hecho persistente para la economía. Gestionar una empresa, un país o la propia economía familiar se hace una tarea de intuición porque nadie sabe si mañana aparecerá una variante nueva del coronavirus, si los precios se elevarán hasta las nubes o si Rusia invadirá Ucrania con penosas consecuencias para llenar el […]
Tipos de interésLa incertidumbre se ha hecho persistente para la economía. Gestionar una empresa, un país o la propia economía familiar se hace una tarea de intuición porque nadie sabe si mañana aparecerá una variante nueva del coronavirus, si los precios se elevarán hasta las nubes o si Rusia invadirá Ucrania con penosas consecuencias para llenar el depósito del coche. El propio sector financiero mira con lupa los movimientos de los bancos centrales.
Pero sí se pueden despejar algunos riesgos que hace dos años se daban por ciertos. El sector financiero se puso en lo peor cuando la expansión del virus obligó a cerrar temporalmente las empresas no esenciales, y también cuando se puso en cuarentena la posibilidad de viajar o tomar un refresco en un bar.
Ante eso, los bancos provisionaron miles de millones de euros por si el asunto iba a peor. El presidente saliente de la Asociación Española Bancaria, José María Roldán, explica que, por el momento, “esas provisiones no se han utilizado”. En el II Observatorio de las Finanzas, Roldán insiste en que el sector financiero se ha encontrado con vientos de cola que no esperaba.
En primer lugar, la evolución de la actividad económica ha sido positiva. Los bancos conservan sus provisiones por si acaso la morosidad se dispara, pero por el momento no parece probable. José Antonio Álvarez, consejero delegado de Banco Santander, explicó en el mismo foro que “afortunadamente”, los bancos se equivocaron al vaticinar cómo sería la actividad económica.
En concreto, el sector proyectaba niveles de desempleo más elevados. Asimismo, se esperaba que el valor de los activos, en particular las viviendas, iba a decaer. Eso no ha ocurrido así, sino que en ambos casos ha pasado lo contrario: el desempleo se encuentra en cifras similares a las previas a la pandemia, mientras que el precio de la vivienda se ha elevado. Estas dos circunstancias dejan una buena posición financiera de los consumidores: “De las mejores que hayamos visto”, dice Álvarez.
En cambio, hace hincapié en el caso de las empresas. El dirigente de Banco Santander diferencia por sectores y por países, en tanto que cada sector ha sufrido la crisis de una forma y, a su vez, cada país tiene una influencia distinta de dichos sectores. En el caso concreto de España, el peso del turismo es elevado, por lo que la recuperación de ese sector incidirá en la devolución de los préstamos de las empresas, cree Álvarez. En ese sentido, insiste en que la incertidumbre actual está ligada a ese sector y por eso se mantienen las provisiones.
Roldán es optimista, porque si la economía sigue funcionando como hasta ahora y la recuperación se extiende a todos los sectores, los bancos podrán liberar esas provisiones e “impulsar la rentabilidad”. Sin ir más lejos, Banco Santander liberó unos 750 millones de euros que fueron a parar directamente a su cuenta de resultados.
El presidente de la patronal bancaria también se ha expresado acerca de los tipos de interés. El previsible regreso a valores positivos es otro de esos vientos de cola que menciona Roldán, que devolverá el negocio bancario a su estándar habitual: premio para el ahorro en los depósitos y no castigo, como en los últimos años.
El hecho de que el sector descuente una subida de tipos a finales de año tiene que ver con la elevada inflación que se está registrando. El vicepresidente del Banco Central Europeo, Luis de Guindos, también reconoce que su organización se equivocó al hacer sus previsiones de inflación.
Si bien es cierto que otras autoridades monetarias también lo hicieron, el BCE apostó por una inflación transitoria que, no obstante, amenaza con mantenerse. Este es uno de los riesgos que se descartaban y que, por el contrario, se materializa y obligará a actuar al emisor del euro. En opinión de Guindos, los factores que han hecho persistente la inflación son los precios de la energía y los cuellos de botella en la cadena de suministro.
Aunque eludió pronunciarse con claridad al respecto, de Guindos avanza que el BCE reajustará su política si los datos de inflación continúan como hasta ahora: “Veremos los datos y reajustaremos si ha lugar, nuestro mandato es la estabilidad de precios”, insiste el vicepresidente.