El volantazo de Banco Sabadell durante las negociaciones de fusión con BBVA sorprendió al sector y a los inversores. Se daba por hecho que la única salida de la entidad catalana era desaparecer como tal e integrarse en una corporación más grande.

Por ello, el banco espera convencer a los inversores de que puede acometer la tarea de ser rentable y sostenible en solitario, con un nuevo plan estratégico que presentará en marzo del año que viene. No obstante, desde la entidad que preside Josep Oliu desde hace 21 años se entiende que deberá haber un cambio de rumbo y que el timón tendrán que llevarlo unas manos diferentes.

Es por eso que Oliu dejará de tener responsabilidad ejecutiva en el banco, de modo que su presidencia pasará a ser más bien simbólica. Este movimiento tiene sentido si se tiene en cuenta que el consejero delegado, Jaime Guardiola, también será sustituido. Guardiola se jubila a sus 63 años y será César González-Bueno quien ocupará su lugar.

El paso atrás de Oliu supondrá que el consejero delegado ostentará la mayor parte del poder ejecutivo, según informan medios digitales y adelantó Bloomberg. González-Bueno cuenta con experiencia como responsable de ING en España y Portugal y será la nueva cara visible de la entidad. También ejerció como consejero delegado de NovaGalicia, un periodo en el que creó Evo Banco. Su predecesor, Guardiola, contará con una indemnización de 24 millones de euros.

La tarea de González-Bueno será preparar la entidad para la nueva etapa que se iniciará cuando Banco Sabadell se deshaga de su negocio británico, TSB. Por ello, la viabilidad del proyecto tendrá mucho que ver con el plan que diseñe el nuevo dirigente. Según su experiencia, es de esperar que la digitalización ejerza un papel clave.