La iniciativa del fondo de recuperación planteado por estos dos países se observa en el mercado como una sorpresa positiva: 500.000 millones de euros en emisión conjunta de la UE, que se asignaría como subvenciones. Si la UE de 27 fuese capaz de estar de acuerdo en algo como esto podría suponer, no sólo un alivio […]
BolsasLa iniciativa del fondo de recuperación planteado por estos dos países se observa en el mercado como una sorpresa positiva: 500.000 millones de euros en emisión conjunta de la UE, que se asignaría como subvenciones. Si la UE de 27 fuese capaz de estar de acuerdo en algo como esto podría suponer, no sólo un alivio temporal para el BCE, sino un fuerte símbolo político, como afirman desde Bank of America Merrill Lynch. Eso sí, los expertos de esta firma también tienen claro que el tamaño se antoja insuficiente para solucionar todos los problemas, al tiempo que subrayan que tanto “su diseño exacto en la asignación, el reembolso y el calendario será crucial”.
Buen comienzo
En esencia, como subrayan desde Omega IGF, lo que proponen es autorizar a la Comisión Europea para que “pida fondos prestados en los mercados financieros a nombre de la Unión Europea, respetando al mismo tiempo los tratados de la UE”. Para BofA, los términos son importantes, es decir, el hecho de que los fondos se otorguen en forma de donaciones en lugar de préstamos es clave, porque no se mostrarían en el índice de deuda de los países individuales. Por eso en el mercado se ve con buenos ojos
esa “innovación” en la postura alemana. “Hasta ahora, la posición era que los instrumentos presupuestarios de la UE debían ser proporcionalmente más ligeros en subvenciones, más pesados en préstamos y de duración limitada”, destacan desde esta entidad. Por tanto, la propuesta franco-alemana es un “guiño a una especie de transferencia fiscal a través del espacio europeo”.
Se trata de un aspecto que también subraya Olivia Álvarez, analista de Monex Europe. “Los países más impactados por la pandemia tendrían acceso a fondos respaldados por el presupuesto europeo para cubrir sus necesidades de financiamiento post-crisis, sin estar directamente afectados por la condicionalidad de las primas de riesgo implícitas en los mercados de deuda de los estados miembros individuales”, comenta. A su juicio, siempre según los detalles iniciales del plan, habría distribución de fondos en función del grado de afectación de la pandemia y el repago de estos préstamos se haría bajo las reglas de contribución establecidas en el presupuesto. En esencia, se traduciría en que “países como Alemania y otros grandes contribuyentes al presupuesto comunitario estarían prácticamente garantizando el repago de la mayor porción de deuda que contraerían países afectados como Italia y España”, señala. Y esto es mucho, tras los desencuentros a cuenta de los denominados coronabonos de los que mucho se habla.
Para Alvise Lennkh, subdirector de Finanzas Públicas de Scope, “un uso productivo de estas transferencias podría estabilizar los niveles de deuda pública y, por lo tanto, reducir potencialmente los riesgos para los ratings soberanos”. Y para Maryse Pogodzinski, economista de Groupama AM, “claramente, es una propuesta ambiciosa que podría tener consecuencias positivas a largo plazo para Europa”.
Letra pequeña
La propia Merkel ha calificado la propuesta de “paso adelante” y ha señalado -como recuerdan en Omega IGF- que “estará respaldada por compromisos de los Estados miembros para emprender políticas económicas sólidas y una ambiciosa agenda de reformas”. De ahí que Álvarez destaque que el diablo puede estar en los detalles. “Aunque aún no se conocen con exactitud todos los particulares asociados a esta iniciativa, es probable que existan requisitos asociados a estos fondos en materia de niveles mínimos de impuestos, impuestos a los servicios digitales, entre otros”, apunta. Y es que, según señala, “bajo este esquema, Alemania podría virtualmente forzar a los países del área a alinear las políticas tributarias con las estrictas reglas fiscales promovidas por Berlín, con el objetivo de imponer pautas de disciplina fiscal en el área y, sobre todo, bases fiscales competitivas entre los países de la región”. Un aspecto en el que insisten desde Groupama AM. “El reembolso del préstamo aún no se ha discutido; podría ser en forma de una contribución nacional más alta dependiendo de la asignación en el presupuesto de la UE o mediante recursos directos como un nuevo impuesto digital o un impuesto al carbono”.
Pese a todo y aunque el tamaño sería “relativamente pequeño”, dado que equivaldría a un 4% del PIB de la UE-27, desde BofA destacan que “si se despliega bien (es decir, la mayoría de los fondos van a los países de la periferia) y el reembolso se comparte en función del PIB durante mucho tiempo, el instrumento podría ser poderoso más allá de su simbolismo político”.
De momento, se trata de sólo una propuesta franco-alemana que, dado que parte del presupuesto de la UE, necesita el consenso del resto de estados miembro, incluidos aquellos que se han opuesto hasta ahora a la idea de las “transferencias” y los del este, que querrán obtener una buena parte del recurso disponible. La atención se traslada ahora al 27 de mayo, cuando la Comisión Europea haga su propia propuesta ( se espera que ésta le sirva de base). En todo caso, como recuerdan desde Scope, Alemania ostentará la presidencia del Consejo durante el segundo semestre de 2020, por lo que le tocará finalizar las negociaciones sobre el fondo de recuperación en el contexto de unos presupuestos de la UE significativamente revisados para 2021-27. “Veremos si existe la voluntad política de poner en marcha un fondo de importancia macroeconómica como éste”, señala Alvise Lennkh.