“Los bancos tienen una oportunidad de oro para recuperar confianza e imagen”

Se definen como el primer proxy advisor español, ¿el grueso de su trabajo es diseñar el voto de los inversores en las juntas de accionistas de las compañías?

En efecto, como miembro de la alianza ECGS nuestro papel es doble: por un lado elaborar los informes de recomendación de voto para las juntas de las cotizadas en España; y por otro, ofrecer a los institucionales españoles estos análisis, junto con los de más de 500 compañías europeas que cubrimos entre todos los socios, así como otros servicios relacionados como la elaboración y puesta en práctica de políticas de voto e implicación y otras obligaciones normativas, en materia de inversión responsable y gobierno corporativo.

ECGS trata de ofrecer análisis de calidad, basado en nuestra presencia y conocimiento de los mercados y normativa europeos. Presenta una alternativa a los proxy advisors americanos, con mayor tamaño y cobertura global, pero menor experiencia local y aplicando métricas de sus propios mercados, sobre todo del americano, donde constituyen un cuasi-monopolio. Hay que tener en cuenta que en EE.UU. existe obligación legal de votar en las juntas para los fondos de pensiones desde los años 70. En Europa, esto llega en los 90, mientras que en España todavía estamos esperando la transposición de la directiva europea de implicación de accionistas (SRDII).

El hecho de que las juntas sean online por el Covid-19, ¿ha supuesto algún problema?

Para nosotros no tanto. Se han cancelado juntas ya convocadas, como Naturgy o Caixabank, cuyos informes tenemos que revisar a tenor de las nuevas propuestas. También ha habido cambios en las propuestas de juntas cuya convocatoria se ha mantenido, como la supresión del dividendo del Santander en el último día, que debemos seguir de cerca para informar pronto a nuestros clientes, inversores europeos, de estos cambios.

El problema principal es para los accionistas, que ven muy limitadas sus opciones de participación en las juntas, por la dificultad que supone el uso de medios telemáticos para votar. También por la imposibilidad de asistir físicamente e intervenir de viva voz, conocer la opinión de otros accionistas y escuchar las respuestas de los consejeros correspondientes, algo que solo puede hacerse en una junta, el acto corporativo por excelencia para los minoristas. A pesar del esfuerzo de las sociedades por facilitar la participación, esta situación les permite filtrar aún más las intervenciones y preguntas incómodas en detrimento de la transparencia.

Juan Prieto

Por su experiencia, ¿qué es lo que suscita más controversia en las juntas de accionistas?

Los temas más polémicos son las remuneraciones, la frecuentemente excesiva compensación de los ejecutivos y de los consejeros independientes, que compromete la imparcialidad de su criterio y actuación. La independencia de los miembros del consejo es otro aspecto de gran controversia, pues es clave para el buen gobierno.

Las operaciones de capital, como ampliaciones, reducciones o recompras de acciones, también suscitan oposición por parte del inversor. Finalmente, como consecuencia de la crisis, el reparto de dividendos, la retribución a los accionistas en general, y de nuevo las políticas de retribución, que deben ser revisadas a la baja en el nuevo escenario, están siendo igualmente objeto de discusión.

Muchas empresas y gestoras de fondos han echado el resto con iniciativas de apoyo ante la emergencia sanitaria y económica, ¿esta crisis será un espaldarazo en materia de gobierno corporativo?

Las cotizadas españolas, las grandes empresas en particular, están teniendo una actuación ejemplar ante la pandemia, ofreciendo todo tipo de ayudas para combatir sus efectos. Empezando por sus empleados para garantizar su salud, poniendo los medios adecuados para seguir trabajando en remoto y no parar su actividad, y siguiendo con la creación de fondos de ayuda, el uso de sus medios logísticos y el control de su cadena de suministros.

Los bancos deben desempeñar un papel fundamental en la gestión de la crisis, facilitando financiación y soluciones nuevas ante una crisis sin precedentes que afecta seriamente la actividad de sus clientes y la sostenibilidad de sus negocios. Tienen una oportunidad de oro para recuperar la confianza y mejorar una imagen deteriorada en los últimos años a consecuencia de crisis anteriores.

¿La inversión responsable también saldrá reforzada? 

Esperemos que sí. Quizá haya un giro, necesario en nuestra opinión, desde los aspectos puramente medioambientales, y en especial de cambio climático, que estaban ocupando todo el foco y las nuevas tendencias en esta materia, hacia aspectos sociales, sin olvidar el gobierno corporativo, que debe ser la vía por la que circulen todos los demás esfuerzos. 

No nos olvidemos de que la ASG (ESG en inglés) no es solo ambiental, sino también social y de gobernanza. Confiemos, por otra parte, en que la crisis no frene los proyectos de financiación sostenible en marcha, tan necesarios para todos.

¿Las empresas viran hacia estrategias más sostenibles por convencimiento o por “presión” de los grandes accionistas: fondos, compañías de seguros, etc?

Por ambas razones. El mundo está cambiando así como el objetivo de las empresas (“purpose”). El poderoso lobby corporativo americano, la US Business Roundtable, ha cambiado el propósito desde el beneficio para sus accionistas (“shareholders primacy” establecido y sin cambios desde 1997) hacia el enfoque hacia otros stakeholders como los empleados, clientes, proveedores y sociedad en general. Las empresas son conscientes de su responsabilidad social corporativa, concepto que se está transformando hacia el más amplio de sostenibilidad.

Los inversores institucionales también están haciendo su papel, por convicción u obligación normativa, integrando los criterios sostenibles y de rentabilidad a largo plazo en sus estrategias de inversión, sobre todo aseguradoras y fondos de pensiones. Todavía no está claramente demostrado que la inversión responsable sea más rentable, pero al mismo tiempo crece la demanda por los inversores de productos más sostenibles con objetivos de mayor interés para la sociedad en su conjunto. Y en estos tiempos de crisis pensamos que esta tendencia aumentará. Como dice el sabio refrán: “no hay mal que por bien no venga”.

2020-05-14 22:05:59

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