No es casualidad que la Asociación de Franquicias Checa (ČAF) haya visitado Madrid. Durante tres días (4-6 abril) la ciudad ha ostentado el título de capital mundial de la franquicia para hacer gala de las oportunidades de inversión que presenta este modelo de negocio tanto para las marcas internacionales que quieren asentarse en este país […]
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| 05 abr 2019
No es casualidad que la Asociación de Franquicias Checa (ČAF) haya visitado Madrid. Durante tres días (4-6 abril) la ciudad ha ostentado el título de capital mundial de la franquicia para hacer gala de las oportunidades de inversión que presenta este modelo de negocio tanto para las marcas internacionales que quieren asentarse en este país como a la inversa. Y es precisamente esta última opción la que ha motivado a Jan Gonda, como presidente de ČAF, a asistir a la 25º edición de Expofranquicia.
Los representantes del sector checo llegaron a la feria con un objetivo muy claro: mostrar cómo la franquicia puede ser una oportunidad de negocio con bastante recorrido por delante en su país. Las circunstancias políticas provocaron que el sistema de franquicias no llegara al país centroeuropeo hasta la década de los noventa, con McDonalds y la francesa Yves Rocher como ‘conejillo de indias’. Casi tres décadas después tiene registradas más de 250 enseñas que operan en este régimen.
Se trata de una cifra que ha tomado impulso especialmente en los últimos años. Según los datos recabados por el ICEX, a cierre de 2017 República Checa registraba 8.476 sucursales de franquicia activas, con un crecimiento estimado del 30% con respecto a 2015. La previsión de cara a 2020 es alcanzar las 300 cadenas en funcionamiento.
Un sistema que se ve propiciado por la alta afluencia que reciben los centros comerciales –frecuentados por el 80% de la población– así como por su ubicación estratégica -que lo convierten en una puerta de entrada para dar el salto a países vecino-, y a un aumento del poder adquisitivo. Tres ingredientes que hacen de República Checa un sitio con enorme potencial para cualquier negocio que busque expandirse.
Durante su intervención en el ‘Observatorio de la Expofranquicia’, Gonda destacó el predominio de las marcas nacionales con una distribución en el porcentaje 40-60 entre las franquicias extranjeras y checas. Pese a ello, el número de socios europeos interesados en penetrar en el país es cada vez mayor, principalmente, Alemania, Francia, Gran Bretaña y España.
En este sentido, son bastantes las compañías que desembarcaron en esta zona con miras a una fuerte expansión. Una de las primeras en hacerlo fue Naturhouse mediante un sistema de máster franquicia. La compañía penetró en el país eslavo en 2008 y, desde entonces, su crecimiento ha sido constante. A cierre del año pasado contabilizaban alrededor de 100 tiendas. Una trayectoria que allanó el camino a otras marcas españolas como la firma de moda, Mango o Nomasvello.
Para encontrar casos más recientes hay que fijarse en otras compañías como Telepizza. A través de una ‘joint venture’ con el mayor vendedor de pizza de República Checa -Forty’s Pizza- la firma española desembarcó con la inauguración de diez establecimientos en octubre de 2017. A esta andadura le siguió un mes después la cadena de tintorería y lavandería, Pressto.
Según datos extraídos por el informe ‘La Franquicia Española en el Mundo’, elaborado por la Asociación Española de Franquiciadores (AEF) un total de 18 marcas procedentes de siete sectores diferentes operaban en República Checa a cierre de 2018.
A pesar de su negativa para adoptar el euro como moneda única y contar con una exposición al exterior del 75% –una de las más elevadas de toda la Unión Europea– la economía checa puede presumir de contar con una de las tasas de paro más bajas de toda la zona comunitaria con un 1,9% de población desempleada. Tendencia que se extiende también a otros colectivos como el femenino (2,8%) y el juvenil (6,1%). En términos de PIB, se espera que su economía crezca en torno al 3% este año, por encima de la Unión Europea.