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Grupo BASF: ¿Ya no hay química?

La guerra comercial con China y en parte con EEUU, un sector de automóvil en crisis y el cambio climático en general con su impacto sobre la economía global hacen sufrir a BASF. El gigante de Ludwigshafen ha anunciado que el beneficio neto de este año se reducirá un 30% comparando con 2018. Este “profit […]

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12 jul 2019

La guerra comercial con China y en parte con EEUU, un sector de automóvil en crisis y el cambio climático en general con su impacto sobre la economía global hacen sufrir a BASF. El gigante de Ludwigshafen ha anunciado que el beneficio neto de este año se reducirá un 30% comparando con 2018. Este “profit warning” ha dejado muchos con la boca abierta, porque al principio del año la compañía del DAX contaba todavía con un crecimiento en sus negocios. Pero los cambios disruptivos causados por el cambio climático y la lucha en primera línea de Alemania con su “Energiewende” (giro energético) ha hecho que también en la agricultura se usen ya menos químicos. Todo se cuestiona ahora mismo en la industria tradicional y el gigante no puede seguir tan rápido el ritmo. Sin el boom de consumo en el propio país y el crecimiento en el sector de construcción, la situación se presentará todavía peor para BASF, cuyas siglas vienen de su nombre tradicional: Badische Anilin- & Soda-Fabrik.

El mercado castiga a BASF

En un año las acciones del grupo químico han perdido un 26% de su valor, lo que exige consecuencias en BASF. A finales de junio la empresa anunció que recortaría 6000 de los 122.000 empleos en todo el mundo. Lo que preocupa en Alemania es que la industria química es un tipo de indicador de alerta económico. El sector factura al año 200.000 millones de euros y emplea a 462.500 personas. Con sus productos primarios, la industria química abastece a casi todas las industrias. Una demanda que se hunde se siente primero en compañías como BASF. Por ello, para muchos economistas el malestar de BASF es ya visto como el inicio del fin del segundo milagro económico alemán después de la segunda guerra mundial. Desde 10 años la economía alemana crece sin parar, pero todos estos grupos industriales tradicionales ThyssenKrupp, Bayer, Daimler, BMW luchan ahora contra los nuevos tiempos con estructuras más modestas, la digitalización, la sostenibilidad y más eficiencia. Ya hay trimestres de crecimientos negativos en Alemania, lo que todavía no es una recesión podría serlo pronto.

“La segunda mitad del año ha comenzado, y no se puede ver nada de la recuperación generalmente esperada”, dice el experto en economía del Commerzbank Ralph Solveen, que describe la situación actual. Y según las estimaciones del economista jefe de Ifo, Timo Wollmershäuser, ya hay “las primeras señales de que la debilidad industrial se está transfiriendo a otros sectores de la economía”. Por ejemplo, el estado de ánimo en los proveedores de servicios relacionados con la industria como en logística, se ha deteriorado considerablemente. Según una encuesta realizada por Ifo, el número de empresas industriales que quiere introducir ya un día laboral más corto (Kurzarbeit) debido a menos demanda está aumentando. En la actualidad, el 3.8% de las empresas en el sector manufacturero ya han cambiado su ritmo de producción y el 8,5% lo quiere hacer en los próximos tres meses – el valor más alto desde 2013.

¿Está cambiando el mercado laboral alemán?

Ya las malas noticias no acaban. Daimler acaba de anunciar que registró una pérdida de mil millones en su negocio operativo, y nuevamente redujo su pronóstico para el año actual. Debido al asunto del escape de diesel, los retiros de bolsas de aire, los problemas de producción y las dificultades de ventas, el resultado operativo caerá significativamente, dijo el fabricante de automóviles. Por el momento el mercado laboral alemán es muy sano, aunque hay que ver la cifra oficial de un 5,1% de paro no es real viendo que hay millones de personas en programas de formación del estado o viven del subsidio Hartz IV. Ya se anunció toda una serie de empresas destacadas que quieren recortar empleo en Alemania. Porque lo que vive la economía alemana es como un efecto domino. Cuando uno anuncia recortes, el otro sigue: El fabricante de automóviles estadounidense Ford quiere recortar 5400 empleos en Alemania, ThyssenKrupp 4000, BASF 3000 y Siemens 1400. En Deutsche Bank, se espera que desaparezcan alrededor de 18,000 empleos de tiempo completo, pero es probable que la reducción en Alemania sea limitada. A pesar de que los planes tienen en parte razones específicas de la empresa, la preocupación en Alemania en el gobierno de Angela Merkel es cada vez mayor. Su ministro de economía Peter Altmaier se ha ido en esos días a Silicon Valley, para aprender un poco como funciona la economía digital, dónde los alemanes no están liderando a nivel mundial.

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